Choque de dos corrientes:
neoliberalismo o intervención de mercado
En Estados Unidos los productores americanos son muy agresivos en sus negociaciones con el Gobierno y competidores. Hay el ejemplo claro de los productores de tomate de Florida.
En 1995, fui gerente de la CIDH (Comisión de Investigación y Defensa de las Hortalizas en Caades) y me tocó recibir una invitación del Subsecretario de Agricultura que invitó a los productores de los dos países a una gran reunión en Houston, con los productores de Florida que estaban ya acusándonos de Dumping de tomate.
La noche anterior a la reunión, en un encuentro informal en el barecito del hotel sede, con Paul Dimare, un tomatero millonario de Florida, muy agresivo y soberbio, no quise funcionar como traductor, porque era un calentamiento informal a la reunión oficial del día siguiente y dejé que Marvin Lehrer, un americano muy agradable representante comercial de la embajada americana en México, sirviera de traductor.
El debate entre Paul Dimare y Raúl Bátiz, presidente de la CIDH, era entre risas y agresiones muy duras. Pero finalmente no pasó nada.
Al día siguiente me tocó como gerente de la CIDH, ya traducir de inglés a español, pero no resultó nada de esa reunión de 25 productores de los dos países; Marvin Lehrer traducía a los americanos del español al inglés.
Ellos agresivamente nos acusaban de hacer dumping de tomate mexicano a Estados Unidos. Nosotros jamás lo aceptamos, pero simplemente no hubo ningún acuerdo al final de la reunión.
En un viaje que realicé solo a Washington, me reuní con el abogado Tom Wilner a cenar y me comentó de la opción de firmar convenios de suspensión y la fijación de precios mínimos de exportación. Rápidamente le acepté la propuesta.
A mi regreso a Culiacán lo propuse a los horticultores. Entonces decidimos promover lo que inició un largo proceso de 12 días de negociación en Washington que culminó con la firma del acuerdo, a pesar de oposición radical de Herminio Blanco de que se firmara.
Como neoliberal “radical”, doctor en economía de la Universidad de Chicago, no podía aceptar una propuesta de esta naturaleza.
Él afirmó que no lo hiciéramos, que, si hacíamos dumping, pagáramos el arancel dumping. No le aceptamos y nos fuimos a Washington a negociarlo, a pesar de su rotunda oposición.
Después de doce días de negociación del acuerdo, liderada por Basilio Gatzionis y Raúl Batiz, le pidió al secretario Labastida que nos detuviera. Los dirigentes no lo escucharon y culminó con la firma del primer acuerdo de suspensión, otra violación a la teoría neoliberal, alterando el libre funcionamiento del mercado.
A los años, Herminio Blanco lo aceptó y se fijó como modelo para resolver otros conflictos comerciales similares.
Ya este neoliberal aprendió que así funciona finalmente mejor el comercio.
Los productores de Florida siguieron presionando agresivamente al departamento de comercio hasta que obligaron a los productores de Sinaloa y de Baja california, a aceptar y firmar en 1996, con lo cual estábamos de acuerdo como la mejor solución, el primer acuerdo de suspensión en México de la investigación antidumping de tomate que ha estado vigente, desde esa fecha hasta la actualidad, un poco más de 25 años.
Ahora los productores americanos están presionando para demandar por otros productos hortícolas mexicanos que no creo que sea difícil que consigan otros acuerdos de suspensión, considerando la tenacidad y agresividad (con el dinero suficiente) para hacer este cabildeo que resulta sumamente costoso.
Todo este relato es para explicar la gran diferencia entre los productores americanos excesivamente agresivos de hortalizas y los productores mexicanos de maíz, además de la diferencia de capacidad económica para este cabildeo.
El estilo de los mexicanos no es agresivo para emprender acciones similares para defender la agricultura nacional de maíz de las exportaciones de dumping. Además, es más cómodo: El productor mexicano prefiere seguir dependiendo de los subsidios del gobierno mexicano, que finalmente se consigue, aunque sea a regañadientes, pero que eso no protege adecuadamente a la agricultura nacional, y obliga a estar cada año presionando al gobierno para asignar recursos que termina pagando el gobierno mexicano.
La balanza es desde luego muy asimétrica entre México y Estados Unidos, como lo demuestran los hechos por el estilo radicalmente diferente de cabildeo entre los dos países.
Hace algunos años, se firmó el primer acuerdo de suspensión de investigación antidumping en el caso de la firma del azúcar, que obligan a los mexicanos a exportar azúcar a un precio mínimo, seguramente por la larga experiencia favorable del tomate y la industria azucarera tuvo que aceptar la imposición.
En este año, hubo buenos precios en el maíz de tal manera que no hubo necesidad de apoyos relativamente a los productores mexicanos de maíz, pues los precios han estado a buen nivel, como sucede cada 8 años aproximadamente y se explica en el libro presentado en un artículo publicado en un libro coordinado por dos investigadores – docentes (el Dr. Ernesto Hernández Norzagaray y el Dr. Guillermo Ibarra Escobar, escrito por Juan de Dios Trujillo y un servidor) llamado Los Grandes Problemas de Sinaloa, con un primer capítulo sobre la agricultura.
Recientemente se le entregó por los coordinadores al gobernador electo, incluyendo los principales sectores de la economía sinaloense.
Tengo la impresión que estos trabajos se aprovechan poco para su aplicación en las políticas públicas. Ojalá esté cambiando.
Con este artículo quiero solo motivar a los productores -si tienen interés- a cabildearlo con el Gobierno federal, sobre todo ante la existencia de Tatiana Clouthier como Secretaria de economía sinaloense, aprendiendo del estilo americano que siempre exige sus derechos y la posible esperanza de un gobierno de izquierda más dispuesto a cabildear ante Estados Unidos la necesidad de detener las exportaciones de maíz a precios con dumping en 16 de los últimos 24 años, fenómeno recurrente también en otros granos.
¿Tendrá éxito mi propuesta? No lo sé, hasta la fecha lo he intentado sin éxito, ojalá la coyuntura actual ofrezca una nueva oportunidad. Pero esta será mi última ocasión en que yo lo proponga. Ya dependerá de los agricultores si les interese argumentar la necesidad de apoyos, sin un sustento suficiente. Esto implica separarse del Consejo Nacional Agropecuario, que tienen los principales importadores de maíz, que no les interesa esta acción.
Argumentar que los productores mexicanos de maíz somos ineficientes y por eso no podemos competir con la producción americana me parece además de inexacta, muy desfavorable para la imagen del productor sinaloense, ejemplo nacional.