Fuego contra fuego: Gobierno u Oposición
Fuego contra fuego (título original: Heat) es un thriller policial estadounidense de 1995, dirigido por Michael Mann. La trama sigue a Neil McCauley, un ladrón profesional interpretado por Robert De Niro, y a Vincent Hanna, un teniente de la policía de Los Ángeles interpretado por Al Pacino. McCauley es meticuloso en su trabajo, planificando robos complejos, mientras que Hanna es igualmente dedicado a su labor de capturar criminales. Ambos están obsesionados con su trabajo, llevando sus vidas personales al borde del colapso. La película se desarrolla alrededor de sus tácticas y estrategias, culminando en un enfrentamiento directo entre ambos.
Al igual que en el thriller, el complejo entramado político mexicano, las elecciones presidenciales son de alta intensidad entre fuerzas opuestas; no son un evento rutinario en el calendario democrático, sino un hito crucial que define el rumbo de la nación. Son el crisol donde se funden las esperanzas, ideales y perspectivas de millones de personas ciudadanas que anhelan un futuro con más prosperidad y justicia.
Sin embargo, la polarización afectiva se alza como un muro que obstruye la visión sobre la verdadera naturaleza de estas elecciones. Nos encontramos inmersos en un enfrentamiento donde el protagonismo lo tienen las personas, desviando la atención del verdadero trasfondo: la disputa entre proyectos de país.
Esta polarización extrema a menudo eclipsa el análisis objetivo de las propuestas y reduce la discusión a una confrontación entre seguidores y detractores de ciertos liderazgos, nublando así el panorama sobre los graves problemas que enfrenta la nación y los planes para solucionarlos.
El 2 de junio es inminente y hay una pregunta que ya resuena: ¿por quién voy a votar? Algunos ya han esbozado su decisión, mientras que otros se sumergen en la incertidumbre.
En este contexto, surgen dilemas palpables. Existe una parte del electorado indeciso que rechaza la continuidad de las políticas actuales, pero simultáneamente cuestiona las tácticas de la oposición en este polarizado panorama electoral.
Más allá de la decepción que podrían generar las y los actores políticos y su desenvolvimiento en la contienda, es importante comprender la dimensión histórica de este enfrentamiento entre los modelos de gobierno que propone cada persona candidata. Por ejemplo, uno de esos modelos plantea mantener los órganos contramayoritarios, preservando la división de poderes como eje articulador de la democracia liberal; otro se caracteriza por la concentración del poder político.
Ahora, surge la pregunta crucial: ¿cuál será el método para resolver este dilema? Algunos optarán por elegir la opción menos desfavorable desde una perspectiva pragmática. Otros considerarán desglosar los proyectos en aspectos y propuestas, construyendo una lista de afinidades y diferencias, para elegir basándose en la acumulación de elementos positivos. Asimismo, hay quienes se inclinarán por sus expectativas, basando su elección en el desempeño conocido de una candidatura y la potencial mejora que podría representar la otra.
Lamentablemente, en el panorama actual, la escasez de visiones democráticas por parte de las y los actores políticos, especialmente para las generaciones surgidas de la transición democrática, resulta desalentadora.
Si anulas tu voto anulas tu voz, le das más peso a las voces de quienes sí eligieron por alguna opción. Cumples con tu obligación de acudir a votar, pero tu voz no contribuye a la construcción de la decisión colectiva.
Desde mi óptica, este dilema debe ser abordado desde un contexto sistémico, orientado hacia el beneficio de las generaciones futuras. Es más probable que solo uno entre los modelos en pugna conserve el camino institucional y cultural para el surgimiento de defensores sólidos de la democracia, que sean capaces de ejercer el poder político acorde al canon democrático en un futuro más prometedor.
La clave, entonces, radica en trascender la insatisfacción con las opciones políticas actuales y considerar cuál es el modelo que mejor garantiza la continuidad y fortalecimiento de los valores democráticos a largo plazo. Solo así podremos construir un futuro más justo y equitativo para las generaciones más jóvenes y aquellas por venir.
Este texto aborda los resultados electorales, pero no se enfoca en quién gana o pierde, ya que esa determinación corresponde exclusivamente al conjunto de votantes el día de las elecciones. No voy a unirme a los adivinos que intentan prever el futuro a través de una bola de cristal. Aquí se describe el mecanismo de emisión de resultados. Se trata de responder la siguiente pregunta:
¿Cómo sabremos quién ganó las elecciones?
Existen cuatro herramientas para conocer los resultados electorales:
El método electoral mexicano parte de una premisa sencilla, pero muy importante: las y los ciudadanos, son quienes reciben, cuentan y registran los votos emitidos por sus vecinos. Esto significa que las elecciones se encuentran en manos de los ciudadanos, pues los votos se cuentan en primera -y en muchas ocasiones, en única instancia- en cada casilla. Al finalizar la recepción de la votación se procede a desarrollar el proceso de escrutinio y cómputo, mediante el cual se determinan el número de electores que votó, el número de votos emitidos en favor de cada partido o candidatura, el número de votos nulos, y la cantidad de boletas sobrantes. Al finalizar, con los datos se elabora un acta de escrutinio y cómputo por cada elección.
Es un mecanismo de información que provee resultados preliminares de carácter informativo. Opera mediante la captura, digitalización y publicación de los datos contenidos en las actas de escrutinio y cómputo. Es importante notar que tanto el INE como los Organismos Públicos Locales (OPL) están obligados a contar con el PREP.
Son ejercicios estadísticos de carácter informativo. Proporcionan tendencias de votación obtenida por cada contendiente así como la estimación de porcentaje de participación ciudadana. Las estimaciones son construidas a partir de una muestra aleatoria estratificada que proporciona rangos de votación por contendiente.
Consisten en el procedimiento de suma de las actas de escrutinio y cómputo de las casillas que integran un distrito y que es desarrollado por el Consejo Distrital correspondiente.
Mientras el PREP y los conteos rápidos son elementos informativos, puesto que no son resultados definitivos, el escrutinio y cómputo de casilla y los cómputos distritales son mecanismos de emisión de resultados formales y de efectos vinculantes. Por supuesto, ambos pueden ser impugnados ante las instancias jurisdiccionales.
Es importante considerar que estas elecciones son concurrentes, con una sola casilla para elecciones federales y locales. Esto puede provocar retrasos en la emisión de resultados, especialmente en el PREP y en algunas casillas dentro de la muestra de conteo rápido. Los cómputos distritales tienen un cronograma diferente y deben comenzar el miércoles siguiente a la elección.
Ninguna fuerza política debe declararse ganadora sin los datos oficiales y definitivos, especialmente en elecciones reñidas, por responsabilidad y respeto al electorado.
La cita llegó, hoy 2 de junio todos a votar. Para conocer los resultados electorales debes consultar solo fuentes oficiales; las redes sociales y la pagina del INE son la mejor manera de mantenerse informados.
-
Especialista en materia político-electoral, comunicación política e innovación
@RobertHeycherMx
Animal Político / @Pajaropolitico