Échale la culpa la PRI

Jesús Rojas Rivera
14 febrero 2020

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jesusrojasriver@gmail.com

 

El Partido Revolucionario Institucional está en crisis, en la peor de todas, coinciden analistas políticos y conocedores de los asuntos públicos de México. Se calcula que, el nivel de rechazo por el partido está por encima del 60 por ciento en mediciones nacionales, que en entidades con gobernadores les puede ir un poco mejor, pero que el escenario rumbo al 2021 es catastrófico.

En medio de la tormenta una “brillante idea” se asoma en la mente de algún “talentoso” creativo del marketing político. Deciden desde Av. Insurgentes #59 en las oficinas del CEN del PRI, lanzar una innovadora campaña que “recuerde” a los ciudadanos, lo mucho que le debemos al Revolucionario en la construcción de las instituciones de este país.

Surge espontáneo, como un microbio en la imaginación de René Descartes “Échale la culpa al PRI”, un grito desesperado por captar la atención del electorado y provocar reacciones que mejoren la percepción de una franquicia electoral desfondada.

Me gustó tanto esa frase y me convence tanto la idea, que decidí para esta entrega seguir el juego de los creativos y colaborar en la tropicalización de la propuesta acomodándola a nuestra realidad social más próxima.

Échale la culpa al PRI: De apoyar con más de 57 millones de pesos para la remodelación de un estadio de futbol que terminó embargado por el SAT. De aportar recursos públicos a una empresa privada que se encuentra sancionada por la autoridad fiscal.

Échale la culpa al PRI: De negociar un arreglo millonario con funcionarios de la administración pasada, acusados de desviar millones de pesos de manera inexplicable. Cúlpalos de demostrarnos que todo tiene un arreglo más allá de la ley. Que la cobija de la impunidad puede alcanzar para taparse todos.

Échale la culpa al PRI: De presionar para mantener en el cargo a la Directora del Ismujeres, quien no ha podido con la responsabilidad y ha sido duramente criticada por organismos de la sociedad civil por la pasividad de sus acciones y el silencio cómplice que acompaña los años más cruentos en cuanto a feminicidios, violaciones y violencia contra la mujer se trata.

Échale la culpa al PRI: De mantener alianza con uno de los sindicatos más corruptos y que mayor daño le han hecho a la educación pública en nuestro estado. De ser partícipes y aliados de figuras caciquiles como las de Daniel Amador y Fernando Sandoval, practicantes del sindicalismo charro que vive de las canonjías del poder y el control férreo sobre la base sindical subordinada a la obediencia.

Échale la culpa al PRI: De mantener a Sinaloa por encima de la media nacional en pobreza alimentaria, de tener casos penosos de muertes por desnutrición en una tierra productora de alimentos y de ser incapaces de erradicar la más lamentable de las condiciones humanas, la de aquellos que no tienen para cubrir las necesidades más básicas.

De esto y más podemos culpar al PRI, el partido que gobierna Sinaloa y que espera resignado los adversos resultados electorales que se presentarán para ellos en 2021. Esta campaña nacional, viene a recordarnos que en cuestión de cinismo siempre se puede llegar más lejos.

En el PRI están perdidos y en la desesperación no encuentran como hacer un viraje que cambie radicalmente las tendencias. Imposible lograrlo con estas formas tan ridículas de comunicación poco efectiva. Quieren vender un producto podrido, resaltando el moho en el empaque.

Pero las mentes maestras del poder, los que realmente entienden de lo que se trata. En una jugada maravillosa, hicieron que el PRI emigrara a Morena. Mandando hace un par de años al principal asesor del gobernador a jugar en la franquicia de enfrente, hoy es Senador y busca con afán el cargo que dejará su ex jefe. El PRI no se crea ni se destruye, solo se transforma. Échale la culpa al PRI, de colocar en Morena a sus despojos. Luego le seguimos...