ADAPTACIÓN CARDÍACA AL EJERCICIO
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Amigo lector de Noroeste, se ha dado cuenta lo importante que es mantener la salud, que debemos cuidarnos, hacer caso a los que saben de cuidados en la salud, recordemos que las excusas están en el humano todos los días, el organismo puede aguantar, pero como dice el refrán: “Tanto va el cántaro al agua hasta que se rompe”, y esto puede pasar con nuestros órganos si no tenemos cuidado en las acciones que sometemos a nuestro cuerpo.
En la actualidad hacemos más caso a los bombardeos de la tecnología que a los que investigan los posibles peligros que puede llevar una exageración o falta de actividad física, o en el caso de epidemias o pandemias, que afectan la humanidad, existen individuos que afirman “que son inventos”, pero esto lo aceptan hasta que se ven infectados o alguno cercano a ellos se enferman, por lo tanto, desde esta columna le invitamos a cuidarse.
SÓLO HAGA CASO, CUÍDESE, NO SEA QUE USTED LLEVE LA MUERTE A SU CASA.
Cuando el ser vivo realiza actividad física, el corazón debe ser suficiente para no alterar la fisiología funcional, en caso contrario, éste debe sufrir cambios en su fisiología funcional, para ser suficiente en la nueva necesidad y así no sufrir cambios patológicos. Por ejemplo: cuando hay acondicionamiento aeróbico, la frecuencia cardíaca de reposo disminuye de 10 a 15 latidos por minuto en el sujeto entrenado sano.
Cuando éste realiza un ejercicio submáximo, hay disminución de la frecuencia cardíaca, no así cuando llega al ejercicio máximo, ya que la frecuencia cardíaca no sufre cambios a pesar de que esté bajo entrenamiento físico intenso. La relación volumen/latido se incrementa aproximadamente hasta un 40 a 50% de consumo máximo de oxígeno.
Después de este punto, dicha relación no se incrementa a pesar de mayor intensidad de trabajo. En este punto el corazón empieza a echar mano de otra reserva, que es la frecuencia cardíaca. Sin embargo, después de un acondicionamiento aeróbico intenso sostenido, hay un incremento significativo en el volumen/latido en reposo durante el ejercicio submáximo y durante el ejercicio máximo.
La presión arterial sistólica se incrementa en forma lineal como lo hace la intensidad del ejercicio y la diastólica baja en forma moderada o se mantiene sin cambio.
En cuanto al flujo sanguíneo en reposo, sólo 15 al 20% del flujo sanguíneo llega al músculo periférico efector, durante el ejercicio cambia esta relación y puede llegar hasta un 85% a los músculos activos.
El flujo coronario se mantiene siempre fijo en una relación de 4 a 5% del gasto cardíaco; sin embargo, el gasto cardíaco durante el ejercicio máximo puede llevarse de tres a cinco veces por arriba del valor en reposo, también existirá un incremento similar del flujo coronario.
Bien, luego entonces será usted quien tome la decisión, si permanece sedentario (sentado), o a partir de ya, iniciar a realizar actividad física, ya que el único beneficiado, será usted mismo.
Nuevamente le invitamos a QUEDARSE EN CASA, REALICE TODAS LAS MEDIDAS PREVENTIVAS, pero haga actividad física y si va a trabajar hágalo cuidando siempre su salud.