Educación o catástrofe
El célebre novelista de ciencia ficción, H. G. Wells, autor de La máquina del tiempo y de La guerra de los mundos, expresó: “La historia es una carrera entre educación y catástrofe”.
De ser cierta su afirmación, conviene preguntarnos quién está ganando la carrera. Ahora bien, la respuesta no la busquemos en libros, manuales, ensayos, estudios, investigaciones, estadísticas o enciclopedias, sino en la vida misma, en el rostro que ofrece el mundo actual.
Claro, no vamos a ser derrotistas, pero sí debemos ser precisos. ¿Hasta qué punto la educación, y los educadores, estamos formando con perspectiva humanista, y no sólo científica o tecnológicamente, a las generaciones que construirán el mundo del mañana?
Esta es la temática del libro que escribió Richard Gerver en su libro: “Crear hoy la escuela del mañana. La educación y el futuro de nuestros hijos”, donde plasmó su experiencia para transformar sustancialmente una escuela marginada y sin esperanza: la escuela primaria Grange, de Inglaterra.
Gerver precisó: “Nuestra educación comienza en el momento de nuestra concepción y moldea a la persona en que nos convertimos, la vida que vamos a llevar y el impacto que tendremos en los demás. Seguramente constituye la parte más importante del desarrollo humano. Tanto si nos gusta como si no, de forma consciente o inconsciente, hasta el momento de exhalar nuestro último aliento estamos aprendiendo, experimentando, creciendo y procesando información”.
Para Gerver es imprescindible que la escuela conecte con la sociedad y que ésta se integre a la escuela. Asimismo, la escuela debe permitir que el niño no sólo aprenda, sino que dé sentido a su aprendizaje. De igual forma, revisar la manera de alcanzar los contenidos y competencias, además de estimular la creatividad y diseñar una metodología centrada en el niño.
¿Educo para evitar la catástrofe?
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