Andrés Hugo Chávez Obrador
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Martín Moreno
@_martinmoreno
SinEmbargo.MX
“O tú estás con la Revolución o tú estás contra la Revolución. O tú estás con Chávez o tú estás contra Chávez. Aquí no hay términos medios”: Hugo Chávez, Presidente de Venezuela. 2008.
“No hay para dónde hacerse. O se está por la transformación o se está en contra de la transformación del país… Que cada quién se ubique en el lugar que le corresponde. No es tiempo de simulaciones: o somos conservadores o somos liberales. No hay medias tintas”: Andrés Manuel López Obrador, Presidente de México. 2020.
“Yo no me pertenezco. Yo le pertenezco al pueblo de Venezuela. Mi vida es de ustedes”: Chávez.
“Yo ya no me pertenezco. Yo soy de ustedes. Soy del pueblo de México”: AMLO.
“Amor con amor se paga. Yo estoy consciente del amor con que ustedes me bañan a diario, en todas partes. Yo me siento bañado de amor”: Chávez.
“Decirles que amor con amor se paga. Que así como me quieren ustedes a mí, les quiero yo a ustedes”: AMLO.
Como Chávez, López Obrador odia a sus rivales políticos.
Como Chávez, López Obrador odia a los empresarios libres.
Como Chávez, López Obrador odia y ataca a la prensa que lo critica.
Como Chávez, López Obrador odia la prosperidad privada y celebra la pobreza generalizada.
Como Chávez, López Obrador odia y descalifica a la democracia que no le favorece.
Para el dictador venezolano, fallecido en 2013, no había doblez: o conmigo o contra mí. Los críticos, la oposición, los rivales políticos, la prensa libre, no tienen cabida en las dictaduras: al paredón, a la cárcel, al destierro. Ese es el signo distintivo de los dictadores: aniquilar a cualquier corriente política, ideológica, de pensamiento o de acción que no rinda pleitesía al líder iluminado y ose contradecirlo. Sí, como Pol-Pot en Camboya durante los setentas. Como Fidel Castro en más de 50 años. Como Chávez durante 14 años.
Ya vemos cómo están hoy Venezuela -de la mano de Nicolás Maduro, la extensión político-ideológica de Chávez- y Cuba: empobrecidos, saqueados, arruinados, sin democracia.
Y para allá quiere llevar López Obrador a México: hacia una dictadura populista de un solo líder, partido y pensamiento. Aquello de “o somos liberales o somos conservadores” tan solo es una treta canalla para dividir, aún más, al país, con fines electorales. Discurso puro y duro. Ricos vs pobres. En el fondo, la intención de AMLO es imponer la dictadura política. Tal cual. Si piensas como yo, eres bienvenido. Si no piensas como yo, entonces eres traidor.
¿Quieren pruebas?
Va una historia:
Cuando estaban a la vista las elecciones para Gobernador de Jalisco en julio de 2018, López Obrador, personalmente, invitó a Enrique Alfaro a ser el candidato de Morena. “No, gracias”, fue la respuesta de Alfaro, un político de arraigada trayectoria local: fue Diputado y Alcalde de Guadalajara. Como sabemos, fue electo Gobernador por Movimiento Ciudadano, derrotando al designado por AMLO, Carlos Lomelí.
Ese simple hecho: haber rechazado una candidatura de Morena, tener otro modelo político, pensar diferente, es el fondo del rencor de López y sus fanáticos en contra del Gobernador Alfaro. AMLO no tolera que le digan que no. Para el macuspano, darle una negativa o contradecirlo equivale a una traición. Es la intolerancia en grado esquizofrénico. A continuación, lo que AMLO piensa ahora de Enrique Alfaro:
“Alfaro es salinista. Es amigo de Carlos Salinas de Gortari. Me consta. Alfaro nos traicionó cuando yo lo invité a participar al movimiento, dijo que no le interesaba, que él no coincidía conmigo. Le entró a lo de los moches. Yo no tengo ninguna confianza en Enrique Alfaro. Ya basta de estos políticos corruptos…”.
