De borbones y barbones

Rosario Bátiz Murillo
22 agosto 2020

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itobatiz@hotmail.com


Un sabio refrán popular reza : “Cuando veas las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar”

Causados por eventos o luchas que emergen por intrigas al interior de sus propias familias y también por la historia europea, las historias de las casas reales viven sus altas y bajas para mantener vigente el sistema monárquico. La Casa Real Española no es excepción y ahora se luce a causa de los señalamientos de corrupción hechos en contra de Don Juan Carlos de España y su salida del país.

En la España de 1788, asume el trono Carlos IV, a los 40 años, con un pueblo revuelto y golpeado en su economía. Sin mucho interés en ejercer personalmente sus obligaciones de Monarca, descarga el peso del reinado sobre su segundo Manuel Godoy. Sin duda un período difícil por el estallido la Revolución Francesa que termina con la firma de un convenio que permitió a las tropas francesas comandadas por Napoleón, asentarse en territorios españoles en su camino a apoderarse de Portugal. Medida impopular que generó una revuelta de sus detractores de la que Godoy fue hecho preso y Carlos obligado a abdicar a favor de Fernando VII. El hábil Bonaparte, convoca a Fernando VII y a su padre Carlos III a la mesa de negociaciones. Logra la renuncia de Fernando VII que de forma inocente, declina en favor de su padre Carlos III, sin saber que un día anterior, traicionando a su pueblo, Carlos III había prometido los beneficios de la corona a José Bonaparte, hermano de Napoleón. Nunca reconocido por las cortes de España a pesar de haberse coronado rey.

Por oponerse a tal traición, Fernando VII fue preso en Francia desde donde gesta un movimiento para enfrentar a su padre. Una vez liberado se anhelaba su regreso a gobernar España, gusto que duró poco. Su gobierno absolutista marcado por la Década Ominosa en la que se persiguió a todos los liberales que no respaldaban sus actos de gobierno. Obsesionado por tener descendencia después de tres matrimonios fallidos para ello, terminó casado con su sobrina María Cristina de las Dos Sicilias, hija de su hermana menor María Isabel, con quien procreó dos hijas, Isabel y Luisa Fernanda, que ocuparon la línea de descendencia excluyendo a su hermano Carlos María Isidro, dieron origen a la semilla de la discordia origen de las Guerras Carlistas.

Isabel II asume el trono a los 3 años con una España sumida en guerras internas por la sucesión a las cuales les hace frente su madre María Cristina. El país no logró desarrollo, se fortaleció la figura del cacique rural y las elecciones las ganaba quien las organizaba. Así se gesta la revolución de 1868 que derrocó a la reina, dando paso al Sexenio Democrático. En este período, la casa de los Borbón fue incluida coto de poder que concedió la asunción al trono de Alfonso XII, el primer Borbón educado fuera de España, considerado un gobernante tradicional y pacificador que deja como legado la Constitución de 1876 con vigencia mas longeva de la historia. Alfonso XII muere de manera súbita de gripe española y con su esposa María Cristina embarazada, quien aterrorizada por que no se desataran de nuevo conflictos entre Carlistas e Isabelinos, detuvo el proceso sucesorio hasta que se corroborara que Alfonso XIII saliera del vientre materno, naciendo Rey.

A María Cristina le toca seguir moviendo los hilos del trono y afrontar los asuntos territoriales de ultramar dando tiempo a que su hijo Alfonso XIII llegara a la mayoría de edad. Una espera poco útil por la marcada incapacidad de su hijo para ejercer su cargo. El reinado padecía una falta de representatividad en los sectores sociales importantes, les aquejaba una pésima situación económica de las clases sociales, en especial la campesina, los problemas de la guerra con Marruecos y su popularidad se mermaba por el incremento del movimiento nacionalista Catalán. El Rey buscó apoyar el Republicanismo, sin prevenir que este movimiento supuso en los siguientes años el fin de la monarquía tras el afianzamiento de la Dictadura de Primo de Rivera que una vez instaurada y tras un plebiscito Don Alfonso XIII y su esposa Victoria Eugenia de Batternberg, con quien se había casado en 1906, se exilian en Roma. Su hijo, Don Juan de Borbón asume en el exilio los derechos dinásticos en 1933 como heredero de su padre tras la renuncia de sus hermanos. Don Juan se casó con María de las Mercedes de Borbón. Aunque nunca fue coronado Rey, siempre trabajó a través de un órgano consultivo privado en apoyo del Gobierno Español, que se disolvió hasta 1969.

Francisco Franco reconoce en Juan Carlos I, el primogénito varón de Don Juan y Doña Mercedes, los derechos monásticos proclamándolo rey en 1975 ante las cortes Franquistas ocasionando con esto un quebranto en las relaciones entre padre e hijo. A Don Juan de Borbón le fue reconocido el título de Conde de Barcelona, renunció a sus derechos dinásticos en 1977 y a pesar de ser Rey sin Corona, a su fallecimiento en abril de 1993 por orden de su hijo Juan Carlos Primero, se dispuso un funeral de Estado y que sus restos mortales descansaran en la Cripta Real del Escorial.

Con el escándalo por los señalamientos a Don Juan Carlos de Borbón, el Rey Felipe VI de España navega en aguas inciertas. Recibió la corona de manos de su padre en 2014 y con tan poco tiempo de reinado se ha visto forzado a manifestar abiertamente renunciar a los derechos hereditarios del patrimonio de su padre cuando el fallezca, en muestra de deslindarse de participar en beneficios derivados de los actos que se le señalan a su padre buscando que este gesto político fortalezca su corona. La generación española que reconoció en el Rey Juan Carlos su labor democratizadora tras la muerte de Franco y la exitosa promoción económica que logró, por edad es menor cada día.

Por eso bien dice el dicho... cuando veas las barbas de tu vecino cortar... pon las tuyas a remojar.