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"COLUMNA"

"El Fanático"

"Contrastes"

DATO DEL DÍA. La razón por la que muchos en España odian al Real Madrid no es precisamente por ser el equipo más dominante de la historia de su liga más importante, sino porque en la época de la dictadura de Francisco Franco ese equipo era el favorito de ese personaje y se presionaba de mala manera a todo jugador que deseaba tener en sus filas, y así pasaba al conjunto merengue, que fue símbolo del Franquismo y de toda su prepotencia.

BRILLO. Russell Westbrook, del Oklahoma City Thunder, sigue con su impresionante temporada y el miércoles volvió a sacudir los libros de récords de la NBA cuando anotó 38 puntos, recuperó 14 rebotes y repartió 12 asistencias ante los Knicks, con lo que llegó a 27 juegos de triple-doble dígito, la segunda mejor cifra de juegos con ese logro antes del corte del Juego de Estrellas, apenas uno menos de los que logró Oscar Robertson, quien tuvo 28 partidos con esa hazaña antes del citado corte en la temporada 1961-62.

Pero Westbrook sí ha superado a Robertson en el hecho de que de esos 27 encuentros con doble dígito en tres departamentos, nueve han sido de por lo menos 35 puntos, dejando atrás los seis de esa cifra en puntos que tuvo Robertson en la campaña 1961-62, de hecho en esta temporada James Harden, el motor de los Rockets, tiene seis duelos de triple-doble dígito con al menos 35 puntos, algo que también pone la temporada en curso entre una de las más impresionantes de toda la historia en marcas de anotaciones.

Y hablando de Harden, antier tuvo otra actuación memorable con 38 puntos, 12 rebotes y 12 asistencias, segunda vez que logra triple-doble dígito ante Miami en esta campaña, pues el pasado 17 de enero logró ante ese equipo 40 puntos, 12 rebotes y 10 asistencias, apenas segunda ocasión en 47 años que un mismo jugador logra dos partidos de triple-doble dígito ante un mismo equipo en una campaña; la ocasión anterior la logró Oscar Robertson ante los entonces Bullets de Baltimore (hoy Wizards de Washington) en el ciclo 1969-70.

OSCURIDAD. De pena ajena la reacción de Luis Enrique, técnico del Barcelona, ante un periodista catalán después de la derrota de su equipo por 4-0 ante el París Saint Germain (PSG) en el duelo de ida de los octavos de final de la Champions League; se entiende la frustración ante la inesperada y estrepitosa caída, pero no el tono grosero, autoritario, déspota con el que reclamó al periodista algunas preguntas en la llamada zona mixta.

Otra muestra de que hace rato la arrogancia y la mala educación es la tónica de muchos técnicos y jugadores del mundo del soccer, aunque igual pasa en todas las otras disciplinas deportivas profesionales, pues parece que la prensa debiera ser porrista y aplaudidora sin discusión siempre; pero se confunden, la prensa es crítica y no debe ser diferente, su trabajo es público y está sujeto a cuestionamientos, como toda actividad pública.

Ni el dinero que ganan, ni la fama de que gozan, ni sus logros, por asombrosos que sean, le dan a ningún atleta licencia para ser grosero con la prensa, menos ante preguntas obvias que nada tienen que molestarlos, pero la educación no viene pegada a un balón, hay que beberla desde la casa. Hasta el martes. Gracias.

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