Almas encendidas
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rfonseca@noroeste.com
@rodolfodiazf
Lo importante no es vivir, sino vivir con sentido. Lo esencial es amar con un alma ardiente y totalmente encendida, sin temor al qué dirán y sin hacer caso de mediocres comentarios.
Abundan los críticos y opinólogos que tratan de restar valor o descalificar las acciones de los demás, pero son incapaces de construir algo sólido en sus vidas. Lógico, si solamente se la pasan observando y juzgando a los demás no van a tener tiempo para poner en orden su vida.
Theodore Roosevelt señaló que no son los críticos las personas más importantes, sino las que luchan denodadamente y se comprometen hasta las últimas consecuencias. Tal vez puedan fallar y no alcanzar el éxito esperado, pero lo harán intentando aportar siempre su mayor esfuerzo, sin claudicar ni gemir destrozados y desesperados:
"No es el crítico el que cuenta; no el hombre que señala al fuerte que tropieza, o comenta donde el que hizo, pudo haberlo hecho mejor. El crédito pertenece al hombre que está realmente en la arena, cuya cara se mancha de polvo, sudor y sangre; que lucha valientemente; que se equivoca, que falla una y otra vez, porque no hay esfuerzo sin error y defecto; pero que de igual forma se esfuerza por hacer; que conoce el gran entusiasmo y las grandes devociones; que se entrega a sí mismo en una causa justa; quien en lo mejor conocerá al final el triunfo de los altos logros, y quien a lo peor, si falla, por lo menos fallará atreviéndose, para que su lugar nunca sea con esas almas frías y tímidas que nunca conocieron ni victoria ni derrota”.
¿Conservo mi alma encendida? ¿Me entrego sin reservas aún cuando no alcance mi objetivo? ¿Me convierto en juez y crítico de la vida de los demás?