Cuando la fase 2 nos alcance
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China es un caso de estudio esencial: fue el epicentro original de la pandemia, instauró medidas inmediatas y draconianas de contención, estabilizó y controló la explosión de casos, desarrolló políticas de manejo post-crisis, y ahora mismo está en la fase 2, en la que se observan rebrotes en varias partes de su territorio. Es muy ilustrativo observar su caso porque es el más temprano y el que mayor tiempo de evolución lleva, con aciertos, errores, sobrerreacciones y más, que podemos tomar como guía. Así, deberíamos ser capaces de tomar lo mejor y descartar los errores, aunque no parece ser el caso de la estrategia federal pero sí el de muchas acciones estatales que han implementado medidas efectivas.
Ahora bien: México sigue, tras más de 120 días, en fase 1. No se ha llegado al pico de contagios, aunque las tendencias de la última semana parecen indicar que estamos ya cerca; pero así como las políticas han sido extraordinariamente titubeantes durante la primera crisis, debemos hacer lo posible por asegurarnos que mejoren ante la fase 2. Me explico.
Es de suponer que en algún momento se estabilizará el número de casos nuevos y que con el tiempo disminuirá hasta niveles mínimos de casos hospitalizados. Lo que vemos en China, y de hecho en muchos otros países de Asia y Europa, tanto los que lo hicieron bien como los que no, es que es inevitable una segunda oleada de contagios, con rebrotes focalizados geográficamente. La forma de controlarlos ha sido espectacular en China, Corea y Vietnam: acordonamiento inmediato de las zonas, ya sean barrios o ciudades; y luego una estrategia rápida de aplicación de pruebas y rastreo de contactos. En todos los casos, los rebrotes se han controlado en días, con máximos de menos de mil casos detectados, que no han supuesto mayores problemas para los sistemas sanitarios. En el caso de China, el porcentaje de decesos ha rondado el 2 por ciento (43 de alrededor de 2100 casos confirmados), que es menos de la mitad del muy alto 5.2 por ciento que se registró durante lo peor de la crisis de la ciudad de Wuhan.
Subrayemos que estos rebrotes se dan incluso en poblaciones en las que, 5 meses después de la crisis inicial, se sigue usando cubrebocas y hay medidas de seguridad en medios de transporte locales y nacionales. Es inevitable, pero la efectividad de las contenciones presentes, muestra el abismo de resultados entre el estar en constante alerta, y el ser tomados por sorpresa y sin un plan. Por favor: basta de ser reactivos.
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El autor es académico ExaTec y asesor de negocios internacionales radicado en China