Edward James y Plutarco Gastélum
en Xilitla

Rubén Aguilar
21 noviembre 2024

Lo primero que hay que decir del libro titulado Edward James y Plutarco Gastélum en Xilitla. El regreso de Robinson (Fundación Pedro y Elena Hernández A.C., Gobierno de San Luis Potosí y Conaculta, 2011), de la autora Irene Herner, es que se trata de un objeto de arte. El diseño es de Agustín Azuela de la Cueva y cada página está cuidada al detalle.

El texto es la tesis de Herner para obtener el grado de doctora en Ciencias Políticas y Sociales con orientación en Sociología del Arte, por la UNAM.

La investigación tiene diversos objetos de estudio que forman un todo perfectamente integrado. Está la biografía de Edward James, de Plutarco Gastélum y su familia, la relación personal que se establece entre los dos y el trabajo conjunto en Las Pozas en Xilitla, San Luis Potosí.

Y Herner, para entender la dimensión de la obra realizada por James y Gastélum, también se adentra en el surrealismo y los surrealistas. Su trabajo es un enorme coro polifónico que se integra con muchas voces que cantan en diversos tonos.

La manera como la autora aborda los diversos objetos de estudio con sus distintas capas, siempre yendo hacia lo más profundo, es muy original y como tal constituye un aporte al método de investigación, que resulta original y novedoso.

Herner reconstruye la vida del poeta surrealista Edward James, que hereda una gran riqueza familiar, a partir de una enorme revisión documental de textos que nunca se habían publicado que encuentra en maletas olvidadas, por décadas, en la casa de James en la selva de Xilitla. Hay cartas, poemas y textos autobiográficos.

La filosofía de vida de James es la de ser libre y salirse de toda convención social, de hacer todo lo que quiere. En Las Pozas, en Xilitla, encuentra un lugar ideal en medio de la selva tropical, donde puede vivir aislado, tal como desea y disfruta. Gozar de la naturaleza, de la lluvia, de la vista y el canto de los pájaros y bañarse desnudo en el río.

Está la relación de amistad y mecenazgo que James establece con los surrealistas René Magritte y Salvador Dalí. Y la amistad profunda con Leonora Carrington, con la que mantiene una intensa correspondencia. Su afición a las artes plásticas y la compra y colección de grandes pintores de su época, entre ellos Picasso. La frustración permanente de James de no ser reconocido como un poeta surrealista, que lo era, sino más bien sólo como un rico excéntrico que puede pagarse todos sus caprichos y que se convierte en reconocido mecenas de los artistas surrealistas que necesitan de su apoyo económico.

En Cuernavaca conoce a Plutarco Gastélum, un telegrafista de Sonora. Entre ambos se establece una relación que va más allá de la amistad, para convertirse en amantes. James lo convence de que se vaya a vivir a Xilitla y que lo ayude a adquirir la propiedad de Las Pozas, y luego a construir las obras que va imaginando, que resulta un trabajo conjunto, expresión de su relación.

El matrimonio de Gastélum con una mujer de Xilitla, el nacimiento de sus hijos. La relación de James con el matrimonio y la familia. Su protector y benefactor. Los viajes juntos a Europa. Las tensiones en la compleja relación entre James y Gastélum. Los amantes, los amigos, los compañeros de trabajo.

La construcción por 30 años de las 36 estructuras surrealistas de Las Pozas en un espacio de 40 hectáreas. Una combinación original de estilos donde el neogótico está siempre presente. Es, dice, Roger Bartra, un recordatorio “del hombre salvaje europeo... ha impulsado el eje más importante del arte vanguardista del Siglo 20. Es la renuncia al principio de representación o reproducción y el desecho de los códigos tradicionales de comunicación visual”.

La obra de James, con la ayuda de Gastélum, es expresión de un rebelde que se opone a la modernidad que todo lo homogeniza. Su obra, también su vida, van a contracorriente de las tendencias hegemónicas. El peregrino en busca del paraíso perdido edifica, paso a paso, a través de los años, una obra personal y única, que se inscribe en el surrealismo.

Esas estructuras son poesías realizadas en cemento. La poesía de James aquí adquiere otra forma de expresión, pero no deja de ser poesía. La naturaleza le ofrece la materia prima para hacer realidad sus fantasías. Y sin orden previo ni mapa de navegación empieza a remodelar el entorno. Dice Herner: “La idea de hacer una arquitectura escultórica como apropiación del concepto de jardín inglés con sus ruinas románticas fue surgiendo con el tiempo, al azar”.

“La arquitectura se convierte en pasajes de un espacio a otro, en laberintos de pasillos marcados por formas escultóricas de extraña simbología que evocan composiciones pictóricas de naturalezas muertas, escalinatas de función onírica, cuya inconsciencia las hace topar con el cielo para caer al infinito, puentes para una vida imaginaria. Entradas y salidas, el propio vértigo está construido en Las Pozas. Patios, contrafuertes y arcadas, bóvedas y estanques, un cuarto oscuro, pero con chimenea, encajes, floreteos y agujas góticas, que evocan las crestas de las pirámides mayas del Petén...”, afirma Herner.

El texto de Herner es un referente para conocer y entender la vida y la obra de Edward James. Abarca un abanico muy amplio y profundo de experiencias, encuentros, relaciones y trabajos. Y también para comprender la importancia de las esculturas de Las Pozas en el ámbito de la producción artística del surrealismo. Es un libro original, de un contenido extraordinario y de una gran belleza visual. Gocé de la lectura y aprendí mucho.

Edward James y Plutarco Gastélum en Xilitla.
El regreso de Robinson

Irene Herner

Fundación Pedro y Elena Hernández A.C., Gobierno de San Luis Potosí y Conaculta. México, 2011

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@RubenAguilar

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