Dignidad salarial docente y aprendizaje

Gustavo Rojas
17 mayo 2023

Director general de Mexicanos Primero Sinaloa

@Mexicanos1oSin / www.mexicanosprimerosinaloa.org

Durante la celebración del Día del Maestro, el anuncio del Gobierno federal de un reajuste de 8.2 por ciento al salario de los educadores para el año 2023 y de un sueldo mínimo universal de 16 mil pesos mensuales es una noticia positiva. Enseñar y construir aprendizaje en contextos de alta marginación socioeconómica -como hacen la mayoría de los docentes del País- y bajo condiciones laborales precarias es un obstáculo para que exista mayor justicia educativa. En este sentido, la inversión de 42 mil millones de pesos para financiar estas nuevas condiciones debe ser reconocida claramente como una decisión acertada.

Durante años, los docentes en México han sido sujetos a un discurso de déficit enfocado en destacar insuficiencias y defectos en sus capacidades. Esta visión encuentra su raíz tanto en las evidencias de un bajo nivel de logro académico en los estudiantes, como la constatación de prácticas de corrupción que permitieron ponerse frente a grupo a personas sin la necesaria preparación pedagógica. Como en todo, los absolutos nunca hacen justicia a la complejidad de la realidad. Descubramos algunos matices.

A partir de la publicación del Índice Global de Aprendizaje, Mexicanos Primero Sinaloa busca abrir una conversación pública que permita reactivar el compromiso del gobierno del estado con el aprendizaje de niñas, niños y jóvenes. En el marco de presentación de esta iniciativa, se ha insistido en la importancia que tiene entender que existen fuertes asociaciones entre los resultados de aprendizaje que los estudiantes obtienen en pruebas estandarizadas y las marginaciones que enfrentan día a día junto a sus familias y en sus escuelas.

Un reciente estudio muestra que en América Latina, las desigualdades socioeconómicas entre escuelas pueden llegar a explicar hasta el 90 por ciento de las diferencias de aprendizaje que existe entre ellas. Esto quiere decir que para los centros escolares -y por añadidura, para los docentes- lograr romper las inercias de estas exclusiones es una misión muy difícil pero no imposible.

Tal como distintos estudios muestran que la adversidad o el privilegio de los contextos muchas veces determina lo que ocurre con el aprendizaje, existe evidencia contundente de la relevancia docente para incidir en el aprendizaje de los estudiantes. Si de la educación a la que acceden niñas, niños y jóvenes dependerá la paz, la justicia, la democracia y la prosperidad que compartimos como sociedad, la docencia efectivamente es la profesión de mayor importancia.

Reconocerlos no puede únicamente ser un asunto de palabras. Es necesario un correlato de dignidad material que acompañe la valoración más social y simbólica que se construye desde los discursos. Entendiendo que el bienestar de maestras y maestros es fundamental para aumentar la probabilidad de romper las inercias de la exclusión social, racial y económica en el derecho a aprender, su preservación debiera ser un asunto de Estado, no de gobierno de turno. Y por ende, es totalmente injustificable tomar a la noble función social de la docencia como rehén de disputas por la hegemonía política.

Volvamos a los matices, que cada luz tiene su sombra. Tal como se puede reconocer como acertado avanzar hacia mejores condiciones salariales para los educadores en México, se puede interpretar de manera crítica el momento de dicho anuncio. La proximidad de la gran definición electoral del 2024 revive los fantasmas que habitan la vinculación entre el poder político de los gobiernos federales y las secciones sindicales. Lo que no se puede permitir es que sean relaciones corporativistas centradas en la negociación y en la búsqueda del interés propio lo que sepulte aún más la tarea de retomar una acción pública decidida a favor del aprendizaje.

PS: Todo el equipo de Mexicanos Primero Sinaloa dedica esta columna a la memoria de Itzel. Un respetuoso y afectuoso saludo para su familia y quienes la recuerdan como una niña que supo leer la felicidad.