Aprender a despensar

Rodolfo Díaz Fonseca
18 noviembre 2020

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El verbo despensar no se refiere a proveer o surtir la despensa. Se trata de un verbo muy raro que la propia Real Academia Española no reconoce en su diccionario, aunque entre 1726 y 1739 sí lo aceptó en su primer repertorio lexicográfico, conocido como Diccionario de autoridades: “Diccionario de la lengua castellana, en que se explica el verdadero sentido de las voces, su naturaleza y calidad, con las phrases o modos de hablar, los proverbios o refranes, y otras cosas convenientes al uso de la lengua”.

En el tomo tercero, publicado en 1732, puntualmente se dijo: “DESPENSAR. v. a. Arrepentirse de lo pensado. Es voz compuesta de la preposición Des, y del verbo Pensar. Latín. Cogitatum corrigere, oblivisci. HORTENS. Mar. f. 74. Menester es pensar alguna vez las cosas de manera, que no tengan necessidad de despensarse después”.

Por tanto, el verbo despensar significó arrepentirse de lo pensado porque se descubrió que algo estaba mal procesado y articulado, con el propósito de hacer las correcciones pertinentes.
Si, como dijimos, la RAE ya no admite actualmente el verbo despensar, sí acepta el verbo repensar con el significado de reflexionar. Entonces, por lo menos, quedamos obligados a nunca dispensar espacios de reflexión.

Heidegger señaló que, en agosto de 1951, impartió una conferencia titulada “Edificar, habitar, pensar”, en la ciudad alemana de Darmstadt. Al término, un orador le refutó que no había resuelto las cuestiones esenciales, sino más bien “despensado”, pero en el sentido de disuelto en nada por medio del pensamiento.

El filósofo alemán añadió que Ortega y Gasset intervino con una salida ingeniosa, y sobre todo caballeresca, pues cogió un micrófono y dijo al público lo siguiente: "El buen Dios necesita de los "despensadores" para que los demás animales no se duerman".

¿Aprendo a despensar?