Corrupción y obras podridas Par vial, tiburonario y teatro
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El Sistema Estatal Anticorrupción aprobado por el Congreso del Estado tiene en el Par Vial de Culiacán, Tiburonario del Acuario en Mazatlán y Teatro Ingenio Los Mochis tres pruebas de fuego emblemáticas que nos dirán si se trata de leyes hechas para hibernar en el papel, o bien existe la voluntad política y jurídica para castigar a quienes resulten responsables.
A más de cinco meses de que Quirino Ordaz Coppel ofreció al asumir la Gubernatura que combatiría con todo la corrupción, ya cumplió con el paquete de leyes que prometió, ya se las aprobó la 62 Legislatura y ahora falta congruencia en avances contra la impunidad. Él mismo lo dijo: "el dinero público es de los ciudadanos, estamos obligados a cuidarlo, a usarlo con transparencia y evitar cualquier mal manejo del mismo".
Tiene mucha tela de dónde cortar. El Par Vial, por ejemplo, debe ir más allá de revertirse en un tramo de la avenida Álvaro Obregón, decisión ya tomada pero que no basta porque falta que la Auditoría Superior del Estado y el Síndico Procurador de Culiacán realicen una auditoría recóndita del costo real y sentar precedentes para alcaldes que bajo las losas de pavimento ocultan fraudes colosales.
Es una obra viciada de origen que viola varias normas a la vez pues contravino procedimientos determinados en la Ley General de Asentamientos Humanos, Ordenamiento Territorial y Desarrollo Urbano, Ley de Desarrollo urbano de Sinaloa, Plan Director de Desarrollo Urbano de Culiacán y el Plan Parcial de Movilidad para el Desarrollo Urbano de Culiacán.
Inclusive es atacable jurídicamente en varios flancos. Uno de ellos es el movimiento emprendido por vecinos que integran el Colectivo Zona Norte, quienes el reciente 31 de mayo ganaron un juicio de amparo (912 / 2016-II-B) en el Juzgado Cuatro de Distrito contra actos del Ayuntamiento de Culiacán que les afectan.
Corregir el Par Vial en la Álvaro Obregón, regresándole la circulación en doble sentido entre Universitarios y Zaragoza, es una medida ya acordada y el tiempo que se tarde la administración municipal que encabeza Jesús Valdés Palazuelos será en razón de cómo matizar la decisión para causar el menor daño político al ex Alcalde Sergio Torres Félix. Sin embargo eso no soluciona el tufo putrefacto que expele.
En Mazatlán, la investigación del escandaloso fraude del tiburonario que colapsó el primero de febrero de 2017, un mes después de que fue inaugurado, es otro ardid de impunidad. Más allá de la corrupción que deriva del hecho de inflar el costo de 60 a 80 millones de pesos, la carpeta de investigación abierta por la Fiscalía General del Estado tiene cero avances.
Para respiro de los ex servidores públicos estatales y municipales implicados en el caso, solo se dejará correr el tiempo.
El teatro Ingenio de Los Mochis es otra historia impúdica. Ahí, tras bambalinas, se escenificó la trama de complicidades en dos actos. Uno: cuando inició la construcción, en diciembre de 2013, Mario López Valdez dijo que la inversión sería de 370 millones de pesos; al inaugurarlo, en diciembre de 2016, afirmó que el costo había sido de 600 millones de pesos.
Re-verso
Es la misma canción,
La sabemos de memoria,
Solapar la corrupción,
Tapándola con más escoria.
Atento recordatorio
¿Y la deuda de 13 mil millones de pesos que dejó Mario López Valdez? ¿Y los mil 725 millones de pesos de los institutos de pensiones? ¿Y el pasivo de mil 528 millones de pesos en la Secretaría de Salud? ¿Y el desmantelamiento del sistema estatal de seguridad pública? ¿Y...?
alexsicairos@hotmail.com