Chuy Valdés y el dilema del Gobernador. ¿El líder del PRI podría ser el candidato?

Alejandro Sicairos
08 enero 2021

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alexsicairos@hotmail.com


En cuanto más opera Jesús Valdés Palazuelos las decisiones preparatorias de la participación del Partido Revolucionario Institucional en la elección que entró en cuenta regresiva, más se refuerza la percepción de que él será el candidato del PRI y aliados para el Gobierno de Sinaloa. Pero conforme se extiende el plazo para que Quirino Ordaz Coppel defina desde su circunstancia de Gobernador, líder moral priista y designador del pretenso a relevarlo en el cargo, la intuición pública amplía los escenarios y el abanico sucesorios.

Más claro: en la vieja lógica priista Jesús Valdés sería el candidato natural a la Gubernatura con los méritos suficientes al encabezar las negociaciones de la alianza y la repartición de posiciones políticas a los coaligados Acción Nacional y de la Revolución Democrática. Sin embargo, cuando se analiza la complejidad del proceso electoral y la presión que ejerce el hecho de que el Movimiento Regeneración Nacional ocupa la Presidencia de la República, se desvanece la opción de un candidato con la tonalidad tricolor tatuada en la oferta política.

Imaginemos la tensión puesta encima del Mandatario sinaloense con todo y la destreza que ha mostrado al equilibrar la dinámica política estatal. ¿Qué pensamientos pasan cada tarde de estos días por la cabeza de aquel empresario mazatleco que en enero de 2016 fue sorprendido con la candidatura del PRI al Gobernador y ahora tiene en sus manos todos los hilos de la decisión priista para resolver al posible sucesor?

Solamente en un contexto de plena certidumbre de que la alianza Va por Sinaloa ganará las votaciones del 6 de junio la postulación del dirigente estatal del PRI transitaría como caballito en carrusel de ferias. Y aquí resulta la pregunta toral de si el PRI y el Gobernador pueden darse el lujo del exceso de confianza al definir a quien los representará en la boleta electoral para renovar la titularidad del Poder Ejecutivo estatal.

La respuesta es no. Un no contundente, por cierto. Pensar que para el PRI son pan comido los comicios en puerta implica el primer error que conduciría a este partido al umbral de la derrota. El segundo desacierto consiste en descartar que el factor Andrés Manuel López Obrador contará a la hora que los ciudadanos acudan a sufragar ya que una cosa es que no aparezca en la papeleta y otra que el púlpito presidencial se convertirá en los meses por venir en el cuarto de guerra de las campañas morenistas.

En razón de esos dos elementos, exceso de confianza traducido en triunfalismo adelantado y desestimación del poder de AMLO para inducir el voto, la decisión del candidato priista entra a la fase de alta complejidad. De momento tiene factibilidad la nominación de Jesús Valdés si el PRI y Quirino Ordaz poseen la certeza de que sea quien sea el candidato van a una victoria electoral asegurada; si tal seguridad no existe, el Gobernador deberá continuar explorando las alternativas con que cuenta.

Jesús Valdés es el autor material e intelectual de la recuperación del PRI en Sinaloa después del golpe fulminante que recibió el 1 de julio de 2018 cuando nadie quiso hacerse cargo de la tarea de darle respiración de boca a boca al Revolucionario Institucional. Tiene a su favor el extenuante trabajo de levantarle el ánimo a militantes, reactivar la estructura y la catarsis de activistas que estaban volteando hacia otras siglas al considerar muerto al viejo partido de Estado.

Más recientemente operó la integración de la coalición prianredista y por lo que se ve el bloque de partidos llegará contento al día de la elección constitucional por las cuotas de poder recibidas. Un dato que alguien tiene escrito en la palma de la mano es que aparece encabezando las encuestas de preferencia en lo que se refiere a perfiles del PRI para el proceso electoral en puerta. Y se le atribuye ser el adhesivo ideológico que evitaría la desbandada en caso de que los priistas “puros” sientan que el linaje está siendo adulterado.

Con todo eso Jesús Valdés es la carta con la cual podría jugar Quirino Ordaz en condiciones de competencia donde la derrota no aceche. Por más que se piense que al ser protagonista de cabildeos, amarres, repartos y estrategia le toca por derecho la candidatura a Gobernador, la lucha por el poder político se procesa hoy de diferente forma. En las circunstancias presentes no necesariamente al que parte el pastel le toca la mejor rebanada.

Sigue sin saberse quién será el candidato del PRI a Gobernador. El líder del partido trabaja, camina y habla como candidato; el Gobernador convierte el Palacio de Gobierno en la fortaleza inescrutable que guarda el gran enigma. ¿Existe el exceso de confianza en Quirino Ordaz que lo lleve a pensar que el 6 de junio es “piece of cake” para el PRI en Sinaloa?


Reverso

Mucho piensa en cuál caballo,

Podría ganar la carrera,

El quisiera mandar al bayo,

¿Pero si el barcino fuera?


Los dos 'Químicos'

Todo indica que a Luis Guillermo Benítez no lo curó la fórmula contra raspaduras que le aplica Rubén Rocha Moya porque ayer realizó en Culiacán la “asamblea organizacional por la defensa a las decisiones de militantes y simpatizantes de Morena en Sinaloa”, sin saberse si portaba la investidura de Alcalde o la de resentido por el proceso interno de su partido que favoreció a Rocha como candidato a Gobernador. Criticó a Morena por los indicios de corrupción que muestra y deslindó al Presidente López Obrador de los coletazos de tal “monstruo”. De paso se adjudicó toda la obra que realizó Quirino Ordaz para modernizar a Mazatlán, utilizó el tiempo que los mazatlecos le pagan para que trabaje y estaría por verse si vino por medios propios o con recursos públicos del Ayuntamiento.