Caso Cuén-Guerra: réplica al ex Rector

Alejandro Sicairos
10 noviembre 2019

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‘Primero ella quiso amordazarme a mí’

Héctor Melesio Cuén Ojeda afirma, “en defensa propia” que en el único procedimiento jurídico que tiene abierto contra sus críticos, “por calumnias”, no está buscando pleitos con María Teresa Guerra Ochoa, la abogada, académica, activista y analista, “ni con ella ni con nadie”, y afirma que lo que menos necesita es que le den dinero como indemnización por daño moral. Hace votos, enfatiza, porque en el juzgado local donde se acaba de radicar ese juicio civil prevalezca la conciliación.

-¿Estarías dispuesto, si así lo considera proponer el juez de la causa, a una avenencia mediada por el Poder Judicial para la no agresión mutua?
-Yo sí. Habría que preguntarle a ella si está dispuesta. Siempre y cuando se siente la promesa de que si van hablar mal de mi que lo hagan presentando las pruebas de lo que dicen. A mi no me molesta que me critiquen; me molesta que me difamen o que denigren a cualquier otra persona nomás por gusto, sin soportar con evidencias lo que acusan.
El ex Rector de la Universidad Autónoma de Sinaloa y dirigente del Partido Sinaloense solicitó el derecho a réplica después de que esta columna publicó, el 6 de noviembre, las expresiones de apoyo que recibió Guerra Ochoa antes de celebrarse la primera audiencia en el Supremo Tribunal de Justicia del Estado sobre el diferendo que desde 2010 ha deambulado por los juzgados federales y que hoy se dirime en el ámbito local.
Cuén afirma que desde 2010, cuando Tere Guerra lo acusó de enriquecimiento inexplicable y luego de que un juez lo exoneró de ese delito por falta de pruebas, ni siquiera ha recibido una disculpa de parte de quien inició la querella. En 2016, al ser declarado inocente, el también ex Alcalde de Culiacán interpuso un recurso judicial por difamación contra la luchadora social.
“Ella contrademanda el mismo año, pero se le fue la mano porque aquí ella sí pone la ley mordaza y pide lo mismo que yo en mi demanda: que en todo caso también tenga que demostrar los hechos ilícitos y solicita que no pueda referirme en mis opiniones a su persona. ¿Eso no es limitar la libertad de expresión?” En esta tónica ha transcurrido durante casi una década el cruce de denuncias entre Cuén Ojeda y Tere Guerra, o viceversa.
“Yo lo que quiero es que nadie trate de desprestigiar al otro sin tener las pruebas en las manos. ¿Es mucho pedir? Tere Guerra fue la que quiso ponerme a mí la mordaza al solicitarle a un juez en 2016 que no mencione su nombre en las opiniones que yo vierta. Y cuando digo que he ganado en los juzgados es porque desde hace tres años ella no me calumnia”, expone.
Dice que no insistirá en aquellas situaciones que lo conflictúan con periodistas. “Eso debo pasarlo a segundo término porque en primerísimo lugar está mi salud y debo cuidarla”. Si el 5 de noviembre no acudió ante el Poder Judicial del Estado, aclara, es porque se encontraba en Estados Unidos viendo lo relacionado a algunos medicamentos que necesita y sus abogados le dijeron que su presencia no era tan indispensable.
El diferendo con Guerra Ochoa, insiste, tiene que ver con las reformas que emprendió siendo Rector de la UAS y que afectó a profesores que estaban acostumbrados a hacer las cosas de manera distinta. “No se trata de ninguna amenaza contra la libertad de expresión. Por defender la libertad de expresión mía y de los demás estaría dispuesto inclusive a dar mi vida”.
Cuén se presenta ante el columnista en un tono pacificador. Nada reclama de lo expresado aquí el miércoles de la semana pasada en el sentido de que en estos tiempos de libertades nadie debería estar en los juzgados defendiendo al derecho a colocar bozales o quitárselos. “Si esto de Tere Guerra sigue es porque ella ha colocado un enorme muro de contención a la negociación, al acuerdo de que no nos calumniemos: a eso quiero que lleguemos como arreglo. No pido más”, remarca.
Afirma que ningún otro procedimiento legal de Cuén Ojeda sigue vigente contra periodista, crítico o adversario. Lo consulta con sus abogados. “Este es el único caso”, le responden. “Ya ves, ya no quiero confrontarme; quiero entenderlos y que me entiendan. No tiene caso gastar mis energías en pleitos”.
El derecho a réplica está concedido. Así, sin interpretaciones por lo pronto. Esto es lo que dice el líder del PAS que parece estar planeando una nueva estrategia, de mucha tolerancia y poca confrontación mientras analiza la correlación de fuerzas políticas con miras a pactar una alianza en 2021 con el partido o coalición que más garantice el triunfo electoral y le permita a él, a Cuén, obtener el mayor número de posiciones de poder que se pueda.

Reverso
Para que el odio acabara,
Podrían curar las rencillas,
Arrojándose mil vajillas,
Y café caliente a la cara.

Morena, versión añicos
El intento de tumbar a Graciela Domínguez Nava de la presidencia de la Junta de Coordinación Política del Congreso del Estado constituyó el principio del feroz belicismo futurista que, con Luis Guillermo Benítez Torres a la cabeza, Merary Villegas Sánchez como operadora en el plano nacional y Jaime Montes Salas en lo local, le declara la guerra al proyecto que tiene a Rubén Rocha Moya al frente para suceder a Quirino Ordaz Coppel en el cargo de Gobernador. Y esto, júrenlo, apenas va empezando porque la Cuarta Transformación pasó a último término en Sinaloa y la izquierda doméstica implementará, por cuenta propia, la quinta transfiguración. Antes se peleaban sin tener nada por disputar; hoy el pastel es tan grande que lo único que le faltaba era la cereza de las ambiciones. De aquí pa’l real cada codicia será el fragmento de un Morena que no sabe, no puede y no quiere ir unida a ningún lado.
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