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"Editorial"

"Arranca la incertidumbre"

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19/01/2017

    Editorial

    Si hay algo claro en el inicio de la Presidencia Donald Trump, en Estados Unidos, es que nadie está seguro sobre lo que va a pasar..., ni siquiera él.
     
    Su antecesor, Barack Obama se atrevió a hacer un pronóstico, unas líneas apenas, aseguró que las delirantes propuestas de Trump terminarán en el momento en que comience a escuchar a sus asesores. En otras palabras: en el momento en que se enfrente a la realidad.
     
    Los analistas políticos se enfrentan a la prueba más dura en los últimos años, desde el momento en que lo calificaron como un chiste, el día que anunció sus aspiraciones de convertirse en precandidato republicano a la Presidencia, todos rieron por lo bajito, muchos no le dedicaron un segundo de su tiempo..., hasta que habló.
     
    Fue el 16 de junio de 2015, parece tan lejos y tan cerca al mismo tiempo, abrió la boca y escupió de manera terrible, y fue contra México, cuando estamos acostumbrados a que un Presidente de Estados Unidos apenas se ocupe de nosotros para enviarnos un abrazo, un saludo diplomático, una ayudadita disfrazada de deuda externa.
     
    Trump irrumpió con la fuerza devastadora que tienen los insultos en horario estelar y después de enlodar a México se fue contra el que se pusiera enfrente, se calzó los guantes y es hora que no se los quita, se burló de la cara de la única precandidata republicana, insultó a la periodista que moderaba uno de los debates en los que participó, llamó de todo a sus competidores y jamás se tomó un descanso ni rehuyó ningún combate.
     
    Y mientras el magnate presumía de musculoso, detrás de él iban cayendo sus contendientes, abrumados por las golpizas verbales de un campeón de la vulgaridad y los excesos.
     
    Hoy, después de destrozar una historia de democracia ampulosa, de rituales solemnes y riguroso cuidado de las formas, Trump jurará servir a su patria, enviará a Obama a una casa rentada y asumirá el poder en el país más poderoso del mundo.
     
    Se esperan más de 60 protestas durante el día que lo convertirá en Presidente, pero parece que no le importa, recorrerá la Avenida Pensilvania protegido por 13 mil soldados y descansará en la Casa Blanca, en la misma habitación donde alguna vez durmió Abraham Lincoln.
     
    Mientras los mexicanos tratamos de atisbar el futuro desde el otro lado de la frontera.

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