A la crisis hídrica, ciencia no ocurrencia
La sequía en Sinaloa nos ocupa a todos
Cuando en los primeros días de mayo Sinaloa entraba a la etapa crítica de la sequía, la Secretaria de Bienestar y Desarrollo Sustentable del Gobierno del Estado, María Inés Pérez Corral, dijo en Noticiero Noroeste que las presas tienen agua que garantiza el consumo humano para los próximos cinco años, modificando hacia la despreocupación la burbuja de emergencia en que creíamos estar. Y con la acotación de que sí hay el elemento vital, pero está mal ubicado, regresamos rápido al escenario anterior, el de la congoja colectiva.
Para fortuna de todos , una semana después entró al quite el Foro Consultivo de Ciencia, Tecnología e Innovación del Estado de Sinaloa para instalar el Consejo Científico para el Abordaje de la Crisis Hídrica, la mejor respuesta que el Gobernador Rubén Rocha Moya puede ofrecernos a los sinaloenses, fundada en el conocimiento y la investigación, ya no en frases soltadas al ahí se va sin medir antes las consecuencias que detonan.
Se trata de los dos extremos en los que la generalidad debe elegir en cuál estar. Desestimar la dificultad que apenas asoma pensando que vendrán factores providenciales a ponernos a salvo, o bien movilizar la conciencia social y acción científica para restaurar los ecosistemas con muy alta probabilidad de que llueva de nuevo por medios naturales. Para decidir en qué posición atrincherarnos es necesario que haya otra sequía: aquella que seque la saliva de políticos y la abulia ciudadana, permitiendo que la inteligencia y sensatez germinen aún en lo árido del panorama.
Al Gobierno del Estado le corresponde operar las medidas paliativas, ser proveedor de recursos económicos y voluntades desde la función pública, y la labor esencial que le toca tiene que ver con la gran convocatoria a que las organizaciones expertas unifiquen experiencias y propuestas para atender la crisis hídrica, la actual y la que viene. No puede ni debe hacerlo solo, pero tampoco le corresponde obstaculizar la tarea de peritos y activistas que llevan años atendiendo el tema.
El estiaje ha sido un tema local desde hace décadas con la constante de que nadie, ni gobierno y sociedad, adoptamos acciones de futuro para anticipar los daños que hoy presenta y que con el tiempo resultarán mayormente desastrosos. La verdad es que al restringir el agua a la agricultura e industria, y garantizar sólo el suministro a la población, alcanzaría de aquí a que en julio o agosto inicie la temporada de lluvias, aunque se trata de un período fortuito de corto alcance.
El déficit de agua en las presas con afectación a mantos freáticos significa la cuenta regresiva para activarnos todos en prever las soluciones que eviten desastres a cuya devastación inminente no podremos sobrevivir. Las primeras sacrificadas son ahora las actividades económicas y en caso de que continúen las circunstancias adversas de hoy el círculo de damnificados se extenderá al resto, pagándole indistintamente a la naturaleza por las negligencias cometidas durante siglos.
Lo que estamos viviendo son mensajes claros de obligada comprensión colectiva. Los tandeos de agua potable que inician en Guasave, la distribución con pipas del líquido a hogares de 128 comunidades, los 30 incendios forestales de los que hasta ayer continuaban dos activos, los cortes en el suministro de electricidad y las ventas de pánico de hatos ganaderos, muestran apenas los primeros visos de una perspectiva mucho más triste de lo que es ahora.
Por éstas y muchas razones las estrategias para la incipiente emergencia por sequía tendrán que implementarse en todos los frentes sociales, prescindiendo de percepciones que desde el escritorio podrían parecer benignas y en cambio con enfoque científico y la visión de activistas es posible estructurar realidades probadas y medidas que impliquen a investigadores desde la academia, a habitantes desde el hogar, a organismos no gubernamentales desde su visión insubordinada, a sectores productivos desde su circunstancia de primeros afectados, y al Gobierno desde su apego a lo que determinen todos estos.
Bienvenida la oportuna iniciativa de Carlos Karam Quiñones, Director de la Coordinación General para el Fomento a la Investigación Científica e Innovación del Estado de Sinaloa, al aglutinar al panel de expertos a especialistas y representantes de sectores como Gerardo López Cervantes, Xicoténcatl Vega Picos, Cristóbal Chaidez Quiroz, Luis Alberto Bojórquez, Reynol Díaz Coutiño, Ernesto Sifuentes Ibarra, Agustín Breña Naranjo, Guadalupe Llanes Ocaña, Cruz Elisa Torrecillas Núñez, César Domingo Íñiguez Sepúlveda, Alejandro Gastélum Bon Bustamante, Guillermo Gastélum Bon Bustamante y Sergio Antonio Álvarez Torres, entre otros.
Lo que sigue es ampliar la convocatoria a organismos cívicos como Conselva, Costas y Comunidades; Son Playas; Bosques a Salvo; Parques Alegres; Sociedad Botánica y Zoológica de Sinaloa; Sociedad Jardín Botánico de Los Mochis; Guardianas y Guardianes del Territorio; Vigilantes Comunitarios; Monitoras Comunitarias Las Charas de Barras de Piaxtla; Tribu Verde y Restauración y Conservación Ambiental que desarrollan sin apoyo gubernamental una intensa labor de campo que les permite conocer los problemas in situ.
Hasta que se nos acabó el agua,
En los hogares y en la labranza,
Percibimos esa sed de venganza,
Que el malherido hábitat fragua.
Hace cinco años la periodista Raquel Zapien Osuna fundó de la nada y sin fines de lucro la organización Son Playas para crear conciencia del deterioro de los recursos naturales que conjuntan sol, arena y mar, sobreexplotados por la industria del turismo y abandonados a su suerte en la depredación humana. Actualmente, la institución es referente nacional, es un oasis para el planeta, como lo demuestra la Expo Ambiental realizada el sábado en el Parque Central de Mazatlán. Felicidades a ella y a Leda Garrido.
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