Concierto mexicano

Rodolfo Díaz Fonseca
14 septiembre 2024

El espíritu patrio se refuerza vigorosamente con la música, de ahí que todas las naciones cuenten con un himno que comunique identidad, soberanía, orgullo, y valentía. Pero, más allá de los himnos nacionales, existen otras composiciones que alimentan el fervor de los pueblos, a la vez que se convierten en música sinfónica, folclórica o tradicional que emociona y exalta la particularidad e idiosincrasia de cada país y región.

El nacionalismo musical comenzó en Europa en el Siglo 19, pero en México arraigó hasta el Siglo 20. Candelario Huizar es considerado el primer compositor nacionalista mexicano, quien compuso sinfonías con motivos folclóricos e indígenas, en los que se incrustan sonidos de sones cubanos y corridos mexicanos; sin embargo, fue Carlos Chávez quien unió la música popular y modernista en sus sinfonías.

También destacan Blas Galindo y José Pablo Moncayo; el primero, por sus sones de mariachi y, el segundo, conocido por su popular Huapango, que eclipsó otras bellas composiciones. Huapango es un término que surgió de la corrupción de la palabra fandango (vocablo náhuatl que se refiere a la madera que se utiliza como tarima en el baile). Así se hizo la contracción de las palabras Huasteca y Pango, nombre dado al río Pánuco.

Moncayo, nacido en Guadalajara, utilizó tres huapangos de Alvarado, Veracruz, El Siquisirí, El Balajú y El Gavilancito, para componer esta espléndida obra que relegó, lamentablemente, otras composiciones suyas, como Bosques, Cumbres, Tierra de temporal, Tres piezas para orquesta, la Sinfonía o la Sinfonietta.

Este domingo, a las 12:30 horas, tenemos una cita con la OSSLA en el Teatro Pablo de Villavicencio para escuchar esta obra, así como el Danzón número 2, de Arturo Márquez, y otras bellas composiciones mexicanas y sinaloenses, bajo la conducción de Samuel Murillo. Entrada libre.

¿Disfruto la tradición mexicana?