Con luz propia, alcaldesas en Sinaloa
Rocha les recuerda: ustedes mandan

Alejandro Sicairos
18 junio 2024

Con siete alcaldesas hoy en calidad de electas para el periodo 2024-2027, el Gobernador Rubén Rocha Moya efectuó ayer el pertinente llamado a que ellas, sin nadie detrás, ejerzan los cargos que obtuvieron por mayoría de votos el 2 de junio y les aconsejó que tengan mucho cuidado para no deshonrar el carácter de género determinado por Ley y mandato popular democrático. Y no lo dice a tanteo sino porque andan por allí algunas tentaciones misóginas que están pensando en al menos influir en las decisiones que tomen las munícipes.

Y sí. En esta tesitura donde las mujeres acceden al gobierno, encabezadas por Claudia Sheinbaum Pardo que se alista para ceñirse la banda presidencial, sobrarán hombres que busquen suplantar a la hija, esposa o hermana en las titularidades de administraciones públicas municipales obstruyendo la posibilidad de que los gobernados sepan qué avances les representa el hecho de que manos femeninas estén en los timones de los ayuntamientos.

La regla de oro es la misma que se aplica para los políticos en el poder, indistintamente de la pertenencia sexual: los familiares están obligados a guardar distancia para que sus parientes gobiernen sin la intromisión de progenies que deriva en conflictos de interés, nepotismos y tráficos de influencias. La mejor manera de apoyar a allegados en el desempeño de la función pública consiste en separar el lazo parental de la acción gubernativa.

Lo que Rocha Moya propone tiene sentido en razón de que cultivar la cultura de equidad de género es una tarea en la cual resta bastante por hacer y en ello deben aportar bastante las alcaldesas que tomen posesión el próximo 1 de noviembre, empujando en dicha dirección con la sabiduría en la toma de decisiones de impacto social y siendo como la mujer de César que además de ser honesta también debe parecerlo.

Hoy las circunstancias se invierten desde el enfoque en que grandes mujeres brillaron o hicieron resplandecer a los gobernadores hombres. El sexenio bárbaro de Antonio Toledo Corro tuvo el contrapeso de su esposa, Estela Ortiz, en la faena caritativa desplegada desde el DIF, y Lourdes Toledo, la hija, en el área cultural. Antes, el gobierno rupestre de Alfonso Genaro Calderón contó con la visión de las artes que le imprimió Sandra Calderón Barraza en la creación del viejo Difocur, lo que hoy es el ISIC.

Las mujeres han cogobernado junto a sus maridos y ahí están en la historia María Teresa Uriarte que en el mandato de Francisco Labastida intentó la revolución cultural en Sinaloa; Lupita Pietsch, Rosalía Camacho y Alma Sofía Carlón que le tatuaron la imagen humanitaria a los regímenes locales atrabiliarios de Juan Millán, Jesús Aguilar y Mario López Valdez, en ese orden. ¿O quién no se acuerda de la popularidad y reconocimiento que alcanzó Rosa Isela Fuentes en el tiempo que gobernó Quirino Ordaz Coppel, a tal grado de que existió la hipótesis política de que ella competiría para suceder al marido en la titularidad del Ejecutivo estatal?

En otros casos hay mujeres que tuvieron la oportunidad de gobernar municipios y permitieron que otros intereses se sobrepusieran inclusive opacándolas. Cuando Carla Corrales se desempeñó por primera vez como Alcaldesa de Cosalá le cedió el control del municipio al Partido Sinaloense y al líder de éste, Héctor Melesio Cuén Ojeda. En Navolato las instituciones edilicias, sobre todo el Cabildo, resultaron borradas por Margot Urrea que permitió que su familia tomará decisiones que a ella le correspondían como Presidenta Municipal.

Ahora hay que moderar las intenciones por compartir u ostentar el poder desde el núcleo hogareño como las que se le atribuyen a Renato Palacios, padre de Estrella Palacios, próxima Alcaldesa de Mazatlán, o a Manuel León Perea, esposo de Cecilia Ramírez Montoya, virtual Presidenta Municipal de Guasave, a quien la vox populi ubica como el que en los hechos gobernará. Como lo alertó ayer Rocha en La Semanera, no se les vaya a ir la mano a los maridos, hermanos o parientes en el esquema usurpador de que las ediles electas estén en sus despachos mientras el que gobierna esté en casa.

Pero una cosa es que las primeras damas hayan operado para remozarles la imagen a políticos en el poder y otra muy distinta es que los esposos e hijos crean que al llegar sus cónyuges o mamás a las alcaldías ellos reciben permiso para servirse con la cuchara más grande de los cargos municipales. Los electores votaron por nombrar a una sola persona en puestos determinados sin que la decisión del sufragio sea extensiva a toda la familia.

Ojalá que así lo estén entendiendo las morenistas Estrella Palacios en Mazatlán, Carla Úrsula Corrales en Cosalá, Claudia Liliana Valdez en Rosario, Guadalupe López en Salvador Alvarado, Cecilia Ramírez en Guasave y Evangelina Llanes en Juan José Ríos, así como la panista Yoneida Vázquez Gámez en Choix. Que contribuyan a cambiar la costumbre del poder demostrando que las mujeres sí saben gobernar y más cuando marcan distancias de interferencias machistas. Y si no, como marca el ritual, que los electores se los demanden.

A ustedes las queremos ver,

Plenamente empoderadas,

Sin que tengan nada que hacer,

Misoginias anquilosadas.

Si la alternancia de género también sucede en la presidencia de la Junta de Coordinación Política del Congreso del Estado, que en la 63 Legislatura la ocupó Graciela Domínguez Nava y actualmente, en la 64, la desempeña Feliciano Castro Meléndrez, será María Teresa Guerra la que asuma la dirección camaral en la 65 conformación de la institución parlamentaria, a partir del primer día de octubre de 2024. Y de ahí pa’l real ni conviene perderla de vista.

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