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"¿EL PRINCIPIO DEL FIN DE LA UNIVERSIDAD PARTIDO?"

"OPINIÓN"

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    No debe llamar al regocijo la amenaza que acecha a la UAS. Los malos manejos administrativos podrían pegar a todos y lo preocupante es que la Universidad puede entrar en una espiral de mayor deterioro donde resulte peor el remedio que la enfermedad. 

    Los señalamientos de la SEP, la SHCP y la ASE están fundados para el 2015 y es previsible que la revisión de la cuenta de 2016 termine por empeorar las cosas. ¿Le gusta estimado lector que con el análisis de 2016 se dupliquen los más de mil 529 millones de pesos hoy en entredicho? ¿Qué se finquen sanciones administrativas y penales contra quienes tienen hoy responsabilidades institucionales? No sería difícil que eso ocurriera si se va a fondo y eso ha despertado el ánimo victorioso de muchos universitarios. Siempre se dijo que el cambio vendría si la federación se decidía a intervenir en la UAS. Hoy esa acción está en marcha.

    Sin embargo, la siguiente pregunta que asalta, es que fue lo que provocó que la federación hayan dejado de lado la indiferencia que habían tenido por más de una década para denunciar el desvío de recursos en la UAS. 

    Algún despistado podrá decir que todo se debe a los dientes que tiene ahora la reforma fiscal y donde nadie se le va. Quizá. Pero, también, puede ser que la decisión sea además política en perspectiva de 2018 que, como sabemos, tendremos en su verano elecciones federales y estatales.

    Las autoridades de la UAS vienen reconociendo desde hace décadas que el financiamiento público es insuficiente. Que la relación presupuesto alumno está por debajo de la media nacional incluso para cubrir el derecho sindical de la llamada “jubilación dinámica” y el Gobierno Federal a lo sumo ha tolerado la doble nómina. Se hace como que ve pero no actúa. Es, más, podríamos decir que lo ha estimulado por simple cálculo político. Cómo alguna vez me confió sotto voce el entonces líder del Congreso del Estado, Jesús Aguilar Padilla, que la UAS era un gigante dormido que ningún gobernante se atrevería a despertar so riesgo de inestabilidad social y era mejor llevar con ella la fiesta en santa paz.

    Quizá, los temores de Aguilar Padilla, tenían que ver con la capacidad de movilización de la casa rosalina y los problemas que podría ocasionar a un Gobierno, como había ocurrido en los años 70 y 80 del siglo pasado. Más, específicamente, en la lucha que sostuvo la UAS contra los gobiernos de Valdez Montoya y Toledo Corro, quien intentó fallidamente quitarle las preparatorias. 

    Pero, 35 años después, la situación ya no es la misma. La UAS no tiene el romanticismo y la militancia de aquellos años. La gran mayoría de profesores y estudiantes  ahora duermen el sueño de los justos y no se movilizan dentro, ni fuera de la institución. Hay temor e indiferencia. A lo sumo solo se le acarrea como grupo de presión y con propósitos filopartidistas. Que me parece es lo que veremos en las próximas semanas. 

    La decisión del Gobierno Federal de exhibir a las autoridades universitarias sinaloenses como poco escrupulosas en el manejo del dinero público era de esperarse ante los excesos. La UAS, de ser una Universidad plural, en poco más de una década se transformó en una Universidad partido. Y no es que a la federación le preocupe mucho que lo sea, cómo no se ha preocupado desde hace años, sino que su líder Héctor Melesio Cuén Ojeda y  su grupo político le ganó la confianza y se le olvidaron las debilidades estructurales de la institución rosalina y de ellos mismos. 

    Veamos, se ha lanzado a hacer alianzas contra el PRI, incluso estuvo a punto de obtener el triunfo en 2016 si hubiera cristalizado la coalición con el PAN. Luego se postuló para Gobernador por su partido y Movimiento Ciudadano para convertirse en segunda fuerza electoral con un 26 por ciento de la votación emitida; luego salió a declarar a la prensa que cogobernaría con Ordaz Coppel para finalmente, hace unos días, en un ambiente de violencia criminal afirmó que su partido y sus diputados: “no le daba tiempo al Gobernador porque de dárselo en tres meses el estado de-saparecía”. 

    Más, todavía, se sabe del cabildeo que Cuén Ojeda viene haciendo para ser candidato al Senado de la República y para ello necesita un partido nacional. No será el PRI y quizá tampoco el PAN, que en Sinaloa se encuentra en una crisis profunda y sino sucede algo extraordinario habrá de afectarle su desempeño en 2018, entonces por exclusión el líder del PAS busca una alianza con el partido Morena que va en ascenso por la figura de López Obrador.  

    Y eso, probablemente, fue la gota que derramó el vaso. La indiferencia burocrática quedó de lado. Reconocieron que estaban no frente a un aliado, sino a un adversario político. Había que minar sus fuerzas y estas se encuentran en la centenaria casa de estudios. 

    Una institución que no se precia de ser muy escrupulosa para manejar el dinero público. Basta volver la vista al derroche reciente de recursos que se hizo para que el hoy cuestionado Juan Eulogio Guerra Liera, se reeligiera con el aval de un Consejo Universitario sometido, al que solo le bastaba una orden del que manda para obtener una votación prácticamente unánime. 

    Quizá, con un poco de sonrojo, ante el control penoso buscaron la legitimidad mediante desplegados públicos de funcionarios, proveedores y hasta personalidades de la cultura nacional como el poeta Jaime Labastida Ochoa y el escritor Elmer Mendoza, quienes haciendo caso omiso del control encontraron virtudes que llevaban a conservar a Guerra Liera en el cargo por otros cuatro años. Ahora, con la información hecha pública y que pone en entredicho su desempeño seremos testigo de un silencio vergonzante. 

    Quiero pensar que para cuando salga a la luz este texto el Rector y su equipo de funcionarios, ya habrán fijado posición ante la opinión pública. Buscando justificar el desvío de recursos con aquello de la jubilación dinámica y el financiamiento por debajo de la media por alumno. Los logros obtenidos y  sobre todo llamaran a la unidad en torno a su Rector Guerra Liera. En defensa pues de la Universidad pública.  

    Quizá, incluso, veamos una convocatoria a marchas en las principales ciudades del estado. Pero, muchos académicos y estudiantes saben que tienen una Universidad partido que obliga a distinguir entre sus personeros y la Universidad. Que es necesario recuperar la institución para que cumpla sus funciones de ley en un ambiente de libertades. Así que como con Peña Nieto, las opiniones se dividirán. 

    Pero, eso, quizá no necesariamente solo está en la cabeza de los burócratas de la federación ajustar cuentas fiscales sino políticas con la Autónoma de Sinaloa, que bien puede ser el principio para desfondar al PAS chantajista. Ya se habla de sanciones y de que se realizará una investigación a fondo. Por lo pronto se hizo pública la información y con ello cambia el escenario.

    Y es ahí, donde se debe estar alerta, porque podrían pagar justos por pecadores.

    Al tiempo.

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