Amilanar al Gobernador, desquiciar a Sinaloa
¿Quiénes lo amenazan o quieren derrocarlo?

Alejandro Sicairos
13 noviembre 2024

A falta de investigaciones expeditas de parte de las fiscalías federal y estatal que determinen de dónde provienen las amenazas al Gobernador Rubén Rocha Moya, y las campañas en redes sociales que insisten en quitarle el cargo, el sentido común nota la intervención de intereses políticos quién sabe si confabuladas o desligadas las maniobras de delincuencia vertebrada y de corrupción organizada. En sentido opuesto a los reiterados respaldos que recibe de la Presidenta Claudia Sheinbaum y de la Cuarta Transformación, los grupos o personajes aferrados en deponer al Mandatario estatal convierten a éste en víctima y la sociedad sinaloense lo que hace es arropar a los que ve vulnerables.

Nunca antes un Gobernador y su familia habían sido blanco de ataques como los que se enderezan actualmente contra los Rocha Ruiz, mismos que no pueden adjudicársele a uno u otro de los segmentos confrontados en el Cártel de Sinaloa, aunque sí es posible otear la oficiosidad de facciones con fines electoreros, o de sujetos que son vinculados a carpetas de investigación y procesos judiciales por el uso indebido de recursos públicos que configuran posibles delitos de cohecho, peculado y fraude.

Las mafias del narcotráfico habían mantenido intacto el código que separa a la estirpe de aquellos que en lo particular se dedican al negocio de las drogas o ejercen la función pública. Ni en los casos más sonados de guerras intercárteles o asuntos de narcopolítica en Sinaloa a los cachorros se les involucró, mucho menos se les tocó. Los gobernadores alejaban a los hijos de la esfera del poder público; los narcos hicieron válida durante décadas la cláusula de “a las familias no se les toca”.

Al menos las mujeres, niños y ancianos quedaron al margen de las guerras entre cárteles del trasiego de estupefacientes. Esa estipulación de honor la hicieron valer tanto Ismael Zambada García como Joaquín Guzmán Loera, y en el caso de “El Mayo” la refrendó en la carta que publicó el 10 de agosto de 2024, dos semanas después de ser entregado a la justicia de Estados Unidos de manera forzada, en la cual hace el “llamado al pueblo de Sinaloa a tener moderación y mantener la paz en nuestro estado. Nada se puede solucionar con la violencia. Hemos recorrido ese camino antes y todos pierden”.

Zambada y Guzmán evitaron con asombrosa prudencia que el ataque a políticos de alto nivel les llenara sus territorios y guaridas de fuerzas élite de la Secretaría de la Defensa Nacional y Marina Armada . Nunca apuntaron tan alto y en los casos de desavenencias o rupturas de acuerdos acudían a la interlocución de los jefes de la Policía, llámese Judicial, Ministerial o Municipal, pues para eso los tenían incrustados en el Gobierno. Para ambos y sus organizaciones del narco era vital la estabilidad política, económica y social donde también tenían intereses.

Ahora sucede algo distinto y extraño. Las amenazas a Rocha Moya han activado las alertas en el Gabinete de Seguridad Nacional, las labores de inteligencia Militar y las pesquisas de la Fiscalía General para ubicar la procedencia y verdadera autoría tales tácticas, en el entendido de que si el narcotráfico escala al ataque a un Gobernador o miembros de su familia subirá también el nivel de la respuesta del régimen denominado Cuarta Transformación e inclusive la colaboración internacional a la que obligaría la emergencia de sofocar brotes terroristas.

Importa puntualizar que hasta la fecha ninguna autoridad ni prueba alguna han soportado la procedencia de volantes, mantas, mensajes en plataformas digitales y acomedidos “expertos” en el tema de delincuencia organizada, que amenazan a Rocha Moya y llevan casi dos meses anunciando que renunciará al cargo de titular del Poder Ejecutivo Estatal. En lo superficial de la especulación está la dimensión de la catástrofe política y social que desean le ocurra a Sinaloa y el tamaño de los intereses que asedian.

De nuevo, a raíz de que fue cancelada la Expo Feria Ganadera 2024 en Culiacán y el correspondiente Palenque, que iniciarían mañana para concluir el 1 de diciembre, y el incidente de balas disparadas contra el área de taquilla de la sede del evento, es dispersado el rumor ajustado a la conjetura de que una vez que le entregue el viernes al Congreso su tercer informe de labores, Rocha Moya renunciará al cargo que obtuvo en la elección de 2021 por decisión de más de 600 mil ciudadanos.

Y lo dicho: de tanto que sus adversarios intentan tumbarlo, en la opinión pública empieza a manifestarse el sentimiento de solidaridad que siempre le prodiga a quien ve en peligro. Rocha ha aglutinado en torno suyo a sectores empresariales, líderes de opinión, partidos y la base social de Morena que pronto se dejarán ver, quizá en cuanto le rinda cuentas al Congreso e inicie la segunda mitad del sexenio.

Como que ya se les volvió obsesión,

Lo de sacar del Palacio a Rocha,

Que la gente indaga la intención,

Y quién detrás de ésta se atocha.

Después de la iniciativa para llevar turistas a Altata con las condiciones de seguridad supervisada por la fuerza pública federal y estatal, las instituciones y activistas que promueven la reactivación de la economía sinaloense como camino corto hacia la paz, emprenden ahora la jornada de acciones en apoyo a meseros y músicos de Culiacán, que igual enfrentan adversidades derivadas de la violencia que los inmoviliza con fuertes repercusiones en el sustento de las familias. Buena idea frente a la cual están el chef Miguel Taniyama y alumnos de la Facultad de Gastronomía de la Universidad Autónoma de Sinaloa, que también podría aplicarse a Mazatlán para que los culichis podamos ir y regresar seguros a la tierra donde hasta los más pobres nos sentimos millonarios.

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