Ahogar las penas u otra masculinidad

Salvador Guerrero Chiprés
17 noviembre 2022

Los mandatos de género existen también para los varones: aprendemos a ser fuertes, no hablar de nuestras emociones y que las penas se curan en la cantina. En realidad, lo único que se ahoga con esas prácticas es nuestra salud mental.

Este 15 de noviembre se conmemoró el Día Nacional contra el Uso Nocivo del Alcohol y el 19 es el Día Internacional del Hombre, fechas que combinadas nos sirven para reflexionar sobre el costo de las conductas normalizadas para el “sexo fuerte”.

La teoría sobre masculinidad dice que los hombres se hacen a partir del escrutinio de otros, y es entre pares, amigos, espacios laborales o deporte donde se va regulando el éxito o no de esa masculinidad. A los varones se les educa entonces en cierta idea de no tener fallas ni emocional ni físicamente.

Esto provoca una baja capacidad para reconocer el registro de afectación emocional o física, con la consecuente, por ejemplo, llegada tardía a la atención médica o psicológica.

De las atenciones por salud mental brindadas a todo el País este año desde la Línea de Seguridad o Chat de Confianza, 55 5533 5533, del Consejo Ciudadano de la CdMx, solo 28 por ciento han sido para hombres y 72 por ciento para mujeres.

Para ellos es más difícil admitir afectaciones o más probable el ocultamiento de padecimientos con alcohol, drogas o conductas agresivas. Sufrir por la salud mental no es de hombres; la depresión es un signo de debilidad. Sin embargo, la realidad es otra.

Las cifras del Inegi indican que el 59 por ciento de quienes presentan depresión son mujeres, el resto hombres. Pero la tasa de suicidios es de 10.4 por cada 100 mil hombres y de 2.2 por cada 100 mil mujeres.

El varón deprimido suele tener un comportamiento diferente al de las mujeres, mientras ellas son más abiertas y exteriorizan sus sentimientos y estados de ánimo, ellos tienden a reprimirlos, generando frustración, ansiedad y tristeza.

El modelo de masculinidad puede ser la razón de una menor disposición de ellos a pedir ayuda y recurrir al uso de sustancias como una forma de adormecer el dolor. “El alcohol es la anestesia gracias a la cual aguantamos la operación de vivir”, decía el dramaturgo irlandés Bernard Shaw.

Promover modelos masculinos positivos y centrarse en la salud y el bienestar social, emocional, físico y espiritual de los hombres es una tarea que requiere la deconstrucción de esos mandatos de género, porque las penas no se ahogan en alcohol.