A Rocha Moya le urge un buen Fiscal. Elegir al mejor, sin ser cuota ni cuate

Alejandro Sicairos
02 noviembre 2021

Una vez instalado Rubén Rocha Moya en el gobierno, y sus colaboradores del círculo rojo también en posesión de las secretarías, la atención se enfocará en el procedimiento para decidir a la mujer o al hombre que será Fiscal General del Estado para los próximos siete años, si es que no le cortan las alas antes. Con 22 aspirantes, unos con méritos probados y otros apostándole al cuatismo como cualidad, se activaron a partir de ayer los filtros y también cobraron vida las conjeturas de las cartas marcadas.

A pesar de que la forma cuide la limpieza de la postulación, el fondo debe contener la astucia de limpiar la manera en que Juan José Ríos Estavillo fue removido de la Fiscalía. Al tratarse de la institución del Ministerio Público, que presenta cargos contra presuntos infractores de la ley, debe estar exenta de que le finquen la irresponsabilidad del tráfico de influencias porque tal hipótesis haría merma en la de por sí menoscabada autonomía.

Hasta ayer se sostenía la confianza en que la nueva Fiscal sea la ex juez Sara Bruna Quiñónez Estrada, conocida y apreciada socialmente por la firmeza con la cual se le atravesó a los acuerdos e investigaciones a modo que la Fiscalía presidida por Ríos Estavillo armó para abrirles vericuetos de impunidad a funcionarios del gobierno de Mario López Valdez acusados de corrupción. Además, el gobierno de Rocha Moya ha alentado la posibilidad de que quede una mujer al frente de la FGE.

Pero en caso de que la decisión tomada en el tercer piso de Palacio de Gobierno, y legitimada en el Congreso del Estado por la mayoría de las bancadas del Movimiento Regeneración Nacional y Partido Sinaloense, decida prescindir de la idoneidad de Sara Bruna, la segunda carta del rochismo parece ser Dámaso Castro Saavedra por la confianza que el nuevo gobierno depositó en él al designarlo Vicefiscal General de Sinaloa para que se quedara a cargo de la dependencia después de la “renuncia” de Ríos Estavillo.

Hay otros que le hacen la lucha apostándole al viejo modo donde el Gobernador en turno decidía en medio del mismo montaje de pasarelas de perfiles que sólo servían para legitimar a quien de antemano era el elegido. Uno de ellos, sirva como ejemplo, es Josué Javier Ontiveros García que entró en franca campaña para obtener el cargo y el mismo día que se registró tuvo un encuentro con Eneida Rocha Ruiz, virtual presidenta del Sistema Estatal para el Desarrollo Integral de la Familia, según lo difundido en redes sociales.

En la autopromoción que tiene el propósito de que el Consejo Estatal de Seguridad Pública lo meta a la quinteta que se le hará llegar a Rocha Moya, para que éste designe la terna que enviará al Congreso del Estado, también se reunió con los diputados federales Yadira Marcos, Olegaria Carrazco, Merary Villegas, Jesús Fernando García, Casimiro Zamora y Ana Ayala, y realizó visitas a áreas vinculadas al funcionamiento de la Fiscalía, así como con abogados de Navolato.

Esta vez la designación del Fiscal ha motivado una interesante participación y ocasionado que cada pretenso haga activismo político a su favor. Otro caso es el de Francisco López Sánchez que finca la posibilidad de ocupar el cargo en la trayectoria de 20 años preparándose para ello. Tiene el apoyo de personas con capacidades diferentes e indígenas, segmentos poblacionales a los que considera mayormente violentados en sus garantías constitucionales.

También tiene favorito el grupo político que volvió a empoderarse en el norte de Sinaloa con Gerardo Vargas Landeros como Alcalde de Ahome, y Mario López Valdez que retornó a los reflectores de la política al muestrearse durante el evento de toma de posesión de Rubén Rocha. Su candidato a encabezar la FGE es José Luis Polo Palafox, presidente de la Federación de Abogados de Sinaloa y ex asesor de Malova. Diez años después vuelve a concursar por el cargo que no obtuvo en el proceso 2011.

Muchos de los participantes en realidad no van por la titularidad de la FGE, que es el premio mayor. Por autoevaluación, malicia o porque conocen las cláusulas no escritas del juego, aspiran a ser parte del aparato ministerial que incluye la Policía Investigadora, las unidades especiales, Vicefiscalías regionales y áreas de gran peso como Anticorrupción, Antisecuestros, Derechos Humanos, Atención a Delitos Electorales o Servicios Periciales. Sólo acuden al pase de lista previo a la reestructuración general de la Fiscalía.

Por eso la cardinalidad del tiempo nuevo. Ahora el CESP, luego el Gobernador y finalmente el Congreso, los tres escalones del mecanismo de selección, deben aportar la firmeza requerida para darle a Sinaloa un Fiscal que tenga la preparación, voluntad y respaldo gubernamental y social que necesitará en la complicada tarea del abatimiento de la impunidad como condición forzosa para restablecer la seguridad pública. Impensable pues que en la presente coyuntura política prevalezca el cuotismo o cuatismo tratándose de la función pública cuyo desempeño es para los sinaloenses de vida o muerte. Así, literalmente.

Uno ya hasta piensa mal,

Al ver a tanto voluntario,

Que pelea por ser Fiscal,

¿O pelean por el salario?

Ay Catrina de mal agüero,

avísale a Rocha Moya,

que se quite del arrancadero,

o la caballada lo arrolla.

Y tú, calaca de uñas largas,

debes fijarte muy bien,

que lucen Estrada y Vargas,

también “El Químico” y Cuén,

de Morena las botargas,

porque en el 27 ya se ven.

Qué pena, ¿verdad huesuda?,

que a la 4T en Sinaloa,

si a todos nos pide ayuda,

le quieran hundir la canoa,

por esa costumbre testaruda,

de querer imitar a la boa,

que en devorarlo todo no duda.

Lleva a esas ánimas en pena,

a que descansen en tu panteón,

porque al adelantar la sucesión,

le estropeen la vibra buena,

a la Cuarta Transformación.