Del ‘haiga sido’ al como sea
""
Nuestro país libra dos duras batallas: una virulenta contra el COVID-19, enemigo invisible al que por ahora se le enfrenta con medidas sanitarias y de confinamiento mientras surge una vacuna; y otra, de carácter político, entre adversarios visibles. Esta última más peligrosa y dañina que la primera.
Por un lado, se encuentra el Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador y sus aliados, y por el otro, públicamente, la cúpula del Consejo Coordinador Empresarial, el expresidente Felipe Calderón, algunos gobernadores y unos cuantos medios de comunicación.
Es la lucha política entre progresistas y conservadores, entre un régimen que nace y otro que no termina de morir, en momentos donde el mundo registra a causa del coronavirus -al 19 de abril- más de 164 mil personas fallecidas y 2 millones 300 mil contagiados, mientras que en México las defunciones llegan a 686 y los casos confirmados suman 8 mil 621 personas, cifras que crecen minuto a minuto.
La crisis sanitaria se ha traducido en crisis económica, el Fondo Monetario Internacional la ha bautizado como “El Gran Confinamiento” y estima una contracción de la economía global del 3 por ciento.
En ese contexto, el Presidente de la República continúa ejerciendo la política que prometió en campaña y por la que votaron más de 30 millones de ciudadanos, equivalente al 53% de los votos: “por el bien de todos, primero los pobres”, lo que se ha traducido en políticas públicas para fortalecer el sistema de salud pública, programas sociales para los sectores más vulnerables y créditos para las micro, pequeñas y medianas empresas, entre otras medidas.
Por su parte, los históricos adversarios del Presidente, otrora la mafia del poder, saben a estas alturas que la condonación de impuestos, los créditos millonarios a fondo perdido y los rescates a grandes empresas privadas con recursos públicos, son medidas imposibles en los tiempos políticos actuales. Lo saben y por ello no sólo no corresponderán al llamado presidencial a una tregua o cese temporal de hostilidades, peor aún, el enfrentamiento continuará endureciéndose y se buscará colocar en el imaginario colectivo la sensación de ingobernabilidad.
Así se entiende el polémico mensaje del popular periodista Javier Alatorre quien la noche del 17 de abril, llamó a “no hacer caso” al Subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell, vocero principal de la estrategia contra el COVID-19, luego de que cuatro gobernadores han cuestionado las cifras y la estrategia sanitaria del gobierno federal. Desde luego que los asuntos de interés público deben discutirse y cuestionarse ampliamente, pero sin llamamientos que transgredan o violenten el derecho a la salud.
Enfilado en la ruta del oportunismo político, el expresidente Felipe Calderón busca adeptos para su partido México Libre. Lo hace a través del ágora digital con tweets incendiarios y lo motivan las elecciones intermedias del 2021 para renovar la Cámara de Diputados y el referéndum del 2022 en el que AMLO se jugará el cargo.
Los adversarios del Presidente aprovechan la situación de emergencia sanitara por COVID-19 para aglutinarse y configuran desesperadamente un escenario para remplazarlo. Pasar del “haiga sido” al como sea.