Asomo precoz al 27: Estrada vs. ‘El Químico’. Altanero el de Mazatlán; cauto el de Culiacán
A como inicia la carrera rumbo a 2027 en Sinaloa, cuando se elegirá a otro Gobernador, el Alcalde de Culiacán, Jesús Estrada Ferreiro, se le está adelantando mucho al Presidente Municipal de Mazatlán, Luis Guillermo Benítez Torres, en la posibilidad de habilitarse políticamente para ser postulados cuando acabe el sexenio que está por empezar con Rubén Rocha Moya a la cabeza. Así podría comenzar el prólogo del nuevo capítulo del ininterrumpido futurismo en el Movimiento Regeneración Nacional, donde apenas se instala uno en el poder y otros ya sueñan con reemplazarlo.
Un sencillo análisis proyectado a seis años, tomando en cuenta lo sucedido en casi 60 días posteriores a que se realizó la elección local del reciente 6 de junio, arroja elementos anticipados (precipitados, mejor dicho) de lo que será el comportamiento en el inacabable hándicap por llegar al timón del Gobierno de Sinaloa. Por muy imprudente que parezca revisar y calcular desde hoy, no debe perderse de vista que lo que hagan o dejen de hacer los dos ediles los prospecta o descarta en la siguiente sucesión.
Benítez Torres sigue colocándose a sí mismo lastres que pesan bastante. El comportamiento irresponsable durante la persistente y agravada pandemia de Covid-19, negligencias que ahora intenta recubrir con la estricta exigencia del pasaporte sanitario a mazatlecos y turistas, le significará en muy corto plazo el reclamo ciudadano porque anduvo en campaña para la reelección como si el municipio fuera zona libre del virus. En sentido opuesto, Estrada Ferreiro utilizó las plataformas digitales para el proselitismo y se enganchó como garrapata a la promoción electoral de Rubén Rocha.
Otro distintivo entre los alcaldes mazatleco y culiacanense tiene que ver con la desidia de exponer a la población a situaciones de contagio. Aparte de cierres de campaña donde el primero violentó los protocolos sanitarios y el segundo protegió a sus seguidores y simpatizantes, ahí está registrado el festejo de la victoria electoral de “El Químico” con aquel baile-concierto del 9 de junio en el estadio “El Kraken”, mientras Estrada Ferreiro moderó ese triunfalismo peligroso.
¿Qué vino después? Tan discrepante como el negro y el blanco, el político mazatleco intentó cederle tres terrenos propiedad del Ayuntamiento de Mazatlán, de ubicación y vocación estratégica, a la empresa Nafta Lubricantes en pago de una deuda producto de malos manejos de la Comuna. Por su parte, el gobernante culichi logró nada más ni nada menos que le autorizaran la primera fase del Metrobús de Culiacán, esa obra que lo tatuará en la historia del desarrollo de la capital sinaloense.
En este espacio hemos criticado y reconocido errores o buenas gestiones de los dos alcaldes. Al despersonalizar el análisis para centrarlo en lo que es de interés público, lejos del elogio comprado o la crítica patrocinada, la función periodística consiste en ser en lo posible el ojo ciudadano vigilante sobre el quehacer de las autoridades. Revisamos, por ejemplo, cómo “El Químico” manipuló, chantajeó y negoció con su reelección al tratar de tronar la candidatura de Morena a la Gubernatura, y Estrada en cambio jugó en la coyuntura partidista interna con mayor astucia, ecuanimidad y respeto a las reglas.
Somos testigos también del reajuste de actitudes de Estrada Ferreiro que de la confrontación abierta con medios de comunicación y periodistas pasó a la conciliación y respeto a la libertad de expresión. Y Benítez Torres siguió peleando con sus propios fantasmas, inclusive a sus antes colaboradores leales los trató como enemigos por traición, sin que la tozudez y la vanidad le permitan ver más allá de sus intereses personalísimos.
Estrada Ferreiro entendió con exacta precisión que en él no encarna un clon de Andrés Manuel López Obrador y que debía ponerle un estilo y dimensión propia a su desempeño como Alcalde; Benítez Torres insiste en plantearse como réplica del Presidente de la República sin caer en cuenta que AMLO es irrepetible e inimitable. Y que ninguno de los dos, ni Estrada ni Benítez, son los padres de la Cuarta Transformación en Culiacán y Mazatlán.
De todo lo aquí expuesto, más lo que se acumule en los tres años en que repetirán como alcaldes, y lo que pase con sus carreras políticas una vez que concluyan en la responsabilidad refrendada, irán acopiándose mayores componentes que los candidateen o los desechen llegado el momento en que los electores vuelvan a ir a las casillas a votar por el Gobernador que relevará a Rubén Rocha Moya.
En el lejano o cercano 2027, según la virtud de conocer el tiempo que cada quien tenga, es casi seguro que Benítez Torres y Estrada Ferreiro pretenderán la candidatura a Gobernador. “El Químico” se quedó con la espina futurista clavada y el Alcalde que aconseja acabar con los baches yéndose por calles libres de esos socavones, quiere cerrar su ciclo político haciendo realidad el sueño de ocupar el despacho principal del tercer piso del edificio sede del Poder Ejecutivo Estatal.
Se prevé desde mucho antes,
Que con “El Químico” y Estrada,
La diversión está garantizada,
Con comparsas y comediantes.
Ya entrados en el futurismo a destiempo, las mujeres y hombres que cobrarán notoriedad política durante el gobierno de Rubén Rocha Moya, a tal grado de ser candidateables desde el momento mismo en que se integre el Gabinete que funcionará del 1 de noviembre de 2021 al 31 de octubre de 2027, serán Graciela Domínguez, Ruth Díaz Gurría, Imelda Castro Castro, Sara Bruna Quiñónez y Marianne Brito Rodríguez, así como Enrique Inzunza Cázarez, Héctor Melesio Cuén, Alejandro Higuera Osuna, Feliciano Castro Meléndrez, Florentino Castro López y José Paz López. Unos aparecerán desde el primer día y otros después en el equipo rochista principal.