El Alcalde que gobierna desde el ring
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alexsicairos@hotmail.com
Estrada quiere noquear a sus críticos
Sin nada que ofrecerle a Culiacán aparte de peleas, el Alcalde Jesús Estrada Ferreiro se enfrenta al enemigo que él considera más vulnerable: el periodismo. Sabe que se trata de un sector cuya integridad personal está en vilo y que la prensa crítica padece la desprotección en que a propósito la dejan los niveles de Gobierno federal, estatal y municipal. Está seguro de que esos rounds cotidianos los libra contra costales, no contra reporteros y medios valientes.
Ve a los periodistas y empresas noticiosas como sus lacayos. A los que no se someten los acusa de ser enemigos públicos y los castiga, según él, al sacarlos del reparto de recursos públicos que distribuye vía publicidad oficial con base a sus odios y simpatías. Eso sí, el elogio de unos cuantos “informadores” lo paga bien, con dinero del pueblo, solo para demostrar que tiene voces disponibles que le ayudan a justificar su horrible modo de gobernar.
El Alcalde es exageradamente belicoso con los periodistas y demasiado negligente al enfrentarse a los verdaderos enemigos de los culiacanenses. Se pone los guantes para defender los baches, la basura, las aguas negras, las alcantarillas peligrosas y se arrincona en el ring cuando tiene enfrente a los delincuentes que desvalijan de todas las maneras posibles a los ciudadanos. Y siempre lo niega todo, menos su obsesiva vocación por el desaliño.
Ahí va, cada vez con más tesón, al basurón de la historia. Riñe con los gobernados, a los que les debe respeto; pelea con los empresarios que generan los empleos para el crecimiento económico del municipio; desobedece a instituciones como es el caso del Congreso del Estado que le planteó cero aumento al impuesto predial y les tiene fobia a las organizaciones ciudadanas, como si la autonomía fuese un crimen en esta era culichi del estradismo intransigente.
Muestra el clásico envalentonamiento de quien se cree por encima del marco legal y de las instituciones. Le apuesta todo a que el Presidente Andrés Manuel López Obrador lo sacaría adelante, a ciegas, de cualquier conflicto; a que tiene de aliado inclusive en los desplantes autoritarios al Gobernador Quirino Ordaz Coppel y que el Congreso del Estado le hace lo que el viento a Juárez. Es el moderno todopoderoso diseñado por la disfuncionalidad de los demás poderes.
Desde esa torre de humo ve pequeños, insignificantes, a los actores y factores sociales que inciden en el fortalecimiento de la opinión pública para que esta posea elementos de juicio confiables en la adecuada toma de decisiones. Es el falso gigantismo gubernativo, sostenido en zancos de soberbia, desde el cual el tambaleante Alcalde de Culiacán agregó al noticiero Línea Directa a su lista de enemigos imaginarios.
Pero el caso es que Estrada Ferreiro ya rompió los límites de la relación gobierno-prensa. Se ha excedido en sus amenazas contra periodistas y tribunas informativas y ha de pagar consecuencias jurídicas y políticas por dilapidar el tiempo en ganarse las noticias principales debido a los berrinches que, los 407 días que lleva en el cargo, cumplidos ayer, lo reiteran en la ineptitud para desempeñar la función pública.
Tal vez, dicho esto en el último reducto de la duda, el Presidente de Culiacán no lleve a los hechos sus amenazas, sin embargo, cualquier integrante de sus huestes fanáticas, o alguno de sus verdaderos enemigos que quisieran precipitarle la caída, sí se animen aprovechando la confrontación a pasar del ataque verbal a la agresión física. En el ambiente de crispación se otea ese siguiente nivel de violencia.
Y cuando haya agresiones y víctimas todos los engranajes institucionales se activarán para actuar cuando ya sea tarde para intervenir. ¿Por qué los instrumentos del Estado se traban al tratarse de peligros inminentes para periodistas y medios? La respuesta está en los gobernantes del Movimiento Regeneración Nacional que frente a los abusos sistemáticos de los regímenes del PRI y PAN sí empujaban la aplicación de la ley y que hoy, al poseer Morena las riendas de los poderes, se ha convertido en espectadora pasiva de las golpizas asestadas por el pugilista Estrada a las libertades y garantías constitucionales.
En ese contexto del réferi dormido, a la capital de Sinaloa le resulta demasiado complicado el accidente electoral que llevó a Estrada Ferreiro al cargo, pero este en lugar de un gobierno instaló un ring. Y no pelea limpio cuando amenaza en el ejercicio de su responsabilidad pública, logrando que desvanezca el sujeto obligado a respetar la ley y las libertades que ésta garantiza, y sacando a relucir al intolerante que en sus arranques de furia es capaz de todo.
Reverso
Este viejo cuento enfada,
Y cansa pedirle mesura,
Esperando ver quién más dura,
O la paciencia o Estrada.
Lobo tiene razón
Adquiere vigencia el llamado que los Diputados de Morena, Pedro Villegas Lobo y Beatriz Adriana Zárate Valenzuela, le hicieron a Jesús Estrada Ferreiro a que renuncie de manera inmediata al cargo, esto el 16 de octubre cuando el Alcalde de Culiacán compareció ante el Congreso del Estado. “Los ciudadanos de Culiacán están hartos de su actitud tan déspota, arrogante, prepotente y grosera que si bien no influye en sus actividades, de sumarle o restarle a su trabajo, su actitud importa mucho porque no ayuda en nada. Si no puede encaminarse en una sensibilidad con la ciudadanía, recomiendo que presente su renuncia, ¡ah! y por cierto Estrada Ferreiro, usted no representa a la Cuarta Transformación”, le dijo Lobo.