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"VÉRTIGO EN LINEA: '7:19. La hora del temblor'"

"El tercer largometraje de Jorge Michel Grau inicia con un plano secuencia de siete minutos de duración, en el que vemos llegar, muy temprano, a todos los burócratas de cierto edificio gubernamental, incluyendo a uno de los jefes, un tal Lic. Pellicer (Demian Bichir)."

 

7:19. La hora del temblor (México, 2016), se estrenó en la Ciudad de México en septiembre del año pasado, muy cerca de otro aniversario más del devastador temblor que ocurrió el 19 de septiembre de 1985 en el otrora DF. Para variar, esta meritoria cinta nacional no se ha estrenado en Culiacán, pero ya se encuentra disponible para su revisión en Netflix.

El tercer largometraje de Jorge Michel Grau (ópera prima gore Somos lo que hay/2010, segundo largometraje gringo Blue Sky/2015 no visto por mí) inicia con un plano secuencia de siete minutos de duración, en el que vemos llegar, muy temprano, a todos los burócratas de cierto edificio gubernamental, incluyendo a uno de los jefes, un tal Lic. Pellicer (Demián Bichir).

El día, por supuesto, es el 19 de septiembre de 1985, el lugar es la Ciudad de México y la hora en la que termina el mencionado plano secuencia son las 7:19 de la mañana. La cámara de Juan Pablo Ramírez Ibáñez, que se había estado moviendo todo el tiempo, se ha quedado fija en la pequeña televisión portátil del velador, Don Martín (Héctor Bonilla) y en la pantalla está una sonriente Lourdes Guerrero tratando de tranquilizar a sus compañeros y, de pasada, a todo el país: "Está temblando un poquitito...". En este momento, la pantalla se va a negros y, por supuesto, nosotros sabemos que no tembló "un poquitito".

Durante el resto del filme, a través de una pantalla que se va ensanchando lentamente -después del temblor, inicia en formato académico 4:3 hasta que termina en el widescreen del plano secuencia inicial- veremos a dos sobrevivientes entre los escombros -Pellicer y Don Martín- y escucharemos a otros más, que se encontraban en algún otro piso del enorme edificio derrumbado. La cámara de Ramírez Ibáñez no volverá a salir, encerrada con estos hombres que representan la pirámide social mexicana de antes y de ahora: el modesto trabajador a punto de jubilarse y el encumbrado burócrata corrupto.

Más allá del planteamiento argumental tan elemental, 7:19… se sostiene sobre todo por su puesta en imágenes -la ya mencionada cámara de Ramírez, la eficaz edición de Miguel Schverdfinger, el espléndido diseño de producción de Alejandro García- y por el impecable diseño sonoro de Christian Giraud, que logra convertir cada ruido -cada crujido, cada eco, cada grito, cada llanto, cada resuello- en el ominoso preámbulo de la muerte.

Comentarios: en el blog cinevertigo.blogspot.mx, en la cuenta de twitter @Diezmartinez y en el correo electrónico ernesto.diezmartinez@gmail.com

 

 

 

 

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