"'Disculpen, los confundimos': sicarios a periodistas"
Amparo Rodríguez, John Holman y Ricardo López son periodistas de la cadena internacional de noticias Al Jazeera. Ellos llegaron a Sinaloa para documentar el trabajo de los jornaleros agrícolas y la violencia en Villa Juárez, Navolato. Pero ellos terminaron siendo las víctimas.
Su plan era encontrarse con un académico especializado en el tema agrícola, que los conectó con una empresa de ese ramo en Villa Juárez.
El encuentro se pactó a las 5:30 horas del miércoles a las afueras de un supermercado en ese poblado, pero la aplicación móvil Google Maps les dio una dirección diferente, por lo que llegaron a otra sucursal de ese supermercado en la cabecera municipal de Navolato.
En ese momento se comunicaron con el especialista y segundos más tarde una persona se bajó de una camioneta negra y se cubrió parte de la cara con su playera, se acercó a los periodistas y les apuntó con una pistola.
Después se bajaron dos personas más, que los enviaron a la parte trasera de la camioneta, les amarraron con cinta los brazos y les cubrieron las caras con sus playeras.
Las personas armadas les empezaron a cuestionar quiénes eran, qué hacían ahí, por qué llegaron a Navolato, quién los había mandado. La respuesta fue que eran periodistas foráneos. Pero no les creyeron.
Los tres periodistas fueron retenidos durante 45 minutos, mientras las personas armadas manejaban, hasta que pararon la camioneta y revisaron las maletas, en las que sólo había cámaras, micrófonos y equipo de iluminación. Entonces sí creyeron que eran periodistas.
También vieron que traían consigo un teléfono satelital, que los periodistas señalaron como medida de protección.
Después de una discusión entre las personas armadas, hablaron por celular y admitieron haberse equivocado.
Ellos, las personas armadas, entonces se disculparon, les dijeron que los habían confundido con personas afines a un grupo delictivo con el que tienen diferencias.
"Disculpen, los confundimos", dijeron en varias ocasiones las personas armadas.
El trato comenzó a cambiar con los periodistas, porque "el problema no era con ellos".
Después les dijeron que los liberarían y que les dejarían un celular para que se comunicaran con alguien que pudiera ayudarles. Pero no fue así.
Esa liberación tuvo dos intentos. En el primero las personas armadas iban a bajarlos en un acotamiento de una carretera de Navolato, pero una de las personas armadas vio que de frente se aproximaba una patrulla de la Policía Estatal, por lo que dieron marcha de nueva cuenta.
Los periodistas no podían ver dónde estaban, ni quién pasaba por un lado de la camioneta.
El segundo intento fue en una parcela a un kilómetro del poblado Villamoros, donde los dejaron sin el celular que les prometieron.
Los periodistas se quitaron las cintas y caminaron hacia la carretera, donde le pidieron ayuda a un hombre que viajaba en bicicleta. Él se paró, los escuchó, les dijo que siguieran el camino al poblado.
En un principio, cuando llegaron a Villamoros, los pobladores los llevaron con el comisario, que rechazó pedir ayuda o trasladarlos a Culiacán.
Ese rechazo lo escucharon mujeres y un médico del centro de salud de ese poblado, quien los refugió y les proporcionó un teléfono para que pudieran comunicarse a Washington D. C., donde está la sede principal en América de Al Jazeera.
La agencia solicitó auxilio a Presidencia, que envió a un grupo de militares asignados a Navolato para acompañarlos y trasladarlos a Culiacán, donde estaban instalados.
En el trayecto se emitió una alerta entre periodistas locales y nacionales, que al mismo tiempo cuestionaron la llegada de 900 elementos militares que un día antes se presentaron en Culiacán, con el argumento de que eran para reforzar la contención de violencia en el Estado.
Los periodistas fueron internados en el Ministerio Público, donde rindieron declaraciones por el despojo del vehículo y sus herramientas de trabajo.
Horas más tarde, la Policía Estatal encontró la camioneta en un predio cercano a la sindicatura de Costa Rica.
En la revisión de los peritos se encontró huellas que, de acuerdo con la Fiscalía General del Estado, deberán ser analizadas.
Dentro del vehículo se encontró la mayoría del equipo de trabajo, salvo los celulares, dinero en efectivo y tarjetas de crédito que traían consigo los periodistas.
SALEN DE SINALOA
Por protocolos de seguridad de la televisora, los periodistas salieron de Sinaloa después de haber concluido sus declaraciones en el Ministerio Público.