Actividad física en los niños (2 de 3)
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Amigo lector de Noroeste, el poder moverse en el ser vivo, es señal de vida, este movimiento debe ser acorde a la situación de cada ente en el reino animal, en el caso del humano, esto no cambia.
Cuando el humano nace ya trae su propio movimiento y éste se da acorde a las “necesidades” de ese hombre o mujer “recién nacido”. Por ejemplo, si tiene hambre va a llorar, si tiene alguna molestia se mueve y llora, esto hace que el sistema músculo-esquelético se vaya desarrollando.
En las diferentes etapas de desarrollo y crecimiento deben suceder algunos acontecimientos para su crecimiento en estatura como son los cuadros febriles y el dormir, también el niño necesita el vivir de forma lúdica, que tenga movimiento de sus partes, pies, manos, sostén de la cabeza, fije la vista, que se ruede su cuerpo, esto hace que sus neuronas se empiecen a especializar en esos movimientos.
Conforme va creciendo debe arrastrarse (gatear), esto le dará el poder orientarse, dejarlo que él solo “resuelva” sus dificultades aunque llore, esto es bueno porque desarrollará sus pulmones “sólo que no hay que exagerar”, recordemos que el niño puede llegar al “chantaje” para conseguir lo que él quiere.
Cuando empiece a sostenerse en sus pies (pininos), déjelo que lo haga porque aquí iniciará a dar sus primeros pasos, “no le quite la intención”, recuerde que este personaje está en aprendizaje y si usted le ayuda “porque en la actualidad exageramos en los cuidados”, le estará quitando la búsqueda de su “independencia”.
Una vez que inicie a dar sus primeros pasos usted tiene que darse tiempo para quitarle los posibles peligros que le puedan lesionar (sillas, mesas, estufas, vidrios, cuchillos, etcétera), quitarlos del paso del iniciado en la bipedestación.
Conforme el niño va creciendo en años y talla, también va “sufriendo” de cambios. Ya desde 1923, el Dr. Müller consideraba que la actividad circulatoria y las presiones mecánicas ejercidas por las masas musculares sobre los huesos largos estimulaban las funciones osteogénicas y determinaban una osificación más precoz de los cartílagos de conjunción.
La actividad física conducía, pues, a frenar el crecimiento en el niño. Por ejemplo, en estos años se llevó a cabo un estudio en gimnastas (recordemos que esta disciplina inicia a muy temprana edad), junto con el Dr. Christian Mandel, donde ambos investigadores concluyeron que en estos deportistas, su estatura y su talla final, era menor a la esperada genéticamente en función de la estatura de sus padres.
Recuerden padres de familia, la actividad física en sus hijos debe ser lúdica.
(Continuará)