Asalto final de la élite uaseña herida
UAS-PAS: jugarse el todo por el todo

Alejandro Sicairos
02 septiembre 2024

Mientras prohíbe que en el campus se hable del narcocapítulo que está por confirmar la Fiscalía General de la República, donde Héctor Melesio Cuén Ojeda, Rector de facto durante casi dos décadas en la Universidad Autónoma de Sinaloa, podría haberse reunido con Ismael Zambada García, jefe del Cártel de Sinaloa, y Joaquín Guzmán López, hijo de “El Chapo” Guzmán, el encargado del Despacho de Rectoría, Robespierre Lizárraga Otero, realiza la operación que premia con plazas y ascensos a los pasistas que quedaron huérfanos de benefactor y les echa encima el aparato jurídico y de amanuenses de la institución a quienes se atreven a contar la verdad del crimen penetrando a la UAS.

En la terrible situación en la cual el cuenismo-pasismo metió al alma máter de los sinaloenses, circunstancia blindada con el silencio de los cómplices por acción u omisión, Lizárraga Otero decide que los que perpetraron la ignominia no son los culpables del episodio de Huertos del Pedregal sino los que hablan y analizan el suceso que deshonra a la Universidad como nunca antes sucedió. E instruye a medios y escribanos de la nómina universitaria para que se instalen como la perversísima inquisición donde perfiles dantescos enseñan sus grandes miedos a perder el pago que reciben a cambio de expeler odios contra quienes piensan diferente a ellos.

La maquinaria uaseña, que lejos de rescatar a la casa de estudios de los escombros de la sospecha la hunde más en este bucle que mete a educación y crimen en el mismo rasero, ataca incluso la garantía constitucional de libre expresión, la misma que aluden los bufonescos que se la dan de modernos Tomás de Torquemada que reparten calumnias a diestra y siniestra. Ahí van, portando la narcotoga, a repetir la táctica de la “investigación administrativa”, para amedrentar al académico Jorge Rubén Ibarra Martínez, quien de manera visible es activista del movimiento a favor de la reforma de la Ley Orgánica de la UAS, e integrante además de las barras de analistas del periódico Noroeste y de Revista Espejo.

Al ser citado por el Director de Asuntos Jurídico de la UAS, José Alfredo Peinado Parra, el propósito es llevar a Ibarra Martínez a un tribunal unilateral que de antemano sentencia de acuerdo a lo que le ordena el equipo directivo o intereses ilegítimos pertrechados en la Universidad. Paradójicamente, los que se declaran en rebeldía frente a la justicia consuetudinaria al esgrimir mil y una argucias para eludir los juicios penales instaurados en su contra, acuden al uso de la represión sometiendo a disidentes al ajuste de cuentas expedito e inapelable.

Según el abogado de la UAS, el cadalso que ya conocen tantos que han pasado por allí fue reinstalado por los artículos de la autoría de Jorge Ibarra publicados en Noroeste después de que “El Mayo” Zambada reveló en una carta que en la reunión a la que fue citado el 25 de julio “para ayudar a resolver las diferencias entre los líderes políticos de nuestro estado”, saludó a Cuén Ojeda “un viejo amigo mío”.

Es decir, échese encima todo el aparato legal y la jauría universitaria contra el que escribe protegido por los artículos sexto y séptimo de la Constitución, y cúbrase con el manto de la impunidad a los directivos universitarios y cómplices que podrían ser sujetos a la investigación por delincuencia organizada que abrirá la Fiscalía General de la República en caso de corroborar que Cuén fue asesinado durante un encuentro con los supuestos narcotraficantes Ismael Zambada García y Joaquín Guzmán López.

Insistimos: de por sí vinculados a procesos por los delitos que cometieron contra la UAS, los que pelean quedarse con el control universitario, y sus compinches, no ven que al agitar más los recintos rosalinos los convierten en pantanos donde se hundirán a sí mismos. En la riña por repartirse lo que queda de los pasteles rosalino y pasista reinciden en asignarse cuotas del botín así sea encima del ataúd del muerto. Ni siquiera perciben que a la esposa, hijas e hijo de Cuén los están llevando a un laberinto aún insondable de quebrantos colaterales, aparte de la pérdida principal que sufre la familia, no otros.

Con el regreso a clases, en la Torre de Rectoría fue retomada la estrategia de hacerles creer a los estudiantes que existe la intromisión del Gobierno de Rubén Rocha Moya para socavar la autonomía universitaria. Ni una palabra sobre los hechos de Huertos del Pedregal donde pudo haber sucedido el ataque que le quitó la vida a Cuén Ojeda, artífice del cacicazgo en la UAS desde 2005 a la fecha, al reunirse en dicho predio el ex Rector con “El Mayo”.

Que nadie hable del fondo de la crisis interna en la UAS, ni la radio institucional, ni las múltiples vocerías compradas con recursos públicos. Forzar el silencio hasta de aquellos que en el ejercicio de la libertad de expresión y derecho a la información intentan aproximarse a una realidad terrible que, entre más se oculta, mayor desdoro le significa a la Universidad. La historia dirá el resto; no existe mordaza tan enorme como para sostener silenciada la verdad.

Cuidado. La fiera embozada tras el azul y oro está herida y puede tomar la decisión de cobrar más víctimas.

Al límite de la perversidad,

Creen sus culpas son endosables,

Sin notar que la Universidad,

Los declara a ellos culpables.

Ayer el Gobernador Rubén Rocha Moya asistió al sexto y último informe del Presidente Andrés Manuel López Obrador y su post en X no deja lugar a dudas de la admiración y gratitud hacia el político tabasqueño que le permitió llegar, en la tercera vez que buscó el cargo, a la titularidad del Ejecutivo Estatal. “Quienes hemos caminado junto a usted, Presidente, reconocemos su humanismo y compromiso con México. Instauró en nuestro País una profunda transformación, despertó las conciencias de las y los mexicanos, hizo historia y con su legado se construye la mejor versión de nuestra Nación. Hoy, como siempre y para siempre, es un honor estar con Obrador”. A preparar ahora los andamios y arneses para que Sinaloa suba sin dificultades al segundo piso de la Cuarta Transformación.

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