AMLO-Zócalo: Antidemocracia, violencia, acarreados...
@_martinmoreno
SinEmbargo.MX
-
A diferencia de la marcha ciudadana del 26 de febrero, en la cual no se agredió a nadie, no hubo fuego ni se rompió un solo vidrio, el mitin oficialista convocado por AMLO y operado por Morena el sábado pasado en el Zócalo, bajo el pretexto de la “soberanía energética” (¿?), se convirtió en un carnaval de odios, violencia, antidemocracia, acarreados y agresiones de miles de fanáticos contra todo aquello que se erija como dique al régimen populista de López Obrador, azuzados -sin duda- por un Presidente cada vez más desquiciado y obsesionado con mantener el poder en 2024.
Sí, el mitin político convocado por AMLO sirvió para afianzar el talante violento, autoritario y antidemocrático de un Mandatario que por las buenas o por las malas manifiesta públicamente sus amenazas contra opositores, incluidos aquellos ciudadanos que no voten por Morena en la presidencial del 2024; fue escenario de quemas públicas contra quienes las hordas de fanáticos obradoristas consideran “enemigos del movimiento”, y ejemplo de las prácticas políticas más nocivas y anacrónicas: el acarreo en todo su esplendor, financiado con dinero público y con carácter de obligatorio para alimentar el desmedido ego del personaje que habita en un palacio.
¿Qué vimos el pasado sábado 18 de marzo en el Zócalo? Echemos un vistazo:
AMLO-ANTIDEMOCRACIA. Cuando López Obrador -envalentonado por el acarreo masivo y la fanaticada vociferante- amenazó a sus opositores con aquella frase de “hagan lo que hagan, no volverán al poder”, en realidad está ladrando en contra del voto libre y soberano que millones de mexicanos emitirán el 2 de junio de 2024 y adelantando un triunfo, sin importarle si ese voto ciudadano les favorece o no en las urnas. Pretenden ganar al costo que sea. Con sus palabras de fuego, AMLO atenta contra la esencia misma de la democracia: votar en libertad ciudadana para elegir a cualquier representante popular. Eliminar, rechazar o minimizar el voto ciudadano desde ahora, poniendo por encima un proyecto de país cada vez más cuestionado y sufrido por millones, convierte a López Obrador en enemigo automático de la democracia mexicana. Despreciar, desde ahora, el voto de castigo que millones seguramente emitirán contra el desastre de gobierno que son AMLO-Morena, equivale a decir: “Vamos por el fraude electoral”. Ni más ni menos.
QUEMAN A PIÑA. El dato duro e irrebatible es uno: desde Palacio Nacional se ha atacado, insultado e injuriado a la nueva Presidenta de la SCJN, Norma Piña. Consecuencia: las hordas fanatizadas de AMLO comenzaron, primero, a insultar de manera grotesca en la misma puerta de la Corte a la Ministra Piña, para luego, el sábado pasado, quemar su efigie con fuego verdadero y odio verdadero. No nos equivoquemos con el mensaje obradorista: a sangre y fuego queremos ganar la Presidencia en 2024, esa es la orden que nos ha dado AMLO y así lo entendemos y ejecutamos. Violencia genera violencia. Y López Obrador, quien ha hecho del odio y del divisionismo sus dos principales plataformas de Gobierno rumbo a la próxima presidencial, azuza a sus mascotas y echa mano de la violencia misma para enviar el mensaje a partidos y ciudadanos que se atrevan a votar en contra de Morena en 2024: será por la buena o por la mala. Quemar la imagen de la Ministra Piña es el emblema violento de AMLO. Mantenerse en el poder a costa de sacrificar a la democracia mexicana es el objetivo de la 4T.
ACARREADOS. De poco le sirvió a AMLO y Morena el pago de transporte, lonches, dinero en efectivo, prebendas y hasta amenazas de dejar de darles pensiones, con tal de que fueran, como acarreados, al Zócalo a vitorear al Presidente y a insolarse, durante varias horas, bajo los ardientes rayos del sol, como se documentó y comprobó en varios espacios informativos no arrodillados con AMLO. Y decimos que de poco les sirvió porque, a la hora del discurso de López Obrador, el Zócalo no estaba lleno. Los acarreados desesperaron y comenzaron a marcharse. Había huecos visibles, empezando por esa división física de líderes de la 4T concentrados en la Zona VIP y bien resguardados tras cordones y personal de seguridad, en contraste con el resto de la fanaticada atiborrada, sedienta y hambrienta, en una postal repleta de clasisimo. Y la comparación es inevitable: mientras la marcha ciudadana del 26 de febrero pasado fue voluntaria, intensa pero no violenta en defensa de la democracia mexicana, y hasta limpia, el mitin político convocado por AMLO y operado por la 4T fue una manifestación abierta de acarreo, dejando al Zócalo hecho un muladar, antidemocrática, violenta e intolerante, siendo un reflejo fiel de lo que representa la actual administración: odio y violencia como métodos de gobierno.
Bajo aires dictatoriales, AMLO amenazó abiertamente en el Zócalo a la democracia mexicana, al advertir que pretenden ganar 2024 al precio que sea, sin importarles si el voto ciudadano les favorece o no en las urnas. Van por el fraude. Ese es el mensaje principal del sábado anterior.
Será una batalla del voto libre ciudadano contra una elección de Estado.
Régimen represor contra libertad ciudadana en las urnas.
Dictadura o democracia. Nada menos.