"Reingeniería nacional"

No fue la fuerte depreciación del peso de 2016, tampoco la inflación ni la restricción presupuestal del gobierno derivado de la baja en ingresos petroleros, pese a eso la economía nacional parecía firme.

Pero en 2017 la debilidad empezó a evidenciarse ante la postura de Donald Trump, el entrante Presidente de Estados Unidos, eso sí ha cimbrado a la economía nacional.

La permanente incertidumbre que emerge de las posibles o reales acciones del gobernante estadounidense está propiciando una crisis en el País, una crisis diferente, que abarca a la economía, la política, a la sociedad misma y prácticamente a todas las instituciones.

Ante el perfil agresivo de Trump, los titulares de las instituciones mexicanas se ven débiles, no atinan estrategia a seguir, y esa debilidad la están observando los inversionistas nacionales e internacionales, mismos que al planear sus acciones futuras empiezan a voltear a otros destinos.

El escenario se ve sombrío porque no se observan liderazgos en el País, grupos empresariales, académicos y políticos de todos partidos se ven disminuidos, discursos de corto alcance, parecieran temerosos, y algunos optan por acciones de fugas efecto, marchar, hacer mítines, poner la bandera en su perfil de redes sociales, nada trascendente.

Las ventas de las cadenas comerciales de nombre extranjero siguen con crecimiento en sus ventas, el nacionalismo dura pocos días y a veces pocas horas, el dilema es grande, las personas no podemos cambiar nuestros hábitos en poco tiempo, menos cuando esos hábitos nos dan sensación de bienestar.

Que si el Tratado de Libre Comercio se cancelará, que si se pondrá un impuesto a las remesas, que habrá deportación masiva, muchas palabras en discursos que causan confusión, pero pocas alternativas se escuchan para el País, pareciera que inevitablemente estaremos siempre ligados a Estados Unidos, y por ello, debemos someternos a sus decisiones temporales o permanentes.

El llamado “gasolinazo” se agota como causa, el desgaste parece inevitable, ¿Qué seguirá después?, cualquier otro tema es lo de menos, cada uno creerá que su postura es la correcta, ponerse de acuerdo no parece el plan de los mexicanos, estar divididos sí, eso parece que lo hacemos muy bien.

Y esa división social la mostramos al mundo, por eso vienen empresarios globales y hacen sus negocios ignorando cualquier ley, sabedores que siempre tendrán defensores y detractores que nunca se pondrán de acuerdo mientras él se enriquece explotando los recursos nacionales.

Está claro que no es Trump, él sólo ha puesto al descubierto algunas de las muchas debilidades nacionales, sobre todo las institucionales, si fuera guerra es muy probable que los nacionales se rendirían sin oponer resistencia, carecen del respaldo de la sociedad, por eso es mejor dar todo a cambio de lo que sea, se percibe que no hay posibilidad de gane, tampoco en las luchas internas.

El escenario de debilidad institucional no es nada nuevo en México, pero ahora está siendo más observado y puede causar mayores estragos, la desconfianza está en niveles elevadísimos y no parece que vaya a disminuir en los próximos meses, lo que pone al País en la peor de las condiciones, desconfianza en las instituciones en el exterior al mismo tiempo que en el interior.

Algunos dicen que falta gobierno, quizá sí, otros piensan que falta sociedad, es muy probable, pero todos están atónitos y expectantes, a ver qué pasa, siempre habrá un consuelo, un culpable, un enemigo, siempre otro.

Quizá llegó el momento de cambiar, de cambiar en serio el modelo de Nación, el modelo social, económico y político, la simulación ya no nos funciona, hacer que nada pasa y dejar pasar el tiempo sería la peor decisión, parece más propicio el escenario para hacer una reingeniería nacional, destruir todo lo que no nos funciona e iniciar a cimentar un nuevo País, suena difícil, y lo es, pero no hacerlo es seguir simulando que estamos bien, y sin duda no lo estamos.

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@jesus_homobono