Tiempos nuevos para la molienda

07 noviembre 2015

"Alfonso García González sueña, vive y se da a esta actividad desde que tiene memoria, que ahora tiene una historia diferente"

COSALÁ._ Es su vida la que ha estado ligada siempre a la molienda de caña. Alfonso García González sueña, vive y se da a esta actividad desde que tiene memoria.
Años, historias han pasado pero él sigue firme a esta tradición heredada por sus padres. La disfruta, la quiere. Es su sustento y además es un gusto que no puede explicar.
Es uno más de los habitantes de Cosalá que busca que las actividades primeras permanezcan, aún con la invasión de productos nuevos, de costumbres distintas.
Y es entonces cuando dice que las mujeres de hoy no son como las de antes, ni los tiempos, escenarios. Las nuevas generaciones han dado un vuelco.
Por eso, el producto que hace con la caña, el piloncillo, es comprado cada vez menos. Ahora sólo obedece a las épocas de Cuaresma y de Navidad y Año Nuevo.

Sabor a caña

Alfonso García González junto a un equipo de ocho personas, semanalmente en el patio de su hogar y bajo frondosos árboles frutales realizan más de mil piezas por jornada.
Sale a los pueblos aledaños a ofrecer el producto y se encuentra con que el consumo es cada vez menor.
"Este es un producto de temporada; de Semana Santa por la capitorada y de diciembre por los buñuelos, ahora últimamente para el dulce de ciruela y de mango, pero sucede que la gente no quiere trabajar en cosas laboriosas para comer", asegura.
"Las mujeres se han hecho muy flojas, muy pocas personas hacen dulce, se privan del gusto de hacer comida y compran las cosas ya hechas".
En 68 años de vida puede asegurarlo: los tiempos ya no son los de antes, la comida "chatarra" le ha ganado a lo tradicional.
"Los jóvenes no saben apreciar los productos buenos, prefieren los dañinos, no saben distinguir; van a la tienda y se van por lo barato, prefieren lo que hace daño".
Por lo pronto, él sigue aferrado a su tradición. No quiere que en algún momento se deje de consumir el piloncillo, un producto que le ha enseñado lo qué es vivir.

"Este es un producto de temporada; de Semana Santa por la capitorada y de diciembre por los buñuelos, ahora últimamente para el dulce de ciruela y de mango, pero sucede que la gente no quiere trabajar en cosas laboriosas para comer"
Alfonso García González
Comerciante