Si Alfaro era salinista, ¿por qué AMLO le ofreció la candidatura de Morena en Jalisco?
Si Alfaro participó en los moches, ¿por qué AMLO lo invitó a su movimiento?
Si Alfaro era corrupto, ¿por qué AMLO lo quería dentro de su partido, como el mismo tabasqueño lo confiesa?
No, señores. El mismo López Obrador da la respuesta al odio que ha surgido contra Alfaro desde la 4T: el rechazo a la invitación de AMLO para ser candidato. “Dijo que no le interesaba, que no coincidía conmigo”, revela el Presidente. El pecado de Alfaro fue decirle que no a AMLO. Lo demás son rencores sembrados desde Palacio Nacional.
A partir de ahí se desencadenó la ola de violencia, rencores y odios contra el Gobernador jalisciense: desde infiltrarle anarquistas al servicio de Morena en las protestas por la muerte de Giovanni López -un acto de brutalidad policiaca sin duda y que debe castigarse hasta donde tope-, hasta ataques personales del Presidente a Alfaro y la ofensiva majadera de plumas y moneros al servicio de López Obrador.
Si a AMLO le dices que no, eres traidor corrupto.
Ese es el Presidente de México, un símil del venezolano Hugo Chávez.
O conmigo o contra mí, decía Chávez. Lo mismo dice AMLO.
El odio contra Enrique Krauze es elemental: exactamente hace 14 años, un mes antes de las elecciones presidenciales, el historiador e intelectual publicó una portada en Letras Libres en la cual retrataba a López Obrador como “El Mesías Tropical”. Fue algo que AMLO jamás le perdonó.
A partir de ahí, el odio de AMLO contra Krauze ha sido incesante.
Vaya paradoja: AMLO tacha de conservador a Krauze, mientras el Presidente se asume como liberal. En la realidad, es todo lo contrario: Krauze es conocido y reconocido por sus posturas política y económicamente liberales, mientras el Presidente de México se caracteriza por su profundo conservadurismo: economía de Estado, se opone al aborto, arremete contra el feminismo, arropa a las iglesias, etcétera.
“Lucas Krauze Alamán…”, rebautizó AMLO públicamente a Enrique Krauze -en alusión a quien fuera Ministro de Relaciones Exteriores de Antonio López de Santa Ana y Ministro con Guadalupe Victoria-, después de que el historiador alabara al Gobernador Alfaro que “como Mariano Otero enfrentó gallardamente el acoso injusto del Gobierno”. Esa postura enfureció al Presidente. La respuesta de Krauze fue tan mordaz como certera:
“Como historiador, me honra la comparación con Lucas Alamán. Pero como político, Alamán favoreció la concentración absoluta de poder en un líder iluminado, sin libertades y con un ejército potente. No soy yo, Presidente López Obrador, quien se parece al conservador Lucas Alamán”.
A Krauze solamente le faltó decir:
“El conservador eres tú, Andrés Manuel”.
De la dictadura perfecta priista, a la dictadura populista lopezobradorista.
Más allá de conservadores o liberales, el País está en grave riesgo. Allí están los resultados hasta ahora: economía destrozada, organismos autónomos fulminados, ataques a la prensa crítica, amenazas a los opositores, empresarios liquidados, Gobierno totalitario. Sí, como en Venezuela.
La intención abierta y clara del Presidente López, inseminada por sus ideólogos de cabecera: John Ackerman, Rafael Barajas alias El Fisgón, Epigmenio Ibarra, principalmente, e instrumentada por sus operadores políticos más radicales encabezados por Yeidckol Polevnsky, es manifiesta: llevar a México a una dictadura populista bajo el disfraz de la transformación que necesita el País y pertrechada en el sofisma de “primero los pobres”. (A mayor detalle, ver columna AMLO y la dictadura populista. Martín Moreno. SinEmbargo. 5/junio/2019).
Y esa dictadura populista a la que AMLO nos está llevando allí está nítida, abierta, feroz.
No la ve quien no la quiere ver.
Está en nosotros permitirla o frenarla.