Abrirse al mundo
""
rfonseca@noroeste.com
rodifo54@hotmail.com
Los problemas y dificultades son parte inherente de la vida. Desde que nacemos, enfrentamos un mundo que nos da nalgadas para que podamos abrirnos a la nueva realidad, eliminar el restante líquido amniótico o cualquier obstrucción de las vías respiratorias.
El ser humano no se basta a sí mismo, necesita abrirse al mundo, trabar contacto con los demás, establecer relaciones sanas y fecundas que le permitan realizarse de mejor manera. Sin embargo, no siempre estas relaciones son las ideales; existen contactos interesados y superficiales que no solamente no nutren, sino que dificultan la propia realización porque son excluyentes y egoístas.
De estas nefastas relaciones se lamentó el Papa Francisco en el número 12 de su nueva Encíclica, Fratelli tutti: “Abrirse al mundo” es una expresión que hoy ha sido cooptada por la economía y las finanzas. Se refiere exclusivamente a la apertura a los intereses extranjeros o a la libertad de los poderes económicos para invertir sin trabas ni complicaciones en todos los países. Los conflictos locales y el desinterés por el bien común son instrumentalizados por la economía global para imponer un modelo cultural único. Esta cultura unifica al mundo, pero divide a las personas y a las naciones, porque “la sociedad cada vez más globalizada nos hace más cercanos, pero no más hermanos”.
Agregó: “Estamos más solos que nunca en este mundo masificado que hace prevalecer los intereses individuales y debilita la dimensión comunitaria de la existencia. Hay más bien mercados, donde las personas cumplen roles de consumidores o de espectadores. El avance de este globalismo favorece normalmente la identidad de los más fuertes que se protegen a sí mismos, pero procura licuar las identidades de las regiones más débiles y pobres, haciéndolas más vulnerables y dependientes”.
¿Promuevo una auténtica apertura al mundo?