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"La Vida de Acuerdo a Mí"

"Y vivieron felices por siempre"

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    Puede que me equivoque, pero algo me dice que no hay nadie que haya visto “La Bella Durmiente” más veces que yo. Si mi memoria no me falla, tenía 2 años la primera vez que la observé embobada. Solía bailar alrededor de mi casa con una estatua de Cristo más grande que mi entonces diminuto cuerpo, y le cantaba “El Príncipe azul”, cuya letra presiento jamás olvidaré. Seguramente fue entonces cuando inició mi obsesión por los cuentos hadas, y posteriormente por las historias de amor.
     
    De niña quería ser una princesa. Soñaba con usar hermosos vestidos y pasar las tardes en el balcón de mi esplendoroso castillo; pero por encima de todo, imaginaba a mi príncipe azul. Él sería guapo, caballeroso, honesto, valiente, y claro, yo sería lo más importante para él.
     
    Jamás me planteé qué tipo de relación tendríamos, ni como nos conoceríamos, ni qué tipo de problemas enfrentaríamos y como encontraríamos soluciones a dichos problemas. En mis visiones no había que cuestionarse cómo nos íbamos a sostener económicamente, qué sacrificios haría el uno por el otro, cómo superaríamos cuestiones como los celos, la envidia, el rencor, el coraje y demás. Él sería un príncipe, y yo sería su princesa. El sería guapo y yo sería hermosa, tendríamos hijos perfectos y una casa bonita. Fin. Felices por siempre.
     
    Después llegó a nublar mi juicio un romance paranormal entre vampiros y humanos; no creo que sea necesario mencionar el nombre. Hasta la fecha, la canción de las películas me pone los pelos de punta, y es que jamás he experimentado el nivel de felicidad que me otorgó adentrarme a ese mundo de fantasía por primera vez. Yo estaba convencida de que el minuto en el que cumpliera los 17 años, si no es que antes, ya habría encontrado al amor de mi vida, y juntos viviríamos una historia que inspiraría a generaciones. Entonces cumplí 13, 14, luego 15, 16, los esperados 17, 18, 19. Y nada. ¿Dónde estaba el príncipe que todos aquellos libros, canciones y películas me habían prometido? No podían estar mintiendo.
     
    No voy a catalogarme como víctima, pero verdaderamente creo que las historias de amor nos han hecho daño. No es común que nos preguntemos qué rol han tenido dichos cuentos en nuestra vida; es posible que las veamos como mero entretenimiento, pero esto sería subestimar su poder e influencia.
     
    Esta idea puede argumentarse, pero considero que una de las razones por las que las relaciones modernas son tan difíciles es que  los humanos hemos sido expuestos a pésimos ejemplos.
     
    ¿Quién sabe de alguien que genuinamente se haya enamorado a primera vista, y que haya estado dispuesto a dar la vida por su amada/o, aún sin saber nada de la otra persona?, ¿Quién no ha detestado aunque sea por 5 minutos a aquel sin el que se supone no puedes vivir?
     
    Voy a sugerir que culpemos al romanticismo. El romanticismo nació como un movimiento artístico y cultural en Europa, alrededor de 1750. En muchos sentidos, cambió completamente todos los ideales de amor hasta entonces existentes. Tomó el concepto de matrimonio y lo llevó de ser una práctica conveniente a una unión eterna y pasional. En ese proceso entrelazó las ideas de matrimonio y sexo, volviendo así al sexo como la máxima expresión de amor. Tal vez sin pensarlo, propuso que el verdadero amor debe poner fin total a la soledad. La persona correcta debe entendernos completamente sin siquiera decir nada; debe poder intuirlo en su alma. El romanticismo declaró que debemos tomar nuestras decisiones basadas en sentimientos, no en consideraciones prácticas. Nos enseñó que nuestro amante debe ser también nuestro mejor amigo, alma gemela, compañero y guía espiritual. El romanticismo nos dijo que estamos destinados a conocer a una persona de extraordinaria belleza interior y exterior que se sentirá inmediatamente atraída a nosotros, para luego culminar en una existencia perfecta y fabulosa, por los siglos de los siglos, amén.
     
    La gran mayoría de las más famosas historias de amor solo nos muestras lo que pasó para que un hombre y una mujer entrelazaran sus vidas por el resto de la eternidad. Y la película termina el momento en el que lo hacen. Pero ni conocer a ese “alguien” es tan fácil como parece, ni conservar a esa persona en tu vida será como pensamos.
     
    Bajo los estándares de Hollywood y otros creadores de arte, nuestros romances son mediocres y poco satisfactorios. Tal vez se sientan mágicos por algunas semanas o meses, pero la monotonía de la vida diaria siempre saca la delantera.
     
    Creo que al final, hay muchos que como yo están enamorados de la idea del amor, con todo el idealismo y belleza que nos han enseñado que ésta conlleva.
     
    He arrastrado la idea de que mi vida  “verdaderamente empezará” una vez que haya encontrado el amor, ¿acaso he estado dormida todo este tiempo?, ¿qué pasa con todo lo que he aprendido, todo lo que he logrado, superado y visto?, ¿nada cuenta porque no he sostenido la mano de alguien mientras lo hacía?
     
    No pretendo decir que conozco el verdadero significado del amor; de hecho, si hay una persona que no sabe nada de nada respecto a ese tema, soy yo. Pero he vivido lo suficiente como para saber que tiene que ser mucho más complicado y crudo de lo que la ficción nos ha hecho creer.
     
    Me hubiera gustado que Aurora (protagonista de “La Bella Durmiente”) me enseñara no solo como amar al “príncipe azul”, sino como amarme a mí también. Hubiera sido útil si en su crecimiento me hubiera mostrado como cultivar la relación más importante de todas: la mía conmigo misma.
     
    Espero que todos y cada uno de ustedes pasen un excelente Día del Amor y la Amistad. A pesar del tono pesimista de esta columna, creo perdidamente en el amor romántico, pero aunque no lo hiciera, también creo en el chocolate, que es básicamente lo mismo.
     
    - Mazatleca nacida hace 19 años.
    - Estudiante de Periodismo en la Escuela Carlos Septién en la Ciudad de México.
    - Conductora de los programas de TV universitarios “Noti15” e “Informatién”.
    - Editora y reportera de programas de radio de la universidad.
     

    - Blog personal: “Life as told by me” en WordPress.

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