Cuén, Alito y la opción B del PAS. ¿El PRI en lugar de Adán Augusto?

Alejandro Sicairos
22 junio 2023

Ya le había guiñado tantito el ojo el Partido Revolucionario Institucional al Partido Sinaloense cuando Paola Gárate Valenzuela aventuró, en cuanto asumió el liderazgo priista en Sinaloa, la posibilidad de una alianza entre ambas organizaciones para la elección de 2024, sin embargo, el encuentro entre el dirigente pasista, Héctor Melesio Cuén Ojeda, y el cabecilla del tricolor, Alejandro Moreno Cárdenas, da para varias lecturas y la principal es que el PAS entendió que poner todos los huevos en la misma canasta, la de Adán Augusto López Hernández, le empieza a significar riesgos.

Es difícil encuadrar la reunión entre Cuén y Alito en la mera cortesía partidista, chorcha de temas dispersos, o en el “ya veremos” en cuanto a la coalición electoral, porque ninguno de los dos da pasos en vano. Ambos en situaciones complejas, el priista por el próximo “tsunami” de votos amloístas, y el pasista por la acometida jurídica que se viene contra los suyos, sí pueden guarecerse coyunturalmente entre sí, sólo con fines de sobrevivencia política.

Siempre habrá virajes en las intenciones de los partidos mientras la ruleta del poder siga girando, sin definir a ganadores y vencidos. Al centrarse en el Movimiento Regeneración Nacional la competencia interna entre Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard, pues lo más normal sería optar por los planes “a” o “b”, sin permitir que el tiempo cierre puertas que por no abrirlas oportunamente se tornan fortalezas infranqueables. Eso es lo que hace Cuén Ojeda al tantear los ánimos de Moreno Cárdenas.

Conforme se da el desplazamiento en la intención del voto de la fórmula “Que siga López porque estamos Agusto” al no repuntar en las encuestas el ex Secretario de Gobernación, resulta obvio que el PAS decida jugar con canicas nuevas anticipándose a escenarios muy previsibles. Si Adán Augusto dejó de ser balsa, o la corriente sucesoria arrasó dicha tabla de salvación, el instinto de conservación hace lo propio.

Así, mientras se da a conocer que el Juzgado Tercero de Distrito con sede en Culiacán desechó la solicitud de amparo que el Rector de la Universidad Autónoma de Sinaloa, Jesús Madueña Molina, presentó contra posibles actuaciones legales de la Unidad de Inteligencia Patrimonial y Económica de la Fiscalía General del Estado, y que la misma negativa había hecho la justicia federal en el caso de Héctor Melesio Cuén Díaz, ex Director de Control de Bienes e Inventarios de la casa de estudios, por supuestas afectaciones a las finanzas universitarias, entonces la búsqueda de asideros se torna impostergable.

Aquí cabe la acotación pertinente de que Adán Augusto López, la ”corcholata” favorita de Cuén y su partido, sigue en la pelea y está a expensas de los giros bruscos que acostumbra a dar la tómbola de la Cuarta Transformación. Sin embargo, se trata de una batalla pasista-uaseña a contrarreloj, porque las manecillas del Poder Judicial corren aprisa y las del proceso interno de Morena van pausadas. El tema legal de Madueña Molina y de Cuén Díaz está planteado para resolverse en los juzgados en la última semana de junio o la primera de julio, y la definición del candidato presidencial será hasta septiembre.

Es en este punto incierto donde el PAS revisa su ruta hacia el 2024, con la urgente parada intermedia en tiempo actual. La “corcholata” favorita del pasismo ya no desempeña el segundo cargo más importante del Gabinete de Andrés Manuel López Obrador ni da señales de poder salir airosa en la encuesta septembrina, circunstancias poco útiles para subirse a la candidatura de la 4T o librar las denuncias que está por judicializar la Fiscalía General del Estado.

Otra debilidad táctica del PAS tiene que ver con el raquitismo que Moreno Cárdenas le pudiera ofrecer. Ninguna valoración de escenarios puede comparar lo que le representa a Cuén Ojeda el hecho de treparse a la postulación de Adán Augusto o de quien finalmente resulte designado por Morena, que ir cobijado por un PRI que a nivel nacional carga con mayor desprestigio que el que arrastró en las votaciones de 2018. Ni por asomo Alito es el salvoconducto que alguien pudiera necesitar hoy.

Lo de Paola Gárate, quien al tomar las riendas del priismo estatal soltó la conjetura de la alianza con el PAS, es parte del esquema de desesperación al que entrará más el PRI conforme se vaya acercando la elección presidencial del 2 de junio de 2024. Prevéase a tiempo el peligro de que por acudir el PAS a malas compañías, o viceversa, esté comprometido hasta el registro del Partido Sinaloense. Ojo: es eventualidad, no pronóstico que necesariamente deba cumplirse.

Cuidado al determinar dónde y cómo se apuesta lo que se tiene, porque podrían acabar perdiéndolo todo. Los 90 mil 912 votos que aportó el PAS en la elección de Gobernador de 2021, o los 164 mil afiliados que le reconoce el Instituto Electoral, son buena carnada para quien abandere Morena en la sucesión del inquilino de Palacio Nacional, o bien para el PRI de “Alito” urgido de gente de fuera cuando la suya escapa en estampida.

¿Y también es buen señuelo para la negociación de la judicialización de las carpetas de investigación?

Por lo pronto a muchos despista,

Que el PRI le abra esta brecha,

Donde vire el líder pasista,

De izquierda a centroderecha.

Recargándose en simbolismos sinaloenses (el sombrero, la tambora, la atarraya, la pulmonía) Marcelo Ebrard estuvo ayer en Mazatlán sin ostentaciones de poder ni grandes concentraciones humanas y aparte de las artes de pesca también lanzó enormes redes para atrapar a los morenistas todavía indecisos entre él o Claudia Sheinbaum como candidato o candidata de Morena a la Presidencia de México. Quien sabe cuántos adeptos logró, pero la pasó bien, sin duda.

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