Culiacán Comparte
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osunahi@hotmail.com
Ante la situación de desespero de todos nosotros, tendremos que continuar en la semiparalización de actividades, por lo menos, es lo que indica el sentido común; esperemos que el gobierno así lo entienda y no ceda ante las presiones sociales, justificadas, ciertamente, pero la triste situación no da para avanzar en la llamada nueva normalidad, la cual, hay que entender, llegó para quedarse y exigiéndonos muchísima disciplina, si es que nos queremos acercar a lo que tuvimos.
Lo que tampoco para, es la lluvia de información gubernamental acerca del avance del contagio y sus consecuencias en nuestro país; datos ampliamente cuestionados por fuentes de buena fe, y otras, con fines meramente políticos que se sueltan con el ánimo de echarle más leña a la lumbre del fogón abierto por el Presidente de la República y para los cuales, el incremento en el conteo de fallecidos regodea su perversidad política.
Sinceramente yo no le sigo la pista a todo este jaleo informativo, ni al oficial ni al tendencioso, simplemente me enfoco en estar consciente de salir a mis ocupaciones con los mayores cuidados que me son posibles. Sé que el mal nos acecha hasta en el último rincón de nuestras casas y poca defensa le podemos hacer si nos pesca mentalmente saturados, con los consecuentes miedos y estrés que esto acarrea.
También me queda claro que esta situación tendrá larga data y que no nos queda de otra más que asimilarla y adecuarnos a las nuevas formas de convivencia social y cercanía con los nuestros, apostándole a que llegará el día que contemos con una vacuna y tratamiento médico efectivo para prevenir y combatir a tan malévolo e invisible bicho.
Por supuesto, el desempleo que la pandemia está causando, con signos claros de empeorar, ha venido a incrementar las necesidades de los que menos tienen y de la chavalada clase mediera que se encuentra en la etapa de construir su patrimonio familiar, la que, si bien es cierto que todavía cuenta con un ingreso, este les llega con reducciones significativas, lo cual los mete en aprietos y los imposibilita cumplir con sus obligaciones crediticias.
Todo esto ha dado pie para que estemos viendo a unos mil políticos, lucrando con la necesidad, envueltos en disfraces de gente buena que se ocupa de los demás, cuando en realidad se mueven, no tanto por sensibilidad social, sino por la fuerza de atracción que ya emana del proceso electoral del próximo año.
A la par de los políticos vestidos de bienhechores, afortunadamente contamos con el limpio esfuerzo de la solidaridad ciudadana que está contribuyendo a aliviar las apreturas que están pasando miles de conciudadanos que se encuentran a medio comer por la falta de ingresos. Se trata de la meridiana buena voluntad que no requiere de tomarse fotografías para hacer sentir su presencia solidaria.
Las crisis como la que estamos viviendo, da pie para que surja la fuerza ciudadana solidaria y en nuestro estado, concretamente en Culiacán, este encomiable gesto fue concretado por un colectivo denominado Culiacán Comparte, en el cual se aglutinaron gente de distintas agrupaciones benéficas que por años ha venido trabajando en apoyar de diversas maneras a los marginados.
A esa larga experiencia de arropamiento social se le han unido empresarios socialmente responsables y ciudadanos que individualmente han encaminado sus vidas por el ejercicio de la misericordia.
Afortunadamente el movimiento Culiacán Comparte también se ha replicado en el municipio cañero de Ahome y en Mazatlán, en una clara demostración de que los sinaloenses también saben formar aglomeraciones cuando se trata de compartir.
Todos estos valiosos voluntarios son prueba fehaciente de que nuestro estado también cuenta con un valioso capital social, cuya brillantez le da sustento al orgullo de ser sinaloense.
Culiacán Comparte, y sus valiosas réplicas en Ahome y Mazatlán requieren de la aportación de toda la ciudadanía para continuar manteniendo su enorme labor en favor de los menos afortunados y quien así lo decida, puede canalizar su aportación a través de Banco de Alimentos, Cáritas y en el caso mazatleco, también vía Hospice. ¡Buenos días!