Bajo amenaza

Federico Reyes Heroles
15 diciembre 2020

""

frheroles@prodigy.net.mx

 

Muchos daños hoy irremediables para México han surgido de amenazas inútiles de la 4T. Tres años, campaña y gobierno incluido, de esa forma de actuar han minado lo esencial de la confianza: suponer que se procede de buena fe. Muchos mexicanos especulan hoy siempre con la peor alternativa. Viven en el espanto. Espantar no es ejercer el poder, es mostrar que no se sabe en qué usarlo.

Los números muestran que sólo una proporción muy pequeña (alrededor del 5 por ciento) de los habitantes de un país desean vivir en permanente conflicto. Los llaman los hiperactivos. El resto de la población quiere llevar la “fiesta en paz” y, en lo general, les interesa poco la política. A partir de esto los gobernantes calculan muy bien sus salidas. Pero en México estamos viviendo la dolorosa continuidad del paroxismo, del espanto. Espanto porque las insinuaciones del uso perverso del poder han permeado la conciencia nacional. Motivos de espanto hay y muchos, desde el primer día. Quiere reelegirse, ya lo dijo en el Teatro de la República, sustituyeron el “Sufragio efectivo, no reelección” por “Sufragio efectivo, voto libre para los mexicanos”. Quiere una nueva Constitución. Invitó a Evo. Quiere la revocación del mandato el día de la elección para estar en la boleta. Quiere la consulta sobre los expresidentes por lo mismo. ¿Ahorrar dinero?
Los superdelegados son sus delfines para saltarse a los gobernadores y a su propio partido. ¿Será tanta la maldad? De pronto los “servidores de la nación” reparten recursos con la camisola de Morena. Del Senado surge la propuesta de una Tercera Sala en la SCJN, los nuevos ministros pasan por el filtro de una altísima desconfianza. Por qué lastimar a tantas burocracias, acaso sólo para concentrar dinero. Por qué lanzarse contra los fidecomisos a sabiendas de la molestia que ello generaría ¿todo por más dinero? Cómo parar esa terrible desconfianza que hiere a México si cada semana echan nueva leña a la hoguera del miedo. Ya habían pactado el outsourcing, sacar las manzanas podridas, pero no cortar el árbol, en palabras de Carlos Salazar, pero dan marcha atrás. Incumplir con lo pactado genera más desconfianza, no tienen palabra. Pregúnteles a los gaseros, a Constellation Brands, a las del sector energético, etc. Y en esas estamos cuando, sin mediación alguna, se lanzan contra los miembros de las agencias de seguridad internacionales, en particular de EE.UU. Resultado un extrañamiento severo del Fiscal de ese país. Otra amenaza nacionalista.
A seguirle: que el Banco Central se encargue de comprar y repatriar los dólares atorados, no importa que pueden ser tóxicos para la institución. Por supuesto el Gobernador brinca para explicar la barbaridad que pone en riesgo el prestigio internacional de Banxico que tantos años ha llevado construir. La posibilidad de una inútil tensión con la FED no fue tomada en cuenta. Por qué no discutir el complejo tema aquí y allá antes de amenazar. En horas va para atrás. Muchos se preguntan, por qué correr el grave riesgo, qué intereses oscuros habrá. Pero hay más amenazas, irse sobre el sistema de pensiones, controlar las comisiones, eliminar la independencia de las fiscalías y regresar al anterior sistema supeditado al Ejecutivo. En la ruta de la desconfianza ahora se preguntan si también se hará un uso electorero de la vacuna. ¿Por qué no compartir el trabajo?, que el sector privado haga una parte, lo que pueda; por qué, en plena emergencia, no se surte la vacuna contra influenza y pandemia a las instituciones privadas. Si alguien quiere pensar mal tiene mucha tela de donde cortar.
El síndrome de la sospecha sistemática orada a México. Imaginar un uso avieso de la vacuna nos habla de una sociedad temerosa y muy enferma. La posible maldad ha desplazado a las proclamadas buenas intenciones En vilo: “...preocupación e inquietud por conocer el fin o resultado de algo”, así vivimos. Bajo amenaza todo se pudre, hasta la esperanza, nuestro país para el caso.