Animal Político / @Pajaropolitico
Los tiempos que vivimos no son alentadores. En medio de una coyuntura crítica, se ha presentado un presupuesto basado en buenas intenciones y promesas de un entorno idealizado, pero alejado de la realidad.
La llegada de Donald Trump añade un nivel de complejidad significativo, con medidas que amenazan impactar a México en áreas clave como el comercio, la migración y la seguridad. Frente a esta situación, el gobierno ha optado por transmitir una falsa sensación de control, asegurando que las decisiones del vecino del norte no nos afectarán.
Sin embargo la realidad, terca como siempre, nos obliga a reconocer un panorama adverso que requiere acciones concretas y coordinadas. No se trata de adoptar posturas optimistas o pesimistas, sino de aceptar que enfrentamos desafíos que demandan respuestas colectivas y bien estructuradas.
Por ejemplo, el presupuesto carece de ingresos suficientes para cubrir los gastos necesarios, lo que lleva a cuestionarnos: ¿de dónde saldrán los recursos que faltan? Al mismo tiempo, las medidas que Trump podría implementar afectarían nuestro crecimiento económico, limitarían la inversión extranjera y agudizarían las amenazas de deportaciones masivas.
Ante este escenario, es inevitable preguntarnos: ¿estamos preparados? ¿Es realista pensar que un gobierno centralizado y autosuficiente podrá enfrentar solo estos retos?
La respuesta no es sencilla. En el contexto actual es crucial fomentar un diálogo abierto y transparente entre todos los sectores de la sociedad para diseñar estrategias efectivas, no reactivas.
Es fundamental dejar atrás la soberbia en el ejercicio del poder. México necesita, con urgencia, abrir un espacio amplio de diálogo nacional que permita enfrentar los desafíos tanto internos como externos. Este diálogo debe incluir a empresarios, académicos, organizaciones de la sociedad civil y la ciudadanía en general, con el objetivo de sumar propuestas y construir soluciones.
No es momento de creer que el gobierno y sus aliados por sí solos podrán sacar adelante al país. La agenda nacional exige abordar temas de fondo e implementar políticas públicas clave, como una reforma fiscal integral que fortalezca la economía interna, diversifique las fuentes de ingresos y reduzca la dependencia de factores externos. Asimismo, es necesario ampliar alianzas estratégicas, no sólo con la Casa Blanca y el Capitolio, sino también con la diáspora mexicana en Estados Unidos, para defender nuestros intereses de manera coordinada y eficaz.
El Gobierno debe abrirse a la sociedad con una actitud proactiva, priorizando la suma de esfuerzos y la coordinación de acciones en defensa del futuro de México. Es imprescindible abandonar la política de la polarización y la politización para dar paso a una verdadera colaboración entre todos los sectores sociales.
Aunque el panorama actual presenta numerosos desafíos, también ofrece una oportunidad para replantear nuestras estrategias y construir un país más fuerte y unido. La clave está en la acción coordinada y en nuestra capacidad de adaptarnos a un entorno interno y global en constante cambio.
Los tiempos exigen un diálogo respetuoso y constructivo, en el que cada actor aporte desde su experiencia y perspectiva para defender los intereses de México. Sólo así podremos enfrentar las amenazas del presente y construir un futuro sostenible para nuestro País.
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