Los hilos del poder

06 noviembre 2015

"Los hilos del poder"

Cuauhtémoc Ramos Escobar

AIRADA PROTESTA
Aun con los desatinos cometidos en sus primeras acciones como Presidente Municipal de Mazatlán, a Jorge Abel López Sánchez le asiste el pleno derecho de designar a sus colaboradores y, si se equivoca, tendrá que asumir las consecuencias de manera personal.
Con base en lo anterior, no quiere decir que al paso del tiempo no pueda enmendar sus yerros, por ser, sobre todo, de su estricta responsabilidad.
En cuanto a los nombramientos de algunos de sus colaboradores donde la crítica se ha centrado, con mayor rudeza, antes de emitir juicios, no está por demás mantener una razonable espera para ver en el trayecto el comportamiento de los nuevos funcionarios.
Y no por el hecho de apreciaciones a priori se eleven las protestas en grado sumo. En cambio, habrán de verse primero los resultados y su desempeño, en el entendido de si son o no aptos para el puesto, se les retira, o se mantienen en el cargo conferido.
Como en todo cambio de gobierno los colaboradores y miembros de cada gabinete municipal, estatal o federal, son necesariamente sustituibles, a juicio personal de cada gobernante, porque de manera esencial a él le compete solamente designarlos.
De tal manera, que con cada jefe político a los cargos de Gobierno arriban los hombres de su entera confianza. Razonamiento que quizás parezca descabellado para algunos, pero sería impolítico no hacerlo de parte del nuevo Alcalde.
Con ellos, Jorge Abel López Sánchez conformó su equipo de trabajo y éstos son los que sustituyen materialmente a los integrantes de la anterior administración municipal y nada hay de extraño que así se den las cosas, como suceden actualmente en el Ayuntamiento de Mazatlán.
En caso contrario, sería ilógico que factores externos y ajenos a la decisión del Alcalde trataran de imponerle condiciones y determinaran con quienes deberá de gobernar, a satisfacción de intereses o por meras simpatías de algunos representantes de los sectores locales.
Sería peor de parte de ellos pretender un linchamiento anticipado, sin presentar casos concretos que avalen y sustenten su manifiesta inconformidad.
La negativa de aceptar a los nuevos colaboradores, tan sólo por meros prejuicios, sería tan subjetiva como irracional de la parte que actúa como impugnadora.
Sin embargo, la protesta airada del líder del sector empresarial mazatleco Eduardo Dávalos, en contra del recién designado director del Instituto de Cultura, José Luis Franco Rodríguez, como caso concreto, no parecen ser otra cosa que razones de filias.

JOSÉ LUIS FRANCO
Hay otros funcionarios recién nombrados que están bajo la observancia de la opinión pública, pero ninguno se ha visto tan severamente cuestionado como José Luis Franco, y es obvio, porque a quien sustituyó en el cargo llegó a ser considerado como un elemento inamovible.
La labor de Raúl Rico González en la dirección del Instituto de Cultura, es la más destacada hasta ahora y no son para menos los reconocimientos al talento con que impulsó las actividades a su cargo. Por eso su capacidad no se pone en duda.
Sin embargo, como ya lo dijimos, todo funcionario es sustituible como sucedió en su caso y quien lo determinó es el titular del nuevo Ayuntamiento, porque de acuerdo con el criterio del Alcalde, debe de haber un cambio en el desarrollo de la cultura durante su administración.
Y retomamos lo dicho con anterioridad, que todo cambio es saludable, siempre y cuando sea para mejorar las cosas.
Y aunque en este campo se antoja difícil no podríamos considerarlo como imposible para José Luis Franco Rodríguez, quien releva a Raúl Rico González, pues de lo contrario no habría aceptado el reto.
En su caso, Franco Rodríguez ha estado presente en el ámbito cultural porteño, de siempre, y por lo tanto no es un elemento improvisado que haya salido de la nada, para hacerse cargo y entrar de buenas a primeras en el desempeño de las artes.
Tampoco es justo que otros lo consideren como un advenedizo en el plano cultural, como a algunos les ha dado por catalogarlo, quizá porque no lo conocen.
Lo más exigible para Franco es que haga un buen Carnaval, la fiesta tradicional que para todo mazatleco es la prueba de fuego, y con razón, por ser el evento máximo que nos proyecta a nivel internacional.
A priori, el Carnaval será el espejo donde se proyecte la imagen del nuevo titular del Instituto de Cultura, y aunque el reto es muy grande para darle satisfacción al pueblo, siempre habrá cuestionamientos a su desempeño por quienes se opusieron a su ascenso.
Pero llegado el momento del reventón carnavalero, quizá pocos serán los que recuerden las desavenencias con el Alcalde por su designación, y le entren al bailongo con ganas de liberarse de las amargas discrepancias, que en su momento pretendieron cerrarle el paso y dejarlo inédito de las próximas fiestas del rey momo.
Lo más razonable es que todos se pongan de acuerdo y tanto el presidente de la Canaco como el Alcalde se den la mano, como muestra de mejor entendimiento, haciendo a un lado las desavenencias para que no surjan después los rencores que dejan menos beneficios.
Veredes pues… cosas veredes.