Acusaciones a destiempo y nuevas formas de control blando en la UAS
Hubo un momento en que Morena, como partido en el poder, tuvo en sus manos evidencias para vincular a proceso a más de un funcionario de primer nivel de la UAS, por malversación de recursos federales. No actuaron, y en vez de eso, prefirieron utilizar la impunidad como moneda de cambio durante las pasadas elecciones para la Gubernatura de Sinaloa, en las que Rubén Rocha se montó en la estructura del Partido Sinaloense para obtener el triunfo.
Hoy ya es demasiado tarde. Las acusaciones que hace el Gobernador sobre corrupción y violación a la autonomía llegan a destiempo. Morena y Rocha le dieron oportunidad al PAS de blanquear sus cuentas al interior de la Casa Rosalina. En lo adelante será más difícil comprobar cualquier anormalidad. Las autoridades universitarias serán muy cuidadosas. Manejarán las finanzas con extrema cautela, tanto así que sea imposible encontrar alguna irregularidad en la siguiente auditoría.
No quieren correr ningún tipo de riesgo. Y por lo mismo han llegado al extremo de blindarse ante posibles intentos de espionaje. Esta semana se filtró que la universidad contrató, por 50 millones de pesos, a la empresa especializada en ciberseguridad, Totalsec, con la intención de proteger, identificar y bloquear amenazas a los datos confidenciales que maneja la UAS.
Y mientras eso sucede, es necesario entender que los mecanismos de control partidistas al interior de la Universidad ya no son los mismos. De entrada, porque el PAS ya puede prescindir de los recursos financieros que anteriormente se obtenían de la institución educativa, y que fueron esenciales durante su etapa de formación y crecimiento. Ahora el Partido Sinaloense tiene la ventaja del financiamiento que le otorga cada año el Instituto Electoral del Estado de Sinaloa, un presupuesto que para 2022 asciende ya a 16 millones de pesos.
Sería ingenuo pensar que ese monto resulta suficiente para un partido con tremendas ambiciones políticas y que además se caracteriza por un constante despliegue territorial y trabajo comunitario. Una de las vías por las que se pudieran estar captando recursos es por medio de triangulaciones monetarias facilitada por proveedores de la Universidad, sin embargo, eso es una mera conjetura, y no hay evidencia material al respecto.
Por lo pronto, el principal activo del PAS son sus militantes, que en su mayoría son trabajadores de la UAS. El asunto es que la libre militancia es parte integral de nuestros derechos políticos, por lo cual no hay obstáculo para que los universitarios se afilien al partido que más le convenga. En este punto, es fundamental comprender que la coacción hacia el personal de la Universidad ya no es como antes, cuando a la fuerza se recogían credenciales del INE para abultar el padrón.
Hoy el PAS ejerce en la UAS un tipo de poder blando. Con los años han formado un ejército de profesores, administrativos, vigilantes e intendentes que por su propia voluntad le manifiestan lealtad al partido. La política de no rechazados, el incremento de la oferta de posgrados y la apertura de nuevas preparatorias han ocasionado el aumento de la matrícula de estudiantes, lo cual se traduce en una mayor capacidad para repartir horas de trabajo en las diferentes escuelas.
Con el control de la Universidad, el PAS se ha convertido en una máquina eficiente de colocación y ascenso laboral. Nadie se quiere quedar fuera. Los universitarios han sido testigos de cómo, con cada avance político y con cada aumento en el presupuesto, se abren nuevos espacios y oportunidades de crecimiento profesional para todos los involucrados. Si eres recién egresado te incorporan como maestro; si ya eres maestro, te basifican, te aumentan las horas frente a grupo, te dan una coordinación o te hacen Director; a los investigadores de tiempo completo les asignan clases en posgrado y les facilitan fondos y publicaciones; mientras que a los jubilados los recontratan, o les permiten ingresar a sus hijos en el programa de Doctores Jóvenes.
El poder blando es un concepto utilizado en las ciencias sociales para describir la capacidad de un actor político para incidir en la conducta e intereses de otros, valiéndose de medios culturales e ideológicos, en vez del uso de la fuerza o la coerción. Así en la UAS, lo que se aprecia ahora es un eficaz adoctrinamiento que se lleva a cabo mediante dos vías.
La primera vía de adoctrinamiento es una escuela de cuadros que ofrece el Partido Sinaloense, que más que capacitar, tiene la función de politizar a los trabajadores de la Universidad y de esa forma aglutinarlos en torno a la defensa de intereses comunes. La segunda vía proviene de un aparato de comunicación en el que el principal objetivo es exaltar el trabajo que realiza la UAS, para que su función social sirva de escudo ante cualquier intento de tocar los intereses del grupo.
El resultado es un modelo de trabajador robotizado, desposeído de su capacidad para discernir con claridad, un ente sumiso y predispuesto a defender la desviación de la autonomía universitaria cuando sus mandos así se lo indiquen.
Más interesante aún es la forma en la que al interior de la Universidad se percibe a la figura de Héctor Melesio Cuén Ojeda. Pues contrario a esa imagen de tirano que muchas veces se dibuja en los medios, Cuén es para los pasistas un auténtico líder moral, un personaje muy querido, carismático y cercano, al que las masas siguen por convicción. Cada año los graduados lo invitan como padrino de generación; y en sus cumpleaños recibe en su casa largas caravanas de admiradores que lo felicitan.
No hay en Sinaloa otro político que por sí mismo despierte tanta simpatía entre sus seguidores, como lo hace Cuén. Ya solo por eso se posiciona, por el momento, como el aspirante más fuerte al Senado. La dirigencia nacional de Morena lo reconoce, y quieren evitar competir contra él; prefieren abanderarlo, y eso a Rocha ya no le gustó. En todo caso el Gobernador tratará de hacer una alianza con el PAS, pero en la que él mismo aparezca como el orquestador de la mancuerna, y por eso ocurre todo este golpeteo contra la UAS, que solo tiene la intención de doblegar a Cuén para subordinarlo. El desenlace de esta novela dependerá de qué tanto se fortalezca Adán Augusto López, principal interlocutor de Cuén ante Andrés Manuel López Obrador.