Educar en la diversidad

Rodolfo Díaz Fonseca
22 febrero 2020

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rfonseca@noroeste.com
@rodolfodiazf

 

Ayer, hablamos de la necesidad de promover una ética del cuidado por encima de una ética de la igualdad, sobre todo en cuestiones referentes al tema de la igualdad de género y la incidencia de los feminicidios.

El cuidado, dijimos, no se reserva a la mujer, ni el poder autoritario es privilegio del varón, como afirmó Carol Gilligan: “En un contexto patriarcal, el cuidado es una ética femenina; en un contexto democrático, el cuidado es una ética humana”.

Por eso, es necesario promover una educación de la diversidad. “Hay que rechazar el esencialismo y la clasificación simple y absurda según la cual el hombre es autónomo y la mujer relacional, o el hombre es racional y la mujer sentimental”, aseguró Victoria Camps.

El Papa Francisco recalcó que la educación es constructora de paz y una fuerza capaz de luchar contra la egolatría que impide la pacificación y propicia “la fractura entre las generaciones, entre los pueblos, entre las culturas, entre las poblaciones ricas y pobres, entre lo masculino y lo femenino, entre economía y ética, entre humanidad y ambiente”.

Bergoglio añadió que estas fracturas y contraposiciones: “enferman las relaciones, esconden un miedo a la diversidad y a la diferencia. Por eso, la educación está llamada, con su fortaleza pacificadora, a formar personas capaces de comprender que las diversidades no constituyen un obstáculo a la unidad, más bien son indispensables a la riqueza de la propia identidad y de la identidad de todos”.

El método de la educación, precisó el Pontífice, debe ser un movimiento inclusivo: “Una inclusión que se concretiza en las acciones educativas en favor de los refugiados, de las víctimas de la trata de los seres humanos, de los migrantes, sin ninguna distinción de sexo, religión o etnia”.

¿Educo en la diversidad?