Asumir el presente

Rodolfo Díaz Fonseca
25 julio 2020

""

rfonseca@noroeste.com
@rodolfodiazf

 

¿Qué es más importante: pasado, presente o futuro? Los tres tienen gran valor, pero algunas personas se refugian en un pasado idílico y consideran que todo tiempo pasado fue mejor. Otras, en cambio, valoran que el porvenir es más importante porque nuestra misión es construir un mejor mañana. Sin embargo, no debemos menospreciar el presente, porque es el único tiempo que nos corresponde.

Es cierto que el pasado es relevante porque la historia es maestra de la vida y conviene auscultarla para no repetir los errores, ya que el hombre es el único ser que se tropieza dos veces en la misma piedra (aunque también es cierto que nadie aprende en cabeza ajena). Y, como dijo irónicamente P.J. Hartley: “el pasado es un país extraño: allí las cosas se hacen de otro modo”.

El futuro es también importante debido a que el ser humano se mueve por ideales, proyectos y metas. Si no tuviera el hombre esa zanahoria delante de sus ojos no se esforzaría ni tendría aliento para alcanzar los objetivos.

Nuestro tiempo por excelencia es el presente, que debe estar iluminado por la experiencia del pasado y alentado por el panorama del porvenir, como acentuó Juan Luis Ruiz de la Peña: “Si es cierto que el hombre no puede vivir sino en el presente, no lo es menos que el presente no puede ser vivido sino como fruto del pretérito y anticipación del futuro”.

No obstante, hace siglos, Blas Pascal advirtió que si subrayamos demasiado el futuro nos olvidamos de vivir: “El presente jamás es nuestro fin: el pasado y el presente son nuestros medios, solo el porvenir es nuestro fin. Así, jamás viviremos, sino esperamos vivir; y disponiéndonos siempre a ser felices, es inevitable que no lo seamos jamás”.

¿Asumo el presente?