Alguien debió advertir al alcalde...
Nadie podrá negar el amplio conocimiento que el munícipe con licencia de Culiacán, Jesús Estrada Ferreiro tiene de las leyes y el derecho. Es a juicio de este columnista uno de los abogados sinaloenses con mayores tablas en el ejercicio de su profesión. Conoce la ley, las instancias jurisdiccionales y sus procedimientos. De eso no hay duda.
La política como ejercicio tiene fundamento en el derecho, pero va más allá de la disciplina que estudia las leyes. La política, es una compleja actividad social que requiere un entendimiento amplio de reglas escritas y tácitas, de valores formales y sobreentendidos que a dicho de los precientíficos es un arte, para comprenderla y ejercerla.
Los errores del Alcalde hoy en el banquillo de los acusados, no parten de mis apreciaciones jurídicas. Él y sus abogados conocen mejor que nadie la estrategia de acumulación de amparos, litigios y procedimientos que están en el orden de lo legal.
Aquí escribo de los errores en la ruta -si es que alguna vez la hubo- en la atropellada toma de decisiones que lo llevó al punto crisis en el que está metido y difícilmente saldrá. Estrada Ferreiro fue el único arquitecto de su destino político, sin duda, alguien le debió advertir al Alcalde lo siguiente.
Maquiavelo pedía a los príncipes: “conoce tus debilidades”. Nadie debe conocer mejor al político que él mismo, hablarse al espejo sin mentiras para entender las debilidades que le son propias, explorar en sus errores, carencias y miserias. Tener buen juicio de las capacidades propias siempre ayudará en momentos de crisis. Creer que las virtudes no se manchan con los defectos, es un “craso error” que ha costado la caída de hombres verdaderamente poderosos.
Sun Tzu, el estratega filosofo decía: “elige tus batallas”. En el ejercicio del poder es común tener discrepancias, diferencias y rencores con grupos y sujetos que representan intereses diversos, enemigos de siempre, aliados temporales, amigos que se vuelven enemigos. La primera enseñanza para el político es a elegir escrupulosamente las batallas, incluso aquellas que, aun ganando tendrán un costo presente o futuro. Por ningún motivo se puede ganar una guerra teniendo múltiples frentes abiertos.
Azorín daba un gran valor a esta frase: “respeta a tus aliados”. Honra las alianzas cumpliendo tu palabra, en política es muy fácil generar compromisos y muy difícil sostenerlos sobre todo cuando los intereses cambian en el camino. El respeto a los acuerdos y la capacidad de cumplimiento es una condición obligada para evitar crisis y conflictos.
Alejandro Magno creía que la rendición se pacta antes de la derrota, no después. En este sentido se debe tener claridad en el curso del conflicto, saber sin autoengaños qué posiciones se tienen frente al enemigo. Para esto se deben tener puentes de comunicación indestructibles. Puesto que, si decides pelear sin tregua hasta sus últimas consecuencias, la guerra de conquista terminará en exterminio.
Por último, debemos recordar lo que el conquistador Gengis Kan creía: “el súbdito que más te elogia, es el primero que traicionará cuando la dificultad toca la puerta”. Para Dante la historia del mundo tiene escritas muchas planas de aduladores en las buenas y traidores en las malas, por eso coloca en el peor lugar de los infiernos a todos aquellos que te motivaron a la guerra y son los primeros en retractarse, poniendo al servicio del enemigo todos los secretos en afán de salvarse o mantener sus pequeños espacios de poder. Nada cuesta en vísperas de sentencia, retractarse de un desplegado de apoyo para dejarte solo. Luego le seguimos...