Cayó la Fiscal Sara Bruna ¿y ahora qué?
Que venga el siguiente villano favorito

Alejandro Sicairos
19 agosto 2024

A contracorriente de la celebración que se desató en redes sociales y opinión pública por la retirada de la Fiscal General de Sinaloa, Sara Bruna Quiñónez Estrada, haya sido como haya sido su separación del cargo, debió mediar la prudente reflexión de si con ella fuera del sistema de procuración de justicia realmente se resuelve un caso que por su naturaleza y conexiones hubiera cimbrado a cualquier estructura de gobierno. Nadie la acusa de corrupta, como Juez mostró mano dura contra perpetradores de escandalosos saqueos de erarios, y dejó firmes carpetas de investigación que judicializan a actores cuyo modus operandi es utilizar los dineros del pueblo para el enriquecimiento personal.

La mayor parte de quienes se declaran satisfechos por la renuncia de la Fiscal, que en sí la ocasionó un dictamen apresurado y demoledor de la Fiscalía General de la República contra la institución del Ministerio Público por la errática labor pericial sobre el asesinato de Héctor Melesio Cuén Ojeda, son afectados directos o indirectos por la función ministerial, partidos políticos que presentaron como candidatos a personajes socialmente cuestionados, y colegios de abogados que ven un “hueso” a roer en la vacante que resulta.

A reserva de que la FGR realice correctamente las indagatorias que resuelvan qué pasó el 25 de julio al encontrarse en Huertos de Pedregal Ismael Zambada García, Joaquín Guzmán López y Héctor Melesio Cuén Ojeda, la intención del equipo de Alejandro Gertz Manero parece ser la de ofrecer una cabeza colgada en la plaza para paliar el maremoto de especulaciones en torno a la circunstancia que puso al jefe del Cártel de Sinaloa a disposición de la justicia de Estados Unidos.

Todo procede de esa situación de alta delincuencia organizada y sus tentáculos; lo demás es colateral. La afirmación de “El Mayo” respecto a que fue objeto de una traición, al mismo tiempo en que los posibles segmentos traidor y traicionado por fortuna se hallan en total calma en Sinaloa, está inquietando a los oportunistas de la violencia en su desespero al no ver que la sangre llega al río. Entonces el sacrificio de Sara Bruna Quiñónez se les ofrenda por la FGR en tanto la dependencia federal, que no hace malos quesos en materia de indagatorias disparadas, halla más que ofrecerles.

Por supuesto que la Fiscal que se va no está en condiciones de refutar el informe de la FGR y entiende que lo más inteligente hoy es aislarse de las indagatorias y las especulaciones. Ella sostuvo como móvil del robo de vehículo con base a la declaración del testigo principal y la evidencia de una videograbación de dudosa credibilidad, señalando en todo momento que no descartaba otras líneas de investigación. Cayó sin duda, en exceso de confianza sobre los peritajes realizado por su personal forense, y eso la hace responsable como procuradora de justicia.

Y como la función debe continuar, el Congreso del Estado aceptó el oficio de dimisión y le abre curso a otro procedimiento ahora para resanar la grieta que deja en la Fiscalía la mujer que en 2021 llegó al cargo para ejercerlo hasta 2028 con las mayores expectativas por su impoluta carrera en el Poder Judicial. Pues que pase el siguiente con las mejores credenciales cuando la delincuencia y corrupción organizadas se han especializado en tumbar a fiscales.

Es que los antes procuradores y ahora fiscales de Sinaloa siempre han estado y estarán en bandeja de plata para cuando la necesite el festín de los que eternamente exigirán que caigan. En medio de la voraz subasta de intereses son la pieza más frágil que el gobierno sacrificará al atemperar las exacerbaciones por el interminable estado de violencia. En similares guillotinas estuvieron Jorge Julián Chávez Castro en el gobierno de Antonio Toledo Corro, Manuel Lazcano Ochoa con Francisco Labastida, Luis Antonio Cárdenas Fonseca con Jesús Aguilar Padilla y ni se diga de Marco Antonio Higuera Gómez en el sexenio de Mario López Valdez, por mencionar a algunos.

Lo más seguro es que Quiñónez Estrada haya optado por un acto de dignidad frente al demoledor informe de la FGR sobre el caso Cuén. Claro que tiene responsabilidad en caso de resultar ciertas dichas omisiones en las primeras pesquisas, las que debió supervisar personalmente sin darles la plena confianza a sus colaboradores, sin embargo, ningún Fiscal estatal habría sobrevivido a tal golpe dirigido sin duda a deponerla a ella.

Si alguna vez lo permite el ruido aturdidor predominante por la detención de Zambada García, los sinaloenses deberíamos reflexionar qué tipo de Fiscal queremos y apoyaremos. ¿A aquél que caiga al primer soplido de partidos políticos que defienden a correligionarios de catadura delictiva? ¿El que se amilane en el combate a la corrupción por las estrategias de los desfalcadores para amedrentarlo? ¿A una mujer u hombre que se le atribuyan superpoderes para combatir el delito mientras la fuerza pública es parte de la estructura criminal?

Si acaso fuese obligatorio alegrarnos ahora por la deposición de la Fiscal Sara Bruna, pues que llegue pronto el momento de moderar tal júbilo y resolver si quitar o poner a alguien en la titularidad de la FGE significa pasos firmes de Sinaloa hacia el Estado de derecho.

Al designar al Fiscal se usa,

Una cláusula que lo obliga,

A jugar a la ruleta rusa,

Con cada caso que investiga.

Dados a señalar a otros con índice de fuego cuando así conviene a sus intereses, entre los pasistas y universitarios que se beneficiaron a más no poder de la fabulosa manera en que Héctor Melesio Cuén Ojeda les gratificó por los servicios prestados está prohibido mencionar la supuesta reunión que su líder sostendría con “El Mayo” Zambada aquel día que desencadenó el escándalo en Huertos del Pedregal. Dicen hipócritamente que honran la memoria de “El Maestro” cuando se les nota a leguas el miedo horrendo a perder los beneficios que obtenían. Luto y pérdida auténticos son los que sufre la familia Cuén Díaz, no los acomodaticios deudos cuya “lealtad” les fue bien remunerada.

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