Calculándole el futuro político a Quirino. España, en la ruta de la sucesión 2024
Inagotablemente hubo descabelladas conjeturas de la pulida relación entre Andrés Manuel López Obrador y Quirino Ordaz Coppel, desde que el primero ganó la elección del 1 de julio de 2018 y comenzó a tejer, uno tras otro, encuentros amistosos con el Gobernador de Sinaloa. Pero el viernes se soltaron todos los demonios de la especulación cuando el Mandatario federal dio a conocer que el todavía jefe del Ejecutivo estatal se integrará al Gabinete de la Cuarta Transformación y con mayor fuerza ardió la rumorología cuando el sábado se determinó que el político mazatleco se irá como Embajador de México en España.
Lo extraño de todo esto es que los cuestionamientos se dirigieron hacia Quirino Ordaz, ya sea por haber aceptado la invitación presidencial, o por el sospechosismo que cultivó la teoría del pago de favores prestados a la 4T para que el partido de López Obrador ganara la elección local del reciente 6 de junio. Ninguna corriente política cuestionó a AMLO que fue quien operó y cristalizó la adhesión del priista a la estructura morenista de gobierno, donde está el meollo de la polémica decisión.
El fondo de la maniobra amloísta está en el inicio de la estrategia para desvanecer la distancia ideológica y diferencias programáticas entre las dos grandes corrientes políticas que irán por el control del poder. Los reformistas de Morena limando las asperezas con los conservadores del Partido Revolucionario Institucional, con miras a un propósito transigente: cerrarle el paso al ultraderechista Partido Acción Nacional en la elección presidencial de 2024.
Y en esto lo que menos importa es el cargo que se le asigne a Quirino Ordaz. Al principio se pensó que asumiría la Secretaría de Turismo debido a que López Obrador ha elogiado en público y en privado la transformación que experimenta Mazatlán en los cuatro años, ocho meses y 14 días que lleva el gobierno quirinista. En la noche del 10 de septiembre muchos lo suponían como parte del Gabinete económico por la trayectoria de administrador público. Y al día siguiente amaneció como próximo miembro del Servicio Exterior.
Hubo bastantes sorprendidos, entre éstos el Gobernador electo, Rubén Rocha Moya, porque la información que se llevaron al irse a dormir el viernes es que Quirino iba a una Secretaría de Estado. El gesto del Rocha que es asaltado por una determinación distinta y rara, la de QOC a la Embajada española, es igual a la mueca de asombro de políticos, empresarios y periodistas que se fintearon con la versión filtrada desde Palacio Nacional de que el empresario hotelero sería el próximo titular de Turismo a nivel nacional.
Ah, pero en el segundo día de su visita a Sinaloa, López Obrador amaneció con otros datos. Algo platicaron él y Quirino Ordaz en la víspera para consensuar que se fuera a España y ya cercana la novena entrada del sexenio amloísta (al Presidente le encanta utilizar la estrategia beisbolística) traerlo como corredor emergente en la dupla PRI-Morena que intentará ganar el juego de estrellas el 2 de julio de 2024. Esto es difícil de anticipar, pero a la vez un mínimo escaneo del estilo y proyecto lopezobradoristas permite desentrañar códigos y apetitos futuristas.
De todo esto resulta que la pólvora no debe gastarse en el infiernito de saber si Quirino Ordaz va a Turismo, a España o cualquier otra posición en el Gabinete de AMLO. Tampoco en estructurar teorías que ponen la pericia política del actual Gobernador al servicio de Morena o del PRI, entregándole la plaza de Sinaloa a la 4T. El Presidente vino y echó bastante humo distractor para que la opinión pública se percatara de la víbora chillando, pero no de lo profundo de las decisiones que tomó.
Teniendo de fondo el desfogue de la presa Santa María, las grandes aguas del poder van descubriendo el noviazgo ideológico de Morena y PRI que va a terminar, de seguro, como esos matrimonios arreglados, de bienes separados y de intereses utilitaristas. Nadie le hará el guácala y fúchila porque los morenistas tienen que entrarle a la añeja práctica de la política de tragar gusanos sin hacer gestos y “si no les gusta, ni modo”. Por su parte a los priistas les resolverá la encrucijada de agarrarse hasta de un clavo ardiendo con tal de recuperar los privilegios que les ha quitado una sociedad ávida de las transformaciones que no encontró en la cuarta intentona y que buscará en el quinto experimento.
Pronto comenzarán a perfilarse las verdaderas intenciones de esta nueva corriente política que maculará la pureza que presume Morena y sanitizará la ruindad que estigmatiza al PRI. He allí la clave de este enredo recién traído a Sinaloa: no es a la Cancillería a la que se trepa Quirino Ordaz sino al proyecto político nacional que, zanjadas las aparentes diferencias entre morenistas y priistas, llevará a la Presidencia a algún raro espécimen que parirá la alianza PriMor. Y hasta entonces se entenderá el pacto AMLO-QOC que provoca muchos brincos en un suelo demasiado parejo.
Acabó siendo esta artimaña,
Para Sinaloa un espejismo,
Pues se va de turista a España,
Quien iba de titular de Turismo.
Un lector de esta columna, que ha vivido en las entrañas de la política sinaloense, aporta una teoría más que ha estado ausente en el debate público de por qué Quirino Ordaz a la Embajada de España y no en posiciones más estelares del Gabinete de AMLO. “Pienso que la designación del señor Ordaz va más bien para alejarlo del estado y que no haya sombra para el siguiente Gobernador, es decir lo exilian y así no tienen de qué preocuparse”. Bueno, no le cae mal una raya más al tigre de las posibilidades.