Descarte y despilfarro

Rodolfo Díaz Fonseca
15 octubre 2020

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El libro del Génesis señala que Dios formó al ser humano y lo colocó en un paraíso, encomendándole el cuidado de toda la creación. El relato no indica solamente lo que sucedió al inicio, sino que es una narración que nos recuerda que esa tarea debe cumplirse y actualizarse constantemente.

Por eso, desde que inició su pontificado, el Papa Francisco ha reforzado esta enseñanza. Por ejemplo, en la audiencia general del 5 de junio de 2013, precisó:

“Cultivar y cuidar la creación es una indicación de Dios dada no sólo al inicio de la historia, sino a cada uno de nosotros; es parte de su proyecto; quiere decir hacer crecer el mundo con responsabilidad, transformarlo para que sea un jardín, un lugar habitable para todos”.

Sin embargo, preguntó: “¿Estamos realmente cultivando y cuidando la creación?, ¿o la estamos explotando y descuidando?... El peligro es grave porque la causa del problema no es superficial, sino profunda: no es sólo una cuestión de economía, sino de ética y antropología...dominan las dinámicas de una economía y una riqueza carentes de ética”.

Recalcó que muchas personas sufren hambre y son descartadas como desperdicios: “La vida humana, la persona, no se ve como un valor primario que respetar y cuidar. Esta cultura del descarte nos ha convertido en insensibles también ante el derroche y el despilfarro alimentario... Recordemos bien que los alimentos que tiramos a la basura son como si se los robáramos al pobre de la mesa, al que pasa hambre”.

En el número 21 de la Encíclica Fratelli tutti, reafirmó: “Hay reglas económicas que resultaron eficaces para el crecimiento, pero no así para el desarrollo humano integral. Aumentó la riqueza, pero con inequidad, y así lo que ocurre es que “nacen nuevas pobrezas”.

¿Combato el descarte y despilfarro?