¿Adiós a espías del gobierno en Sinaloa? Pero falta acabar con los demás fisgones
Debemos darle la importancia que tiene el anuncio que realizó ayer el Secretario de Gobierno, Enrique Inzunza Cázarez, en el sentido de que se acabó la intrusión perversa a cargo de la Dirección de Gobierno que durante décadas se dedicó a espiar con fines de intimidación o sometimiento de políticos, empresarios, activistas, servidores públicos y periodistas. Y creerle, en tanto llegan más evidencias de que dicha práctica fue eliminada.
Es una decisión que, aunque llega tarde, contiene cierta puntualidad estratégica por el ideario de la llamada Cuarta Transformación en lo concerniente al respeto de las garantías constitucionales. Fue un tema que planteó el Gobernador Rubén Rocha Moya durante la campaña y una vez que resultó electo, y que resuelve el problema solo en la trayectoria que tiene desde las instituciones públicas estatales hacia particulares y factores de influencia, aunque no es el Poder Ejecutivo el único que tiene redes y sistemas de fisgoneo.
Por ello se requerirá mayor energía de parte de Rubén Rocha y de Inzunza Cázarez para cerrarles las demás vías al espionaje una vez que se clausura el horrendo método gubernamental de paralizar a los disidentes con información sobre ellos obtenida ilegalmente. Es obvio que existen otros frentes clandestinos de indagación en la vida particular, inclusive espiando a gobiernos, empresarios, periodistas, líderes ciudadanos y todo lo que se pueda. Ése es el paso que enseguida se tendrá que dar.
Al presidir la conferencia semanera, Inzunza Cázarez expuso lo que considera el inicio de “una nueva agenda en materia de derechos humanos, y parte fundamental de esta idea fue desaparecer las funciones que anteriormente desempeñaba la Dirección de Gobierno, como era espiar o hurgar en la vida privada de diversos actores políticos y líderes de opinión”. “No se espiará, no se vulnerará el derecho a la vida privada de ninguna persona, de periodistas, de políticos, de activistas sociales, de nadie”, remarcó.
Se oye bien, pero muchísimos años de utilizar esta filosa arma para arredrar a las voces críticas dirigidas contra el Mandatario en turno no dan para entregar la confianza plena. De igual manera que el espionaje tendió mantos de intriga y penumbra que encubrieron tantas corrupciones, crímenes políticos y perturbaciones demenciales de funcionarios, en la misma proporción debe ser la prudente espera a que lleguen los hechos en respaldo de la palabra del Gobernador. Lo huraño nos viene precisamente de que la medida contra los espías es trascendente y por lo tanto ha de blindarse con otras acciones de revalidación.
A casi mes y medio de que Rubén Rocha Moya ganó la elección de Gobernador, planteamos en este mismo espacio el 19 de julio de 2021 que en el Gobierno de Sinaloa no tenía ninguna razón de persistir el espionaje que realizó la policía política contra quienes considera sus adversarios o los que cree que manejan información sensible. Expusimos que la mirada dantesca sobre la vida privada y por encima de las garantías individuales, denigra más al que la realiza que a quien es objeto del fisgoneo.
En esa ocasión recordamos que al inicio de la administración que encabezó Quirino Ordaz Coppel éste recibió un consejo de Joel Hernández Niño, el ex Director de Gobierno en el sexenio de Jesús Aguilar Padilla, advirtiéndole que el “seguimiento de la información”, como se le llamaba al espionaje, era innecesario en los tiempos modernos debido al fortalecimiento de los derechos humanos y que la información transita rápido por el dinamismo de las redes sociales.
El espionaje se había convertido en una forma de violencia política azuzada y solapada desde el gobierno. Excepto el quinquenio gobernado por Ordaz Coppel, donde existen pocas evidencias de dicha práctica, en la época anterior se recurrió hasta la ignominia a métodos rudimentarios como las escuchas, fotografías, micrófonos sembrados en los escritorios, la infiltración de equipos de trabajo o intervención de la radiocomunicación policiaca.
Actualmente la era digital nos coloca a cada uno el micrófono y la cámara en la vida íntima y trasmitimos más información de la que en un momento dado obtuvo el Gobierno con sus aparatos de vigilancia de lo privado. En este absurdo del autoespionaje, por gusto propio decimos dónde estamos, quién nos acompaña, cuál es el estado de ánimo, qué consumimos, quiénes integran nuestras familias y abrimos por completo la ubicación y la agenda rutinaria.
Pero ahora, al transformarse la entrometida Dirección de Gobierno en la conciliadora Dirección de Gobernabilidad Democrática, se le dice adiós a la policía política y, porque esas tareas “ya no se llevan a cabo”, fueron dados de baja 44 trabajadores de confianza antes asignados a ellas. Y aunque se vea muy ojona para ser paloma, sí podríamos celebrar la decisión, con la debida prudencia, en el nombre de los derechos humanos.
Si ya van contra esas cosas,
Les haríamos un homenaje,
Por controlar a las esposas,
Que son expertas en espionaje.
Con mucha trayectoria en dependencias públicas y poco aporte o esfuerzo cívico en favor de la transparencia en Sinaloa, ayer fue electo José Luis Moreno López para presidir la Comisión Estatal de Acceso a la Información Pública como fruto de un voto unánime que en lugar de procurar que la CEAIP se mantuviera en la vertiente de consolidación en que iba, prefirió atender la necesidad de sofocar fuegos de conflictos internos. El órgano garante se encaminaba a convertirse en la montaña de legalidad atravesada a los promotores de la opacidad, pero sorpresivamente arrojó un presidente que lo único que merece es el beneficio de la duda.