Cómo es para los periodistas cubrir las audiencias públicas en los juzgados

Noroeste
23 agosto 2020

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Con la nueva normalidad en que vivimos, también se reactivaron las oficinas y juzgados de los tribunales en Sinaloa, algo que en estas últimas dos semanas ha tomado mayor relevancia porque por la Sala de Justicia Oral Penal y Acusatoria en Culiacán desfilaron nuevamente ex funcionarios acusados de desvío de recursos públicos.

Desde que se instauró el nuevo Sistema de Justicia Penal Acusatorio, con los juicios orales, el trabajo de los periodistas que dan cobertura a estos temas ha cambiado porque por fin se tiene ese acceso a la información que tanto se había necesitado.

Atrás quedaron las gestiones para conseguir algún documento para leer las declaraciones y conocer sobre las pruebas, esperar largas horas para hablar con testigos, o víctimas, o abogados para conocer las decisiones de los jueces.

Hoy, el nuevo sistema penal les obliga a hablarlo todo en público, y dar detalles sobre los casos.

Aunque todavía son pocos los medios de comunicación que han apostado a enviar a sus reporteros a las audiencias públicas, la otra gran noticia es que poco a poco el número va en aumento y con ello la cantidad de periodistas que entienden de los procesos y los temas.

Noroeste ha sido uno de los medios que siempre ha estado presente y la mayoría de sus periodistas han cubierto por lo menos alguna historia de interés público. Y lo único que se necesita para poder tener información es acudir a la sala de justicia.

La sugerencia que siempre se nos ha hecho es llegar temprano, por lo menos media hora antes del inicio de la audiencia, registrarse porque hay un espacio limitado, dejar sus pertenencias en el vestíbulo con los agentes de la Policía Procesal y esperar a que abran la sala para poder ingresar.

Hoy, en la nueva normalidad, el número de asientos disponibles en las salas se redujo de 60 a 12, debido a que las bancas tienen señalización para lograr la sana distancia.

A la hora de ingresar nadie puede hacerlo con teléfonos celulares porque no se permite grabar audios ni video ni tomar fotografías, ahora los periodistas tenemos que hacerlo como en los viejos tiempos: con pluma y libreta.

Los policías procesales hacen una revisión completa, hasta con detector de metales, de quienes van a ingresar, pueden ser los fiscales, los asesores victimales, los representantes de la víctima, los abogados defensores, familiares de los inmiscuidos, periodistas y público en general, en ese orden de importancia, pues los lugares disponibles van recorriendo de acuerdo a dicho orden.

Una vez dentro, cuando el asistente de sala ordena cerrar las puertas, el policía procede y ya nadie puede hablar, y si a alguien se le ofrece salir ya no podrá ingresar. Se presenta el juez y comienzan los alegatos de la audiencia.

Quizá lo más difícil para los periodistas es permanecer tanto tiempo en un mismo lugar, a veces hasta aguantándose las ganas de ir al baño, y en ocasiones los detalles se repiten en varias ocasiones, algo que puede llegar a cansar; sin embargo, lo interesante son los detalles de los casos.

También puede llegar a cansar el lenguaje tan técnico sobre todo de los fiscales cuando participan.

Sin ser un gran conocedor de temas de derecho, cualquiera puede entender lo que ocurre en una audiencia, pero sí es muy necesario poner atención, anotar cada detalle y recordar los tiempos de la primaria cuando los maestros dictaban muy rápido.

Otra cosa importante es que gracias a esta apertura, gracias a los periodistas que siguen las audiencias, también podemos darnos cuenta, con lujo de detalles, cuando los fiscales se equivocan, cuando los abogados defensores hacen buen papel o incluso cuando los jueces actúan de manera errática o hasta sospechosa.

Consideramos que eso es lo más importante, por fin ver cómo funciona la maquinaria de la justicia por dentro y sobre todo, observar cómo los que están acusados de cometer delitos literalmente encaran la justicia y se sienten a merced de las pruebas y de los testimonios en su contra.

Ojalá que todos los ciudadanos en algún momento se animen y acudan a alguna audiencia pública de interés general.